Capitulo 11

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Maratón 8/10

Entre chiflidos y vulgares halagos, llegué al campo.

- Tardaste demasiado. - exageró Antonia - Acomódate en tu lugar. me indicó y acaté la orden.

- No. Espera. - me detuvo - Tú. - apuntó a una de las chicas de la segunda fila - Vete al lugar de Emilia. - esta abrió los ojos como platos, digamos que no le agradaba mucho la idea de estar al final -Julieta toma el lugar de ella. - al igual que la "Tú", Julieta y Micaela formaron una "o"con la boca.

- Pero Tony - dijo con una voz aguda. La líder puso los ojos en blanco.

- Solo será por esta vez. - dijo con fastidio - Ahora cámbiate. - ordenó.

- Tony - volvió a hablar una de sus clones.

- ¡Ya Julieta! - le gritó de mala manera - Ahí te quedarás. Mejora tus saltos si quieres volver a estar al frente. -wow, creo que me trata mejor a mí que soy su "enemiga" que a sus amigas. No logro entender por qué siguen detrás de ella. - Acomodate ahí. - me dijo a mí que solo me dedicaba a ver la escena divertida. Caminé hacia el frente y me coloqué en el antiguo lugar de Julieta.

El partido comenzó y los gritos no se hicieron esperar, al momento que los equipos comenzaban a entrar al campo.

- Eres una A NI MA DO RA. - me dijo en silabas Antonia - ¡Así que ANIMA! - me gritó ya que no me movía, ni gritaba nada. Rodé los ojos y me interné en el papel de "animadora".

No habían pasado más de veinte minutos del partido cuando comenzó a llover, al inicio eran pequeñas gotas, pero en cuestión de segundos era una lluvia torrencial. Bueno no tanto como torrencial, pero si era fuerte.

- No te quejes Micaela, - le gritó Antonia - Solo es agua. - tenía razón, solo era agua. No había motivo para quejarse como lo hacía Micaela.

- Mi cabello se arruinará. - dijo con desespero, solté una carcajada. Ahora si agradecía que Antonia me hubiera obligado a atarme el cabello.

Ya me dolía la garganta, tenía frío y estaba cansada. Jamás había gritado y bailado tanto; mucho menos bajo la lluvia. Y aún no había hecho entrar en acción mi plan.

Cinco minutos restaban para finalizar el partido, ambos equipos estaban empatados, el campo ya estaba hecho un desastre, el verde césped se había transformado en un enorme charco de lodo. Los uniformes de los chicos ya no eran naranjas, ahora eran café oscuro al igual que mis tenis, que de tanto salto ya estaban para irse directo al basurero.

Quedaban menos de dos minutos, Meyer se apoderó del balón, corría esquivando a todos los que se le ponían enfrente, León más adelante seguía corriendo, acercándose a la zona de anotación para esperar el pase de Meyer.

Justo cuando Claudio levantó el brazo para lanzar el balón, justo ahí entraba mi plan.

- ¡Tú puedes Clau! - grité lo más fuerte que pude, seguido de mi grito, se escucharon los gritos y aplausos de todos los espectadores.

- Ya vas aprendiendo. - me habló Antonia, pero mi mirada estaba fija en alguien. León, que al escuchar mi reconocible grito volteó inmediatamente hacia donde estábamos. Rodé mis ojos para posarlos sobre Claudio quien en vez de hacerle el pase al ahora distraído de León, siguió corriendo.

Todo el público comenzó a gritar más y más, al ver a Claudio a solo metros de la zona de anotación, tres segundos para finalizar y Meyer se lanzó llegando justo un segundo antes de la finalización del juego. Todos corrieron hacia Claudio eufóricos, chocando sus cascos y con fuertes gritos celebraban su victoria, esto aunadó a los gritos y nuestros cantos, era increíble.

-¿Qué carajo te pasa?-me gritó León. Mi plan había funcionado.

-¿Conmigo?-pregunté fingiendo no entender.

- Por tu culpa perdí el pase. - me reclamó. Obviamente no era el mejor lugar para hacerlo. No si su novia actual estaba a escasos centímetros.

-¿Por mi culpa? - pregunté enojada.

- ¿Por qué por su culpa? - intervino Antonia.

- Yo... Yo-tartamudeó como estúpido - Por nada Tony. - la tomó de la muñeca haciéndola caminar detrás de él. Ambos me aniquilaron con la mirada y salieron de mi vista.

- Eres perversa chica. - escuché la voz de Silverio y no pude evitar reír.

-¿Viste eso? - le dije victoriosa.

- Todos lo vieron - dijo mientras carcajeaba - Se pudría de celos - reiteró mi información.

- Ahora solo falta el tercer pájaro. - sonreí pícaramente.

- Emi yo estoy seguro de que ese se te escapará. - cantó burlonamente.

- ¿Por qué?

- Míralo... - señaló con la cabeza a Claudio, quien caminaba hacia la salida rápidamente y con cara de pocos amigos.

- ¡Demonios! - grité furiosa mientras corría por mi bolsa y solo escuchaba las carcajadas de Silverio - Te quiero. - le dije y besé su mejilla - Si fuera tú, ¡iniciaría con los trabajos! - le grité mientras corría a la salida.

Perfecto Emilia. -pensé molesta Jodiste tu perfecto plan -no lograba ver a Claudio.

Seguramente se había ido. Resignada caminé hacia mi auto. Caminaba entre los autos tratando de llegar al mío.

- Al menos Antonia y León no pasarán una linda noche - reí en mi interior.

Seguía caminando entre la oscuridad del enorme estacionamiento, hasta que logré visualizar mi auto. Pero antes de llegar me sujetaron de la muñeca tirándome fuertemente y tan rápidamente que no pude ni gritar.

- ¿Por qué me fastidias? - logré reconocer el rostro de Claudio en medio de la oscuridad, era él, el que me sujetaba del cuello y me miraba con toda la ira del mundo.

- ¿Yo? ¿Fastidiarte? - afortunadamente la actuación es algo que se me da. - ¿Ahora qué hice?

- Volverte porrista. - gritó. Sentía su respiración mezclándose con la mía. - Entiéndelo, no me interesa nada relacionado contigo, ni amistad y mucho menos tu "apoyo". - liberó mi muñeca pero mi cuello seguía siendo prisionero.

-¿Seguro? - susurré sobre sus labios mientras subía mis manos a su cuello, solo que yo al contrario de él, lo acaricié suavemente.

Tragó saliva. Aunque lo disimulara olimpicamente, estaba nervioso. Detuve mis manos en su nuca, para lentamente eliminar los escasos centímetros que nos separaban.

Me, myself & I (Claumilia)Where stories live. Discover now