Capitulo 12

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Maratón 9/10

Capturé su labio inferior succionando de este para iniciar el beso, el permanecía rígido. Pero al rozar mi lengua por su labio superior, esto cambió. Su mano que sujetaba fuertemente mi cuello, redujo la fuerza con la que lo hacía, al mismo tiempo que posicionaba su otra mano libre en mi cintura. Me siguió, sus carnosos labios se rozaban con los míos de una manera increíble. Había perdido el control, ahora él llevaba el ritmo del beso mientras que yo lo seguía. Sus dos manos se encontraban en mi cintura, sus brazos estrujándome hacían aún más increíble el beso, comenzó avanzar hacia mí y por inercia comencé a retroceder. Seguimos retrocediendo, hasta que chocamos con el que seguramente sería mi auto.

-¡Rayos!- pensé al escuchar que la alarma se había activado.

Meyer se separó bruscamente de mí, dejándome completamente aturdida.

- Sabía que eras fácil. - susurró en mi oído, sacándome del estado en el que estaba - Pero no creí que tanto... - me miró despectivamente y se dio la media vuelta.

- Todos saben que es más fácil conseguir ver al presidente en persona, que obtener una cita conmigo. - podía decirme lo que quisiera, falsa, hipócrita. Pero fácil, nunca.

- Pues ya te lo dije. - volteó y se acercó nuevamente a mí - No me interesa conocer en persona al presidente y muchísimo menos una absurda cita contigo. - me señaló con su dedo índice.

- Hablas... - le dije bajando su mano - Hablas como si realmente me conocieras. - me había dicho, falsa, hipócrita y fácil en solo dos veces que "hablé" con él.

- No necesito conocerte para saber cómo eres.

-¿Eres psíquico o brujo tal vez? - solté una carcajada y él seguía con su mirada de pocos amigos - No... Ya sé. ¡Adivino! - contesté obvia y volví a soltar una carcajada.

- Mira...

- Adivina qué número estoy pensando - bromeé sin poder parar de reír.

- Ves... - dijo con su fuerte forma de hablar - No necesito conocerte para saber que eres una hueca como Antonia de Haro.

-¿Yo igual que Antonia? ¡Ja! - me burlé.

- Da lo mismo, solo alėjate de mí. - dijo antes de darse la media vuelta.

Las piernas me mataban, pero si dejo a las animadoras ahora, digamos que se verá algo obvio. Así que no estaba entre mis planes.

- ¿De verdad eres tú? - preguntó Silverio cuando me vio - ¿Y tus tenis con plataforma? - reí, era raro que yo no trajera "plataformas".

- Me duelen mucho mis piernas, brazos y garganta. -me quejé.

- Ah... Pero tú querías ser porrista. - rió.

- Cállate. - le dije riendo. Justo en ese momento, Claudio venia caminando por el pasillo - ¡Es un estúpido! - gruñí - Si no fuera por la apuesta, que se diera por muerto.

- Creo que no te fue muy bien con el tercer pájaro - soltó una carcajada.

- Al inicio si. - sonrei...

-¿Entonces qué paso?

- Me reclamó, lo besé, me besó, me comparó con Antonia... - sabía que Silverio se burlaría durante horas por el último suceso.

- Te comparó con Antonia. - rió aún más.

- Si ya, ya no es para tanto. - le dije con fastidio - Oye pero... Ya logré que me besara, gané la apuesta, ¿no? - subía y bajaba mis cejas con rapidez.

- Yo no estoy seguro de que te haya besado. - sonrió - Además sería más fácil si solo fuera un beso y ya. - lo miré fulminantemente.

-¿Entonces qué? ¿Un anillo de matrimonio?

- No, no lo sé Emilia. Mínimo un "te quiero" en público.

- Silverio - alargué.

¿Qué no veía que el tipo era más duro que una roca? Quería que le sacara un "te quiero" frente a más personas.

- Oh vamos Emilia tienes un mes completo... - rió - Pero si tú no quieres, la cancelamos y ambos nos quitamos de problemas.

- No. - conteste rápidamente. Yo ganaría esta apuesta. Cerré mí casillero. - Pero lavarás mi auto por seis meses. - agregué riendo.

- Solo si por un milagro llegaras a ganar. - se burló.

- Búrlate lo que quieras Ronda - le dije riendo mientras caminaba hacia clase.

Entré al aula seguida por Silverio. Logré ver en los asientos del centro a Machu.

-Me iré a sentar con mi novia. - dije haciendo una extraña voz.

- Aparte de bonita, lees mentes. - en cuestión de segundos ya estaba sentado al lado de ella. Caminé hacia mi lugar de siempre, solo que ahora tomé el lugar de Silverio hasta el final.

-Jóvenes - habló el profesor de física - Les tengo una muy buena noticia. - acomodó sus pequeños lentes - Cancelé el examen final. - todo el salón gritó de felicidad - Seguro se preguntarán cómo les calificaré. - aseguró y alguien soltó un "no" haciendo que nuevamente un escándalo se apoderara del salón - ¡Jóvenes! ¡Atención! - gritó logrando que todos se callaran. - Gracias. - dijo cuando logró controlar la clase - Por equipos, contestarán una pequeña guía, - sacó un paquete de hojas, que había debajo del escritorio. - Los equipos los formaré yo, más bien las parejas. - aclaró.

-¿Por qué?- pensé molesta. No hay nada peor que los maestros formen los equipos. Ahora vaya a saber con quién me tocará. Los trabajos por equipos siempre los hacía con Silverio.

Nombró el primer equipo y le pidió a uno que pasara para entregarle la hoja de la guía.

- Ten. - le dijo el profesor entregándole todo el paquete de hojas.

- ¿Las reparto? - preguntó inseguro.

- No... Esa es la guía. - la "pequeña"
guía, era un paquete de cien hojas. Sin
duda estaba loco.

- Silverio Gil y... - miró la lista buscando al otro integrante - María Asunción Salas. - pasó y tomó la monstruosa guía.

- Emilia Ruiz. - me puse de pie para tomar la guía - Tu irás con... - dijo mientras buscaba en la lista - Claudio Meyer.

-Para, para, para. Tiene que ser una broma.- pensé incrédula -Si él ni siquiera está en esta clase.- Volteé a ver a Silverio quien con la cabeza disimuladamente indicaba hacia atrás. Efectivamente ahí estaba, con su cara de "SoyELMásAmargadoDelUniverso"

Me, myself & I (Claumilia)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant