CAPÍTULO 26

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*Nota de autora: Dos cositas ¡Muy importantes!

-Una de ellas, que he editado el anterior capítulo a este, es decir el 25, pero solo en la parte en la que narra Connor. Muy importante leerlo!)

-Y otra cosita, este capítulo lo escribí mientras sonaba: My tears are becoming sea de Outro y Apocalypse de Cigarretes After Sex.

Pd: Gracias por todo el apoyo que está recibiendo este libro, gracias a vosotros esto es posible, mil gracias.

Ig:_nahiabn

EMILY

Llegué al muelle y ahí me estaba esperando él, Connor. Lo quería tanto joder, no sabía muy bien el porqué y eso me reventaba a más no poder, a veces, simplememente nos enamoramos de personas equivocadas y por experiencia eso nunca trae buenas consecuencias, pero nuestro instinto, ese que lucha por lo que queremos suele influir en las decisiones que tomamos. Digo “suele” porque no siempre es así, una vez me di por vencida, porque ya nada tenía sentido sin él, él era la persona que le daba cierta aventura a mi vida, ese que me despertaba sentimientos escondidos solo con el hecho de mirarme. Y cuando todo parecía estar muerto para mí recibí un mensaje, seguido de eso una comida, miradas profundas y llenas de deseo, un abrazo donde supe que no quería estar lejos de él y ahora aquí estábamos. Uno frente al otro, bajo la luz de la luna y Connor acompañado por un ramo de flores color celeste.

En un principio Connor solamente me atraía, bueno la pregunta sería a quién no, pero con el paso de los años ambos fuimos madurando y me enamoré de su forma de ser, de lo misterioso que era y lo poco que sabía de él, de la forma en la que me miraba cada vez que sonreía, me enamoré de él, porque lo necesitaba, necesitaba sus abrazos que me hacían sentir especial por un momento, necesitaba sentirme así. Pero yo era intensa, o todo o nada, una vez que probara sus labios creo que no sería capaz de echarme atrás, así que, necesitaba asegurarme de qué íbamos a ser, si íbamos a construir un “nosotros” o si lo íbamos a dejar en solo somos “amigos” o si por el contrario yo sería el “es ella”  para él.

En esta etapa de mi vida me sentía llena, querida y ahora mismo lo único que pedía es que no me dejara hecha pedazos, si decidía quererme que lo hiciera, pero si por el contrario decidiera no ir a más necesitaba saberlo para pasar página, pero la comunicación entre dos personas que se atraían nunca era muy buena la verdad, en este caso la historia iba sobre una chica que estaba pillada de un chico el cuál no parecía sentir lo mismo. Pero ese chico era complicado, difícil, podía pasar de ti o como si nada te esperaba en el muelle junto con un ramo de flores, con su cazadora de cuero negra que tanto le representaba y te abrazaba hasta que te hiciera sentir cosas que no sabías que podías llegar a sentir. Y me preguntaba una y otra vez; «¿Por qué esto del amor es tan jodidamente difícil?».

Las falsas esperanzas son de los peores sentimientos, para mí el peor sentimiento que una persona puede llegar a soportar. Yo no las siento, yo las padezco y aprendo a vivir con ellas, pero, a veces, incluso eso no es necesario y tiramos de lo fácil. Los recursos que tenemos a tiro para olvidar, o al menos para no sentir durante cierto tiempo. Y sé que tanto Connor como yo hemos sido presos de ellas, de las drogas, de la bebida, de alcoholizarme hasta más no poder y acabar borracha en mitad de un bosque sin nadie a mi lado, de destrozar cosas, de pegar puñetazos a la pared como si así mis problemas se fueran a solucionar…

En cuanto a Connor, sabía que no lo había pasado nada bien, pero cuando April me contó que había tenido que acoger a Connor en su casa durante un tiempo no me contó el porqué, simplemente se limitó a decirme «Emily, no te preocupes». Claro como si eso fuera fácil.

Después de aquello le vi drogado, fumado, alcoholizado, recuerdo vagamente que una vez los dos nos encontrábamos en el mismo punto en que la vida nos era indiferente y simplemente nos quedamos sentados reflexionando sobre la vida. «¿Algo de esto tenía sentido?».

Él tumbado en la hierba mientras desprendía humo por sus finos labios que tanto había observado, pero que nunca había sido lo suficiente especial como para ser dueña de ellos. Yo me encontraba sentada bebiendo como cosaca una botella de Ron, me la bebí en menos de cinco minutos, todavía era consciente de lo que decía y mis pensamientos me estaban matando, así que, después de eso Connor me ofreció de las suyas, lo enrollé cuidadosamente, lo encendí y exhale el humo hacia abajo mientras no podía dejar de contemplar cada detalle de él, sus rasgos, su manera de afrontar la vida, y lo jodidamente mal que estábamos ambos en ese momento.

No podía dejar de pensar que yo nunca sería nada para él, que lo mismo que hacía conmigo lo podía hacer con otras, que sus labios podían haber sido rozados con los de otra chica o incluso varias, que yo nunca significaría nada para él, que yo no era especial, que a todas las trataba por igual, que nunca sería yo.

Me pasé toda la noche pensando y comiéndome la cabeza hasta que llegué al punto en el que no recuerdo qué pasó después, solo sé que todo era azul, azul como el océano, azul como sus ojos, todo se me hacía familiar, todo era similar a él hasta que me desperté y todo se volvió negro, oscuro, tenebroso, sombrío, raro y aquello tenía una explicación;  Connor no estaba a mi lado, sentirlo tan cerca esa noche había sido como un espegismo de la falsa realidad, de un quiero, pero no es posible. Eso sí que me dolió, más que todo lo que me metí esa noche, ese sentimiento de «No significo nada para él, no soy nadie», quemaba, ardía, incluso más que el vodka, era un dolor que te oprimía en el pecho y no te dejaba respirar, era simplemente horrible.

Y no, no podía pasar por lo mismo otra vez, no sé si mi cuerpo sería capaz.

Aquella noche solo éramos nosotros, que yo recuerde ni siquiera nos besamos porque estoy segura que lo hubiera recordado, pero cuando menos lo esperaba venían recuerdos a mi cabeza que ni siquiera recordaba haber vivido y no quería, sino que necesitaba saber qué pasó, necesitaba que Connor me dijese que pasó aquella noche.

«Nunca seré yo ¿verdad? A fin de cuentas sabía que esto iba a pasar, ¿y sabes por qué? Porque no soy nada, no valgo para nada, nunca seré nada para nadie». Tuve un pequeño deja vu, solamente recordaba esa frase algo borrosa en mi mente y no recordaba en qué momento la había dicho y lo más importante, no recordaba a quién se la había dicho, que eso era lo que más me preocupaba.

Dígamos que ahora mismo estaba en un pasillo, en uno oscuro repleto de puertas cerradas y con esperanza de que alguna se abriera y me dejara un hueco en ella. Pero yo no quería cualquiera, yo quería o más bien necesitaba la de él, la de Connor,porque para mí siempre fue “es él”.

Todo era demasiado bonitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora