Perfecto Caos ✔ (Amores Caóticos #1)

Capítulo treinta y siete

37 │El inicio del fin.

♪ This could be the end of eveything,  so why don't we go somewhere only we know ♪
(Esto podría ser el final de todo, entonces, ¿Por que no vamos a algún lugar que solo nosotros conozcamos?- Somewhere only we know?. Keane.

En cuanto amaneció había regresado a mi departamento. Quería darle a Mason y Monet privacidad, llevaban literalmente años sin saber uno del otro, necesitaban mucho tiempo a solas.

Para la tranquilidad de todos, la existencia de Monet sigue siendo algo privado.

Me preocupaba que ayer, alguien hubiese reconocido a Paxton en el aeropuerto, no habíamos sido lo suficientemente discretos, pero hasta el momento no habíamos tenido problemas.

Isaac y su mensaje se habían encargado de joder mi ánimo, Vanesa no me había respondido más, así que estaba sola.

El día estaba especialmente frío, así que tomé una manta y me envolví en ella mientras veía televisión. Ese era mi plan.

Isaac no había mandado otro mensaje, y no me importaría si lo llega a hacer, hoy simplemente no me interesa verlo.

He decidido volverme una misma con mi tristeza o con mi sofá, lo que pase primero. Y creí que lo lograría, pero a mitad de la segunda película los ligeros golpes en la puerta interrumpen mi plan.

Observo con desconfianza y no hago ningún ruido, esperando así, que se vaya, pero no lo hace.

Me obligo a ponerme de pie y camino a la puerta, en cuanto la abro, quiero cerrarla de inmediato, Mason está de pie frente a ella, tan guapo como siempre dejándome sin aire. Está perfectamente vestido con esa ropa que se amolda a su cuerpo haciéndolo ver como un sueño.

Yo soy otra historia, una historia que concluye en vergüenza. Mi cabello es un desastre y tengo puesta un pijama de felpa que mi hermano me había regalado y que odio por lo ridícula que es, pero es la más calentita que tengo.

Mason sonríe ampliamente al verme.

—¿Qué haces aquí? —pregunto con los brazos en jarra—, deberías estar con tu hermana.

—Créeme que no me he apartado de ella ni un segundo, estoy dándole un respiro —dice mientras toma el gorro de mi pijama y lo coloca sobre mi cabeza. El calor sube a mi rostro aparatosamente. Sé perfectamente que de la parte superior cuelgan unas orejas que posiblemente me están haciendo lucir totalmente ridícula.

Mason a punto con su cabeza hacia afuera —Necesito que me acompañes.

—¿A dónde?

—Ya lo verás —dice mientras toma mi mano, pero yo niego.

—No veré nada, no iré a ningún lado de este modo, y no me cambiaré porque estoy muriéndome de frío.

Mason suelta una risa, me toma de la cintura elevándome en el aire y me coloca sobre su hombro.

—Asegúrate de que esté cerrado —dice confundiéndome, entonces me doy cuenta de que no habla conmigo, habla con Nate que está parado a unos metros de distancia. Me sonríe mientras pasa por nuestro lado yendo a mi departamento. Mason continúa caminando y se mete al elevador conmigo.

—Esto es secuestro —Me quejo sintiéndome mareada por estar boca abajo.

—Definitivamente —responde divertido.

En cuanto salimos del edificio, a lo lejos veo a unos camarógrafos.

«Genial», porque no existe algo mejor que saber que habrá fotos de mí luciendo ridícula sobre el hombro de Mason.