Capitulo 14

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Caminé hasta mi auto sin voltear atrás, tengo que aceptarlo, me moría por saber sobre de lo que León quería hablar conmigo, aunque era más que obvio sobre que quería "hablar". Pero valdrá la pena quedarse con la duda. Ya llegará el día en que regrese rogándome que vuelva con él y para eso, Claudio me ayudará enormemente.

Me desperté con más ánimos, el dolor en mis piernas ya no era tan intenso como el de ayer, así que ahora sí "Glamour ven a mí". Dejé mi cabello como siempre, suelto con sus comunes ondas.

Con suma seguridad caminaba por los pasillos, atrayendo miradas al por mayor. Adoraba tanto esto.

Localicé a Claudio, sacaba libros de su casillero. -Debería de ser contra la ley que use ese tipo de pantalones- pensé debido a la masacre de hormonas que causaba en mi interior. Aunado a la roja camiseta en cuello 'V' que portaba, creaba una revolución en mi.

- ¿Qué decidiste "Am"? - le susurré en el oído por detrás, haciéndolo voltear bruscamente.

- Primero... Aléjate. - me hizo a un lado - Y segundo, ¿por qué me dices "Am"? - preguntó sin entender.

- Am... Por AMargado. - solté una carcajada.

- Mira... - dijo con fastidio - Ya es bastante difícil tener que soportarte, así que trata de guardarte tus estúpidas bromas. - cerró de un fuerte golpe su casillero.

- Tratarė. - le dije sonriente - ¿Entonces? - pregunté caminando detrás de él con ligeros pasos - ¿Tu casa o mi casa?

- Tendrá que ser en la mia. - dijo de mala gana sin voltear a verme.

- Perfecto. - canturreé y entré a mi siguiente clase.

Las clases pasaron muy rápido, como siempre Silverio me ayudaba a distraerme y hacer un poco más divertidas las horas.

-¿De verdad te llevará a su casa? - preguntó Silverio.

- Sí, solo para hacer la inútil guía de física. - le expliqué - El chico sigue resistiéndose a mis encantos. - ambos reímos.

-Te lo dije. - sonrió victorioso - Es mejor que te rindas Emilia.

- Mira Gil... En cuanto menos te lo esperes - lo señalé - lo voy a traer tras de mí. - sonreí.

Fui de las últimas en salir. Reuní pacientemente todas mis cosas. La verdad no tenía prisa alguna, además con suerte y haría enojar a Claudio.

Dejé la mayoría de mis libros en el casillero, afortunadamente no había tanta tarea, sólo unos cuantos problemas de matemáticas y algunos resúmenes. Caminaba hacia la salida del edificio y no lograba ver a Claudio. -Más te vale que no te hayas ido Meyer...- pensé mientras lo buscaba en el campus.

- Tú no te preocupes que tenemos todo el día. - una sarcástica voz me sacó de mis pensamientos.

-Te estaba buscando. - le dije sonriente.

- Si, como sea. - rodó los ojos y comenzó a caminar - Sígueme. - me indicó mientras se subía a su motocicleta. ¡Dios mío! Lo que tiene de amargado, lo tiene de sexy. Pensé mientras lo veía. Sacudí levemente mi cabeza, para salir de mis pensamientos.

- S...Si - contesté y caminé hacia mi auto, lancé mi bolsa en el asiento trasero. No fue muy largo el trayecto, solo tenía algo de dificultad al tratar de seguir la alta velocidad de Claudio.

De pronto Claudio se subió a la acera, estacionando su motocicleta ahí, aunque no parecía una casa, seguramente sería su trabajo. Me estacioné y bajé no muy segura.

- Espérame.- me dijo antes de entrar a una enorme tienda de música. De todas formas entré detrás de él.

- ¡Claudio! - un rubio detrás del mostrador lo saludó al mismo tiempo que estrechaban fuertemente sus manos - ¡Wow! ¿Y tú eres? - le sacó la vuelta a Claudio acercándose hacia mí.

- Nadie, no es nadie. - Claudio lo tomó del cuello de la camisa y lo regresó al mostrador - Concéntrate en tu trabajo. - le ordenó.

-¡Clau qué bueno que viniste! - una pelirroja que bajaba las escaleras con ambas manos ocupadas por dos cajas - Llamó Dan... - su mirada se quedó fija en mí, analizándome de pies a cabeza. Su cabello entre rojizo y naranja, levemente desordenado, jeans desgastados, converse viejos y maltratados. No me extrañaría que fuera la... La novia de Claudio.

- ¿Qué dijo Dan?- preguntó Claudio con cara de desespero.

- Que... Que no podría pasar por Mariana ni por el pequeño. - dejó las cajas en el piso.

-Pero... ¿Por qué? - el desespero, aumentaba.

- Su auto... - dijo haciendo una seña con sus manos como de explosión y junto con el rubio rieron.

- No puede ser. - dijo mirando el reloj en su mano - Me va a matar. - dijo caminando rápidamente hacia la puerta - Espérame aquí. - me indicó.

- Sí, aquí espéralo. - sonrió el rubio cuyo nombre desconocía, mientras que era aniquilada con la mirada de la pelirroja.

- Claudio pero... - hablé y regresó.

- No. - tomó su cabello entre sus manos

- No puedo ir en la motocicleta por ella. - regresó al mostrador - Dame tu auto. - le dijo al chico quien asintió con la cabeza y se agachó.

- Aquí tienes - sacó sonriente una patineta.

- lan. - le dijo fulminantemente.

Según lo que entendía la pelirroja no era su novia, y la tal Mariana era muy importante, así que seguramente que ella si sería la... Novia.

- Lo siento Claudio, en esto vine. - sonrió el rubio.

- ¿Ally? - se dirigió a la chica.

- Caminé. - sonriente subió los hombros.

- ¿Pero qué? ¡Siempre está lleno el estacionamiento por sus autos! - dijo alterado y yo sólo me limité a agitar las llaves de mi lujoso auto. Se dio la media vuelta para verme y le sonreí. Acortó nuestra distancia con aproximadamente cinco pasos.

- Nunca te pediría algo a ti. - susurró en mi oído para después salir de la tienda. Le gustaba sufrir, ¿no? Salí detrás de él, después de escuchar un "Nos vemos" del tal Ian.

- Sabes... - le dije por la espalda, gracias a la altura de los zapatos, alcanzaba con precisión su oído - Hieres mis sentimientos. - lo rodeé poniéndome frente a él.

-¿En serio? - levantó una de sus naturalmente bien definidas cejas. Acortaba lentamente la distancia entre ambos. Mientras dejaba mis llaves en una de las bolsas de su chaqueta.

- No.- solté una carcajada y me di la media vuelta y caminé hacia mi auto. Solo que esta vez subí al lado del copiloto.

- Al parecer, si aceptaste mi ayuda... - dije sonriente cuando Claudio subió al auto.

- No, sólo subí y tomé tu auto. - aclaró.

-¿Entonces viene siendo un robo? - pregunté mientras miraba su perfecto perfil.

- Exacto. - afirmó.

- ¿Quién es Mariana? - me aventuré a preguntar.


(…)

¿Quien piensan que sea “Mariana”?

Me, myself & I (Claumilia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora