CAPÍTULO 2

882 125 109
                                    

APRIL

Me gustaba poner nerviosa a la gente y se veía que yo estaba produciendo justo eso en él, después de hacer contacto visual decidí retomar nuevamente la conversación, ya que, él sería mi pareja en estos cursillos.

Y menos mal que así fue, porque no se me daba muy bien eso de socializar sin estar ebria.

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? No tienes pinta de ser el típico tío que habla mucho con chicas la verdad, pero no muerdo —mentí, de hecho parecía el típico que andaba cada semana con una diferente, esos que vivían sin preocupación alguna y sin atarse a nada ni a nadie.

Pero simplemente lo solté, sin pensar lo que decía.

—Por cierto, hoy hay fiesta en la bahía, vente si quieres y pregunta por April —y otra vez, hablando sin pensar, no se me daba muy bien eso de pensar, desarrollar, valorar y soltarlo.

A veces no tenía filtro y odiaba esa parte de mí. Simplemente decía todo lo que me viniese a la mente, y en esos momentos solo quería eso, invitarle a salir de fiesta.

Quería conocerle joder, no sé qué tenía, pero había algo que me engachaba de extraña manera a él.

Y aún así, aunque aparentase seguridad estaba más que inquieta por dentro.

¿Por qué coño me pasaba esto a mí?

—¿Empezamos o te vas a quedar parado todo el día mirándome? —le dije prepotente para ver cómo reaccionaba, y admito que me arrepentí al momento.

—Ah, h-hola, perdona por no presentarme antes, yo soy Liam, y y-yo solo estaba mirando el mar —ahora me sentía mal por haber empezado de esta manera tan brusca la conversación, se veía que estaba nervioso y yo parecía aumentar más ese sentimiento en él.

—Perdona por dirigirme a ti de esa manera...

—No tienes por qué disculparte.

—Gracias —le puse mi mejor sonrisa y descendí mi mirada al suelo, avergonzada por haberme comportado de una manera tan inmadura con él.

—Oye y sobre la fiesta, si quieres te puedo pasar a recoger por la tarde en mi coche y vamos juntos, si no te importa claro —soltó él.

—Sí, sí, claro... Recógeme sobre las siete —le dije mientras que mis mejillas se encendieron por completo, no sé muy bien por qué, pero el nerviosismo me invadió.

Mierda.

—Ah y toma mi número, creo que te hará falta, ya que te daba vergüenza pedírmelo te lo doy yo —me dijo el capullo de él, quién se creía hablándome en ese tono arrogante, ese era mi papel, no el suyo.

Por lo que daba a entender, ahora, él parecía estar en su terreno, como si tuviera todo controlado, y se apreciaba que estaba totalmente relajado. Lo que más rabia me produjo fue que en esos momentos yo era justamente lo contrario, pero no podía dejar que se salise con la suya. No quería ser una de esa tías que caían a la primera y se arrastraban por un tío. No, me negaba rotundamente.

—Capullo —dije por lo bajo cuando creí que se había ido y que estaba lo suficientemente lejos como para que no me escuchara, pero me equivocaba.

—Espera, ¿me acabas de llamar capullo? —acto reflejo se dió la vuelta y se acercó a mí, cómo cuando los gatos quieren aparentar grandes como leones y se les erizan los pelos para asustar a su presa, pues bien, en ese momento Liam era uno de esos gatos.

Si quería jugar a eso yo no sería menos.

—Sí —estaba totalmente segura de que iba a decirle que había oído mal, pero era demasiado orgullosa e impulsiva como para mentirle y como para echarme atrás.

Me crucé de brazos acercándome todavía más todavía a él. Lo había dicho sí, era un capullo, eso era lo que era.

—Que buen comienzo —dijo mientras se descojonaba por la situación.

Se bajó las gafas de sol que llevaba, cogió la gorra que llevaba puesta y me la colocó delicadamente en la cabeza, este sonrió al verme con ella puesta.

—Pues te queda de puta madre, quédatela, cortesía de la casa —me guiñó un ojo y se fue.

—Luego nos vemos, no te olvides
—me gritó a lo lejos mientras que yo estaba perdida por mis pensamientos, reviviendo todo lo que había pasado y me reí por lo bajo al recordar llamarle "capullo".

Mientras me dirigía hacia mi casa pensé en todo lo sucedido, en como en un solo día podían pasar tantas cosas, en que unos cursillos pudieran cambiar mi vida. Y, sobretodo, pensé en él y una sonrisa tímida apareció nuevamente en mi rostro.

Joder otra vez.

Monitor de surf no me lo pongas tan difícil que no me quiero enamorar de ti.

Todo era demasiado bonitoWhere stories live. Discover now