CAPÍTULO 17

185 33 18
                                    

APRIL

Decidí cambiar mi vida por completo y dedicarme a algo que realmente me apasionase, así que, cambié de trabajo, no estaba preparada para estar doce horas metida en una oficina, me producía claustrofobia solo pensarlo, solo recordar aquellos fríos días de invierno en los que tenía que quedarme hasta tarde haciendo horas extras, por culpa de que alguien no había hecho correctamente su trabajo.

Y adivinad a quién le tocaba cargar con todos los errores ajenos.

En efecto, a mí.

Aún recuerdo, los primeros meses de mi relación con Liam.

» Los primeros meses de relación, fueron sin duda los peores, los peores para mí, pero, sobretodo, los peores para Liam. Yo seguía estudiando, como mi familia tampoco tenía muchos recursos y quería valerme por mí misma, empecé a trabajar por las tardes en una cafetería a las afueras de la ciudad.

Cosa que, no había sido muy sensato de mi parte, ya que, no tenía tiempo para sacarme el carnet de conducir y tenía que ir hasta allí en bus todos los días, bueno, excepto el domingo, el único día que tenía libre. Y en en cual podía pasarme el resto día simplemente existiendo, nada más. Llegaba ese día y no tenía ganas de hacer nada, absolutamente nada.

Sueno exagerada, pero a las mañanas procuraba madrugar para; uno, ver el amanecer y dos; para organizar mi día. Después repasaba un poco mis apuntes, mal organizados por cierto, y entre que los pasaba a limpio e intentaba repetir una y otra vez las frases que tenía que memorizar, me daba la hora de ir a clase.

La universidad a la que opté por ir, pista, estaba en la otra punta de la ciudad.

Siempre tan sensata April.

En resumen, todo aquel sufrimiento de madrugar para coger un bus, o incluso, a veces, un taxi para llegar hasta la uni merecía la pena sabiendo que contaba con Emily a mi lado como compañera.

Acabé la universidad, en la cual, había estado estudiando Administración de Empresas, durante tres años y medio, para mí fueron los peores años de mi vida, hasta que pasó todo lo de Jack, claro está. Aunque eso sucediese antes de terminar la carrera, días tras día, noche tras noche, mi cabeza se atormentaba con las imágenes de ese día. Y si yo estaba así, no os podéis ni imaginar cómo estaba Liam. Decir que estaba echo pedazos era quedarse corto, muy, pero que muy corto.

Por esa razón, el tiempo que me sobraba, aunque tuviese que coger un taxi y estar solamente cinco minutos con él, lo hacía.

Después de terminar de estudiar, al salir de la uni, siempre que podía me acercaba a su casa y lo único que podía hacer, o lo único que dejaba que hiciese, ya que, no estaba muy receptivo por ningún tipo de apoyo y consolación, era quedarme acurrucada junto a él. Dejaba que posase su cabeza en mi regazo y le acariciaba el pelo hasta susurrarle:

— Liam, por favor, duerme un poco, solo unas horas, te sentirás mejor así.

— Tú no te puedes quedarte tanto tiempo April.

—Me quedaré el tiempo que haga falta. No te preocupes por eso cariño.

—Liam, ¿quieres que te traiga algo de comer? No puedes pasarte así el resto de tu vida. Algo de comida o unas horas de sueño te harán mejorar.

—Ya nada va a mejorar. No sé porque siquiera sigo aquí.

—L-Liam n-no vuelvas a decir eso, escúchame, no te vas a rendir, no nos vamos a rendir, juntos lo conseguiremos, ¿de acuerdo?

—No sé si seré capaz de seguir con esto pequeña, no sé por cuánto podría vivir sintiendo este... este dolor... —se le quebró la voz mientras terminaba la frase e hice con todo mi acopio por no llorar, por mantenerme fuerte.

Todo era demasiado bonitoWhere stories live. Discover now