CAPÍTULO 4

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*Nota de autora:Para este capítulo recomiendo que escuchéis estás canciones:Midnight city de M83 o Fórmula de Euphoria .

LIAM

La ví destrozada, la vi hecha pedazos y lo único que pude hacer fue abrazarla, darle protección, que sintiera que conmigo iba a estar segura. No quise preguntar porque no era el momento, necesitaba cariño y me alegré de que fuera yo quien se lo brindase. Le estaba cogiendo cariño a esa chavala y apenas la conocía, joder.

Quitamos la música, le pregunté si quería algo y negó con la cabeza, se pasó el viaje mirando por la ventanilla pensativa, ojalá poder saber en qué pensaba y poder ayudarla a superarlo, pero por desgracia no podía.

•••

Llegamos a la fiesta, creo que iba a quedarme en el coche esperándola o quizá me daría una vuelta por la playa, no quería dejarla sola, bueno siendo sinceros no quería estar sin ella, pero las fiestas no eran lo mío. Nunca lo habían sido ni lo serán nunca.

— Liam, ¿no te vienes? —me dijo April al ver que no salía del coche. Todavía tenía la cara húmeda y los ojos rojos por lo ocurrido y sentí lástima, quería ayudarla, pero no sabía cómo. Me había llamado por mi nombre, era un detalle insignificante, pero me sorprendió y a la vez me gustó.

— April, cariño, yo luego te recojo si quieres, pero las fiestas no son lo mío —le dije mientras recuerdos un tanto borrosos, y agradecí que fueran así, invadían mi mente.

— Vaya, lo siento, me siento fatal ahora, y-yo pensaba que te gustaban.

— No pasa nada, no es tu culpa.

— Entonces... ¿Qué plan tenías pensado tú?

— ¿Yo? Eh-h...

— Como eres monitor de surf supongo que te gustará el mar, ¿no? Así que, podríamos coger las tablas e ir a surfear, ahora, de noche, solo siendo el mar alumbrado por la luz del faro, siempre ha estado en mi lista de cosas que quiero hacer antes de morir o incluso podríamos bañarnos con ropa y... —se le veía tan ilusionada que joder, que mona estaba. Sus ojos brillaban, rebosantes de júbilo, y no paraba de sonreírme mientras yo le devolvía el gesto.

Como para no. Su alegría era contagiable, tanto incluso que me dolía el abdomen de tanto reírme.

Se veía que ella quería salir de su zona de confort que tanto daño le había provocado y ahora era mi turno de hacer eso realidad.

— Yo había pensado los mismos planes solo que, pensaba que no te apetecerían... —le dije mientras no podía dejar de mirarle, por lo que me daba a entender nunca nadie la había tratado como debía ser tratada, de una manera diferente, más personal, con cariño.-Vamos y que le den a la fiesta, el mar simplemente lo tiene todo a su alcance, y quién diría que siendo monitor de surf podría encontrar a una tía como tú —vale, puede que me sincerara demasiado, pero era lo que sentía en ese momento.

Me sonrió y sin pensarlo la cogí en brazos y corrí hasta el mar con ella sobre mí, cargándola hasta la playa, que se me hizo bastante fácil, ya que, su peso era ligero y liviano como el de una pluma.

Puede que me gritara un poquito y se enfadara conmigo por cogerla así de repente, pero valió la pena y sé que en fondo le gustó.

Cuando se enfadaba parecía un demonio, al parecer tenía mal carácter, pero solo con mirarle noté como se tranquilizó. Era como una pequeña diablilla.

Llegamos al agua y estuvimos durante un tiempo charlando y conociéndonos mejor, estuve tan agusto y me sentí tan; como en casa, que llegamos al punto de desnudarnos completamente, pero no literalmente (aunque tampoco hubiera sido mala idea) sino contando nuestros mayores secretos o preocupaciones.

Todo era demasiado bonitoWhere stories live. Discover now