CAPÍTULO 33

98 12 2
                                    

LIAM

— Bueno, digamos, que yo quería entrar en un yate, pero no sabía a cuál entraría, y hemos llegado hasta aquí de casualidad. Antes de que lo preguntes, mi padre fue marine, y sabía todo tipo de trucos y artimañas para colarse en los barcos, no preguntes por qué, pero de alguien los aprendió, y de pequeño me enseñó. Y no, no es la primera vez que lo hago por si te lo preguntabas.

— Joder.

— ¿Joder bien o joder tío te has colado en mi yate y te voy a pegar un puñetazo?

— Joder que pasada —chocamos las manos y Connor pasó su brazo por mi espalda, dándome unas palmaditas—. Tú y yo seremos buenos amigos, algún día me enseñarás todos esos trucos.

— C-claro, s-sí, es más fácil de lo que parece, en cuanto lo haces te vuelves adicto, como la gente que es adicta al juego o a las ejem, ejem...

— ¿Ejem, ejem?

— Si tío, ya sabes, las d-drog... Ya me entiendes, por cierto, ¿me das más? Una porción más aunque sea.

— Tío, he traído dos galletas, las que me pediste, pero teníamos un pacto; en el cuál dije que traería las galletas si te tomabas la medicación.

— Pero yo necesito más, y no pienso tomarme los...

— Shhh, teníamos un acuerdo, me diste tu palabra, así que, ahora te toca escucharme. En cuanto a las galletas, fui muy claro la anterior vez sobre cómo y cuándo consumirlas; las partiríamos en seis porciones cada una, y máximo consumiríamos dos de ellas y te has tomado dos porciones, ya está bien por hoy, no quiero meterte en problemas, al igual que no quiero meterme en problemas.

— ¡¿Pero si tú te has tomado cuatro?! E-eso n-no e-está b-bien ¿no?

— No te preocupes por mí, no tengo que perder, a mí nadie me necesita, a ti te necesita April, que tú lo hagas está mal, muy mal, que conste que las traigo porque te considero mi amigo y porque si de esta manera te distraes durante un rato de tu entorno y en parte, esto te ayuda, supuestamente está bien. Pero todo en su justa medida Liam.

— Y ahora...

— No.

— No vas a salir de aquí sin tomártelo Liam.

— Para qué, para que esté igual, la medicación no mejora mi estado, solo lo empeora, lo único que hacen los antidepresivos es darme dolor de cabeza y mareos, así que, no, paso. El médico no tenía ni puta idea de lo que decía.

— Liam, si te lo han recetado es por algo, así que no seas tan cabezota y tómate la puta pastilla de una vez. Teníamos un trato. Cúmplelo.

— Vale, vale, joder, trae la puta pastilla.

— Toma —me la tendió y a duras penas me la tomé. Supuestamente el médico me había recetado los antidepresivos para que estuviese mejor, pero no hacían más que empeorar mi situación.

Yo necesitaba algo para no pensar, para evadir todo lo que me rodeaba, todos esos pensamientos que me estaban matando lentamente, y si se lo contaba a April se pondría histérica, entonces acudí a Connor. E hicimos un trato, ya que, las pastillas no ayudaban, le dije que me trajera de lo que él consumía, lo más fuerte posible.

Me costó convencerle, al final lo logré, pero solo si a cambio, me tomaba la medicación. Como lo único que aliviaba mi dolor eran las galletas que traía Connor del local Ben, acepté el pacto.

CONNOR

— Listo, ahora bien, volviendo al tema de antes, no digas eso tío, yo te necesito, Emily te necesita, incluso April. Ella te quiere, como amigos claro. Es raro decir esto cuando yo soy su novio, pero es verdad Connor, April es tu amiga, y no se permitiría que a ti te pasase algo. Y respecto a las galletas...

Todo era demasiado bonitoWhere stories live. Discover now