CAPÍTULO 19

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APRIL

— ¿Estás preparado? Si no nos vamos casa o pedimos comida a domicilio y nos olvidamos de todo... —estaba nerviosa, incluso más que él. Liam era valiente, por todos los palos que le había dado la vida, pero de cada mala experiencia salía más fuerte. Y más roto también.

— April, tranquila. Aunque cueste, es algo que algún día iba a tener que hacer, tú lo hiciste conmigo, me diste una oportunidad y creíste en el amor, tenías miedo, mucho, pero confiaste. Yo ahora debo de hacer lo mismo, confía en mí.

— Ese es mi chico —le abracé mientras que él acariciaba mi pelo y me atraía mi cintura hacia él.

Finalmente, nos decidimos por coger las tablas, todavía veía algo de miedo en su mirada, así que, opté por ir en la misma tabla que él, agarrándole la mano pensando para mis adentros <<Estoy aquí contigo cariño, todo va a salir bien>> ni siquiera hacían falta palabras para que él lo entendiera.

Creía plenamente en él y finalmente, lo consiguió, mi capullo lo había hecho. Ambos éramos uno, nos costó mantener el equilibrio, ya que, éramos dos, y cada uno por separado sabía como manejar la tabla, y aún siendo dos personas, lo conseguimos.

Él, cuales ojos eran del mismo color o igual al del agua cristalina, en esta podías incluso observarte, como si fuera un espejo. Al igual que en sus ojos. Una vez estuvimos colocados en buen lugar para coger olas, esperamos, hasta que llegó la indicada, a Liam literalmente le brillaban los ojos, miraba hacia a todos lados, acariciaba la tabla, hundía la mano en el agua.

Nos preparamos para embestir la ola.

Se puso de pie sobre la tabla, me cogió de la mano e hice lo mismo. La tabla no era muy grande, así que, otra excusa para estar juntos, unidos, pegados y separados por apenas centímetros. Este me tomó de la cintura con una mano y con la otra me acarició el pelo, para después descender su mano a mi mejilla.

— Lo estamos consiguiendo.

— Lo estás consiguiendo —le corregí.

— No. Sabes más que de sobra que sin ti aquí, no lo hubiera hecho.

— No, Liam. Todo esto lo has conseguid tú, y nadie más que tú. Y ahora, mira, ahí viene —señalé la ola y nos pusimos en posición.

Su mano se aferró a mi cintura con fuerza y cuando estaba ya más cerca, su brazo rodeó por completo mi cintura.

— Agáchate, solo un poco, y confía en mí —asentí, sabía lo que iba a hacer.

No llegó a escucharme, pero susurré un "Siempre lo hago".

Él me iba a guiar por la ola. Ahora podría ver desde los ojos de Liam, como se sentía surfear como él, con él, junto a él.

Su húmedo torso pegado a mi espalda, y mis caderas envueltas en sus brazos, los cuales estaban tensos y agitados a la vez, ya sea por la excitación y la adrenalina que le estaba produciendo esto. Al igual que a mí.

Lo jodidamente bien que se sentía aquello era un sentimiento indescriptible.

EMILY

Al parecer todo volvía a la normalidad, al fin Liam retomó su trabajo como cuidador de los animales acuáticos que tenían en sus áreas (la verdad, no sé que le hizo cambiar de opinión, pero preferí no preguntar).

Como Liam había tomado la decisión de seguir trabajando en la empresa familiar, April buscó trabajo como monitora de surf cerca de la casa que se habían comprado ¿Quién lo diría, no? April conoció a Liam en un cursillo de surf mientras él ejercía de monitor y ahora los papeles cambiaban.

Ese trabajo le llenaba y estaba muy orgullosa por ella y también me alegraba por Liam, por haber superado su miedo al mar y por poder seguir disfrutando de este como lo hacia antes.

Respecto a mí... bueno... dejémoslo en que no me encontraba en mi mejor momento. Connor me dejaba en leído, no contestaba las llamadas y en la fiesta de cumpleaños de April hablamos, bueno, o al menos fue un intento de conversación, más que eso, fuimos dos personas que no encontraban su lugar llorando por un amor no correspondido. Fue algo extraño. Pero solo me salió hacer aquello en ese momento, por mucho daño que me hubiese provocado, intencionado o no, siempre estaría ahí para Connor.

¿Por qué tenía el sentimiento de que nunca nadie me iba a querer igual que April quiere a Liam o Liam quiere a April? Me sentía impotente, joder, yo siempre estaba ahí para todo el mundo, pero nadie se daba cuenta de que una sonrisa no significaba estar feliz, en mi caso una sonrisa era la forma que tenía de expresarme con los demás a pesar de no sentirlo.

Es decir, se me hacía difícil y duro de explicarlo, solamente ponía buena cara para que la gente viera que era fuerte ante cualquier situación, que nada me afectaba, pero la realidad era que detrás de esa sonrisa lágrimas en silencio caían dentro de mí. Nunca me había sentido amada y eso me iba matando poco a poco.

Me callaba y me guardaba para mí todos mis sentimientos y en caso de que ya no pudiera más me desahogaba en mi casa donde nadie me pudiera ver. No quería que sintieran que era una mierda y que no valía para nada, porque sí, así es como me sentía realmente; insuficiente, impotente, no deseada...

En pocas palabras en la mismísima mierda.

¿Quién se daba cuenta? Nadie. Era totalmente capaz de fingir sentirme bien delante de gente solo por compromiso y por debilidad.

Pensé que Connor me ayudaría a salir de este mar de lágrimas porque a él me hubiera dado igual contarle cómo me sentía, pero gracias al cabrón de él me sentía aún peor.

¡¿Por qué nadie notaba lo mal que estaba?! Ni siquiera April...eso si que me dolió. Quizá era porque lo sabía ocultar a la perfección o quizá era porque estaba demasiado ocupada con Liam. En un principio nosotras dos éramos como hermanas, pero con el tiempo nuestra relación está disminuyendo aceleradamente, y esa es otra razón por la que me siento de tal manera, nadie me necesita.

La única esperanza que me quedaba, a pesar de que me jodiese admitirlo era Connor, intenté en varias ocasiones acudir a él, pero fue en vano, una perdida de tiempo. Necesitaba desahogarme con alguien, hubiera ido a casa de April, pero estaba demasiado ocupada como para quedar con su mejor amiga, esa que siempre estuvo ahí para ella en sus peores momentos...

A pesar del hecho de saber que Connor pasaría de mí, tenía la esperanza de que se dignara a abrirme la puerta y a escucharme, al menos como una amiga, eso necesitaba ahora, un amigo al que acudir y al que contarle mis problemas y con quién charlar.

Pista, no lo hizo. Escuché pasos en dirección a la puerta. Pero no abrió.

Todo era demasiado bonitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora