Capitulo 3

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Nos encontramos con una escena para nada grata. Rápidamente sentí como Silverio volteaba a verme, pero yo no podía sacar la mirada de esa "escena".

- Creo que será mejor que nos vayamos... - ni siquiera supe quién dijo eso, pero en cuestión de segundos solo estábamos Silverio y yo en la mesa.

-¿Emilia? - habló Silver.

-¿Antonia de Haro? - estaba en shock - ¿Antonia de Haro le va a dar más que superficialidad y sexo?

Antonia de Haro digámoslo así, es mi 'rival' desde siempre. Todo en su vida es una constante réplica de lo que yo hago. Su mayor objetivo es tener todo lo mío. Y al parecer va por buen camino; ya que tiene mi odio y a mi ex novio.

Antonia caminaba con el brazo de León sobre sus hombros, esta sonreía hipócritamente como diciendo: "Mírenme, se lo quité". Al igual León caminaba quitado de la pena. Saludaba a los demás miembros del equipo que estaban sentados en una de las mesas del otro extremo de la cafetería.

- Emilia - escuchaba la firme voz de Silverio pero no podía, ¡No reaccionaba! No podía sacar mi mirada de ellos.

La mirada de Antonia se encontró con la mía, le sostuve la mirada. No hay nada peor que cortar la mirada, no demuestra nada más que debilidad. Al ver que mi mirada no cedía, levantó una de sus delgadas y coloradas cejas, se dio la media vuelta y tomó a León del rostro para atraerlo a sus labios.

- Odiaba que yo hiciera eso... - dije mientras veía como lo besaba frente a todos sus amigos. León detestaba que hiciera eso... Pero al parecer el que ella lo hiciera le agradaba.

- Emilia Ruiz, voltea a verme ahora - me indicó Silverio y rápidamente volteé a verlo - Cuando más necesitas tu orgullo, este decide descansar - me regañó - ¡Deja de verlos ya! - tenía razón.

- No Gil... - me puse de pie - No puede hacerme esto - caminé hacia la puerta de la cafetería, obviamente a pesar de todo el coraje, nunca sin estilo.

Llegué a mi casillero para sacar mis libros. La siguiente materia era Historia. ¿Cómo pudo hacerme eso? - pensé aún incrédula -¡Cambiarme por esa hueca! - sin duda alguna, Antonia de Haro es la persona más estúpida que conozco.

El fuerte timbre me sacó de mis pensamientos. Cerré de un fuerte golpe mi casillero y caminé hacia el salón de clases.

Entré y todos me miraron extrañados, comúnmente llegaba tarde a clases. Solo que ahora no tenía con quien "distraerme".

Me senté en mi lugar de siempre, en la primera fila del penúltimo asiento ya que Silverio se sienta en el último, o sea detrás de mí. Recargué mi cabeza en mis manos y miraba perdidamente hacia el piso.

-¿Que no era que no te importaba? - la voz de Silverio me hizo volver de mi "mundo".

-Y no me importa... - menti. Si me importaba, pero de todos modos Silverio se daría cuenta.

- Si no es así, ¿Por qué esa cara?

- Pienso en cómo me voy a vengar de ellos - sonreí.

- ¿Vengar? - soltó una carcajada - Lo bueno es que no te importa eh...

- Cállate Gil - giré sobre mi asiento para poder verlo ya que estaba detrás de mí.

- ¿Y qué vas a hacer? - sonrió divertido - ¿Vas a salir con alguien más para causarle celos a León? - se burló.

-¿Sabes? No es mala idea - volteé a verlo sonriente.

- Es una estupidez Emilia - alargó.

- ¡Claro que no! - dije pensativa - Solo tengo que buscar a alguien que le produzca celos así la estúpida se dará cuenta de que aún me quiere, se enojarán, León regresará conmigo y todo perfecto de nuevo - levanté una de mis delgadas cejas orgullosamente ante mi plan.

- ¿Cómo fue que terminé siendo tu mejor amigo?

