Carta.

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Querida Jude... 

Iniciaré esto de la peor manera, con una terrible noticia, no, aún no sé a qué saben las nubes, y probablemente te decepciones de mí, pero no como algodón de azúcar todos los días, como lo planeaste por años. De hecho, creo que lo odio.

Ahora una buena noticia, encontré un motivo para vivir: yo.

Sé que para ti debe sonar poco, pero créeme, algún día te darás cuenta de lo equivocada que estás, por qué en realidad valgo muchísimo, valgo todo y tanto. Tú también, pero eres muy muy ciega como para notarlo.

Quiero pedirte perdón, perdón por hacerte creer que eras débil, que no merecías las cosas buenas, perdón por anteponer la felicidad de otros sobre la tuya, por hacerte cargar el peso de culpas que no te correspondían.

No tienes idea de lo que me gustaría protegerte, pero hoy puedo decirte que no necesitas que nadie lo haga, tú puedes sola, porque eres (spoiler: viene la palabra que más odias) valiente, sí. Y fuerte, extremadamente fuerte.

Sin embargo, a pesar de ese hecho, es importante que sepas que, aunque si puedes sola, no lo estás, siempre existirá alguien dispuesto a escuchar, a ayudar y a ser compañía.

Es válido sentirse vulnerable, cansado, sentir que ya no puedes...

Pedir ayuda es otra de las maneras en las que la valentía se hace presente.
Pedir ayuda es otro acto de coraje y de amor propio.

Eres buena ignorando las cosas, intenta iniciar mejor por ignorar los pensamientos intrusivos, esos que te hacen creer que no estás lo suficientemente mal como para pedir o recibir ayuda. No hay problema pequeño y está bien, no estar bien.

No tengas miedo de tu silencio ni de la soledad, ellos no son tus enemigos, yo lo descubrí enfrentándolos y me di cuenta de que cuando llegas a ellos, no están solos. Allí estaba esperándote alguien muy importante: yo misma, para tomarme de la mano y enseñarme que no es tan oscuro como parece.

Allí en el silencio no hubo a nadie a quien escuchar, a nadie excepto a mí, y aprendí muchas cosas, también entendí muchas otras, entendí que había dado mi amor a muchas personas que jamás se lo merecieron, pero nunca se lo di a una persona que en específico lo merecía más que cualquiera.

Tranquila, si lo hice, esa noche cuando la tuve frente a mí le dije dos palabras que debí decirle hace mucho... "Te quiero" y el reflejo en el espejo me sonrió.

¿De verdad en toda mi vida jamás me había tomado un segundo para hacerlo? En ese momento me reí, "Te quiero" me repetí y mi corazón se hinchó cuando me di cuenta de que las palabras no estaban vacías, de verdad lo hacía. No dure ni un segundo en romperme a llorar, "está bien, me repetí internamente, llora todo lo que necesites" y así lo hice.

Y después de desahogarme, entre todo mi llanto, sonreí nuevamente, y allí estaba yo, siendo una contrariedad: riendo y llorando. Un desastre en todo su esplendor, yo no era el arcoíris después de la tormenta, yo era la tormenta y eso me encanta.

No puedo hacer nada por mi pasado, pero me hice un pacto por el futuro: no volveré a abandonarme nunca.

Por cierto, ¿Recuerdas esa sensación cálida que se siente en el pecho cuando estás con tus personas favoritas? Pues un día me di cuenta, de que la estaba sintiendo, ¿Y sabes que fue lo más bonito? Que no había nadie, así que si, yo soy la causante de mi propia plenitud, yo y nadie más que yo.

Por si te lo preguntas, no, mis demonios no se han ido del todo, mis inseguridades no he logrado desaparecerlas por completo, los fantasmas de mis miedos a veces salen a la luz, pero he aprendido a convivir con ellos, porque entendí que incluso todo eso negativo sigue siendo parte de mí. E ignorándolos a ellos es otra manera de ignorarme a mí.

Esta vez cada que uno sale a flote no me cierro, no pretendo que no existen, no intento callarlos, les doy voz para poder escucharlos y trabajarlos.

No me volví mejor, de hecho, sigo siendo un desastre monumental, un caos, pero, no podría estar más feliz por eso.

Ah, una última cosa, ¿Recuerdas esa increíble escuela de arte en la que siempre soñaste que te aceptarán, pero jamás te hiciste ilusiones porque sabías que era imposible? Pues después de que mi historia se diera a conocer recibí muchas becas y ofertas para terminar mis estudios con ellos y sí, entre esas ofertas estaba la de esa escuela, ¿Estás lista para el paro cardiaco que posiblemente te provocaré? No acepte ninguna, quizás no tenía las técnicas correctas, quizás mis pinturas estaban lejos de convertirse en una obra de arte, posiblemente perdí una oportunidad única en la vida, pero, seguí el consejo de un amigo.

"No necesitas que nadie te enseñe lo que es el arte; el arte es pasión y eso nace por dentro".

Pero, tranquila, todo está saliendo bien. Estoy convirtiéndome en una artista autodidacta. Y en realidad no es menos respetable. Y si algo sale mal, no tengo miedo, aprendí que nunca es tarde para empezar de cero.

Esta es mi despedida, lo siento por no saber qué más decir, sigo siendo terrible con las palabras, esto en específico creo que no cambiará.

Hoy te suelto, eres libre para ir a descubrir lo que existe al final del arcoíris.

Para: La niña de los mil miedos.
De: La mujer que está aprendiendo a superarlos.

Con amor, Judith Bennett.

***
Esto no es un epílogo.

Perfecto Caos ✔ (Amores Caóticos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora