Capitulo 17

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- No preciosa... - hablé evitando la fulminante mirada de Claudio. Me acerqué a ella y me puse en cuclillas para estar a su altura.

- A que si. - dijo sonriente - Los novios hacen eso. - se rió tímida, no pude evitarlo y reí con ella.

- No sirves para nada. - susurró y tomó a la pequeña alzándola en sus brazos, para después caminar hacia las escaleras.

Tal vez esto no iba a funcionar, lo único que estaba logrando era hacer detestarle más. Pero tampoco podía perder la apuesta. Había un difícil debate en mi interior. Hasta que finalmente llegué a una conclusión. Seguiría intentando conquistar a Claudio, pero no en su casa. No quiero causarle problemas con su familia.

Me di la media vuelta y tomé mi bolso junto con la mitad de las hojas de la guía.

-¿Tan pronto te vas? - escuché detrás de mí justo cuando estaba por salir de la casa.

- Creo que es mejor que terminemos el trabajo por separado. - le contesté, me tocaba hacerme la víctima.

- ¿Qué? ¿Te cansaste de fastidiarme?

-¿Yo? ¿Cansarme de fastidiarte? - pregunté irónica - Mira quién habla, el que se la pasa ofendiéndome y diciéndome "hueca".

- Solo digo la verdad. - dijo engreído.

-¿Es lo que realmente piensas? - comencé a acercarme. Nuevamente, sus nervios se notaban a kilómetros debido a mi cercanía, mi nariz rozaba la suya y su respiración cada vez se aceleraba, capturé delicadamente su labio inferior, pero no lo besé. Solo delineé a este con la punta de la lengua - Porque mira cómo te pone esta "hueca". - solté una carcajada al notar el estado en el cuál lo tenía.

Me giré hacia la puerta pero justo cuando giré la perilla, Claudio me tomó fuertemente de la cintura girándome nuevamente sobre mis talones. Puso rápido ambas manos en mi cuello atrayéndome bruscamente a sus labios.

Su forma tan intensa y pasional de besar me hacía sentir lo que León jamás logró, con un solo beso Claudio hacía una revolución en mi interior. Pero aquí las cosas se hacen como yo quiero. Lo empujé lo más fuerte que pude alejándolo de mi fingiendo estar molesta las hojas que traía en mis manos se las lancé.

- ¿Qué te ocurre? - le grité indignada.

- ¿Qué te ocurre a ti? - me gritó enojado mientras veía todas las hojas en el piso.

- ¿Cómo te atreves a besarme? - le reclamé "furiosa".

- Ah, ¿Entonces solo tú puedes hacer lo que se te pega la gana conmigo? volvió a acercarse.

- Así es. - golpeé suavemente su mejilla dos veces y abrí la puerta - Te veo mañana. - dije y salí casi corriendo.

-Bien- pensé dejándome caer en mi cama-Ya es un progreso que él me haya besado- no pude evitar sonreír estúpidamente al recordar sus labios sobre los míos.

(…)

Subí a mi auto, como todas las mañanas para dirigirme al colegio.

- Sabes... No hay nada que considere más estúpido que venir aquí en vestido y tacones. - Claudio caminaba rápidamente por los pasillos.

-¿Estúpido? - reí - No sé por qué consideras "estúpido" que me preocupe por verme linda. - dejó de caminar riendo, pero yo seguí caminando como si nada.

- Por favor - dijo en tono de burla - Tú no te preocupas por "verte linda". - hizo unas marcadas comillas con sus dedos - Tú te preocupas por ser mejor que las demás. - podía que tuviera algo de cierto lo que hablaba - Sólo es superficialidad. - me miró con asco - Todas son iguales, tú... Antonia, las dos sin vidas que la siguen... - nuevamente con las comparaciones - Hasta el imbécil de León es igual.

- Sabes a mí lo que me parece estúpido... - le dije riendo mientras volteaba a verlo, pero solo elevó los hombros como diciendo "no me importa" - Aunque no te interese te lo diré. - sonreí - A mí me parece estúpido las personas que "adoptan" un estilo queriendo aparentar algo que no son.

- ¿Qué es lo que me estás queriendo decir? - preguntó nuevamente deteniéndose con el ceño fruncido.

-¿Yo? - me burlé y me detuve para verlo - Yo no te estoy diciendo nada. Pero si el saco te queda... - continue con mi caminar hasta entrar al salón.

Me senté en mi lugar de siempre y en cuestión de segundos tenía a Silverio detrás de mí.

- ¿Y? - preguntó.

- ¿Y qué? - le pregunté sin entender.

- Comienzan rumores acerca de ti y de Meyer.

- Ay Silverio, estás peor que una chica. - reí.

- Hey... - alargó - Yo no he escuchado, Machu me contó que Antonia hablaba con los clones sobre ustedes dos. - explicó.

- Pues no. - le dije - Esto creo que será más difícil de lo que planeé. - confesé. En el rostro de Silverio se formó una victoriosa sonrisa - Pero eso no quiere decir que perderé la apuesta. - agregué haciéndolo quitar esa altanera mueca de su rostro.

- ¿Terminaremos el trabajo o saldrás corriendo como ayer? - preguntó Claudio mientras yo terminaba de guardar mis libros en mi casillero.

Me, myself & I (Claumilia)Kde žijí příběhy. Začni objevovat