- No lo sé... - tomé su mano - Pero ahora serás mi novio - afirmé.

- Emilia... - puso su otra mano sobre la mía - Todos saben que somos como hermanos y que jamás saldríamos - era cierto. No creerán que salimos.

- Entonces ¿Quién? - mi plan se había frustrado. No podía ser cualquier chico. Tenía que ser alguien que a León le molestara, que le importara y que no resistiera verlo a mi lado. Pero el problema era ¿Quién?

- ¿Qué tal él? - señaló a uno de los comelibros sentados en los asientos de adelante.

- Gil, el punto es que le moleste - le dije seria - no causarle gracia.

- ¿Y cómo sabes que al que elijas, te seguirá el juego? - preguntó.

- Ya lo verás... - contesté segura. -Nadie en sus cinco sentidos rechazaría una cita con Emilia Ruiz.

-¿Él? - preguntó señalando con la mirada a uno de los miembros del equipo.

- No lo sé... Tal vez si - volteé hacia la puerta y cambié de opinión - ¿Por qué no él?- dije mientras seguía con la mirada a un chico, que para ser sincera jamás le había puesto atención.

-¿Él?- preguntó incrédulo.

- Si... es todo lo contrario a León. Jeans negros ajustados, camisa básica blanca, chaqueta negra de cuero, botas de motociclista. ¿Quién es él? - pregunté ya que como anteriormente dije, jamás le había puesto atención y vaya que era atractivo.

- Olvídalo... Él no te hará caso ni en un millón de años... - contestó sonriente.

- Silverio nadie me rechaza...

- El sí... Como puedes ver, no le agradan las "florecitas" como tú - ¿Me había llamado "florecita"?

- ¿Y cómo sabes tú eso? - no podía ser cierto, este caería igual que los demás.

- ¡Emi es lógico! - me contestó - Conduce una motocicleta, usa chaqueta de cuero - describió - ¡Tu usas maquillaje hasta para el gimnasio! -podía tener un poco de razón - A kilómetros se nota que no son compatibles, hasta yo que soy chico me doy cuenta.

- Silverio, no me voy a casar con el - reí - Solo digamos que lo quiero por unos días, no necesitamos ser compatibles.

- Piensa lo que quieras, pero cuando te rechace, no te ayudaré en el "plan de venganza" en contra de él...

-¿Cuando me rechace? - pregunté indignada.

- Oh claro que lo hará.

- No lo creo...

-¿Quieres apostar? - sonrió.

- ¿Cuánto quieres perder? - le contesté segura.

- ¿Cuánto? - soltó una carcajada - Hagámoslo más interesante - lo miraba atenta - Si tu ganas yo... - dijo para que yo completara la oración.

- Si yo gano... - pensé qué sería lo que tendría que hacer - Si yo gano, harás todos mis trabajos finales. Eso me basta y sobra. - Los trabajos finales son bastantes y la verdad detesto hacerlos. Así que sería un buen castigo para el bocón de mi amigo.

- Y si yo gano - dijo él sonriendo perversamente - Harás hasta lo imposible por convertirte en la mejor amiga de Antonia... - rayos, ahora mi "castigo" no era nada comparado con el suyo - Y si ella se niega, insistirás hasta lograrlo - sonrió - Le rogarás, le suplicarás, le implorarás...

- Cállate ya entendí - le contesté seria.

- Bien. - contestó tendiendo su mano hacia mí - No te daré fecha límite, ya que seguramente te dirá que no a los dos segundos de que comiences a hablar, así que seguro te cansaras y dirás "oh Silverio tienes toda la razón. Eres el más listo y grandioso chico; ahora voy a buscar a mi mejor amiga Tony." - dijo fingiendo una aguda voz.

-Te quiero Silver... Pero eres un idiota - le dije riendo tomando su mano antes de girarme ya que al fin el maestro había entrado a la aula.


¿Quieren maratón?

Me, myself & I (Claumilia)Where stories live. Discover now