Capítulo XI

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Noté a Alex removerse detrás mío y abrazándome, notando su respiración en mi nuca. Suspiré y los ojos me pesaban como losas, casi me daba pereza infinita querer mover tan solo un músculo. Oí un pequeño gruñido al otro lado de la puerta.

-Buster- pensé, así que con mucho cuidado de no despertar a Alex, me quité su brazo de encima y él se volvió a acomodar abrazando al almohadón.

Tenía toda la espalda descubierta y la sábana solo le cubría de cintura hacia abajo, dejando las piernas al aire también; me quedé observando los músculos marcados de su espalda y me tenté de recorrerlos cada uno con los dedos.

Suavemente besé su omoplato y él gruñó dormido aún.

-Replicón aun cuando duermes- dije entre susurros.

Me vestí con la camisa que llevaba Alex ayer y abrí la puerta. El pequeño yorkshire agitó la cola contento.

-A desayunar toca pelotas- le dije y él tan solo entendió “pelota” y enseguida buscó a su alrededor el objeto esférico.

Chucho estúpido- gruño mi alter ego

Caminé hasta las escaleras y me sorprendió ver a una mujer rubia sentada en el sofá. No me importó en lo más mínimo si iba decente para recibir visitas o no. Al llegar a la base de la escalera la mujer se levantó y me miró casi casi radiografiándome.

-¿Tu eres Emily supongo?- dijo tendiéndome la mano.

-Efectivamente- dije cogiendo a Buster en brazos.

-No sabía que Alex tuviera un perro- dijo la mujer sin identificarse acariciando a Buster- Soy Elizabeth, la hermana de Alex, puedes llamarme Eli- dijo con una sonrisa encantadora.

Tenía la misma sonrisa que Alex, los mismos ojos grises y los dos compartían esa pose vanidosa, pero muy simpática en sí.

-Voy a llamar a Alex- dije retrocediendo lentamente.

-No hace falta si en verdad había venido a hablar contigo, ¿Te apetece ir a comer algo?- dijo cogiendo de mis brazos a Buster.

-Bueno esto, me pillas por sorpresa- miré el reloj y marcaba las 11.30- pero supongo que a Alex no le importará si me ausento- dije sonriéndole.

Salí escopetada hacia la habitación, entre en el vestidor y Jana había lavado mi ropa de ayer, así que cogí la falda y la camisa, me puse la ropa interior y los tacones, miré de arreglarme el pelo con los dedos y me dirigí a la cama dónde Alex todavía dormía. Me acerqué a su oído y le susurré que me marchaba. Él gruñó y lo tomé como un “de acuerdo”.

De vuelta abajo otra vez la hermana de Alex me miró de arriba abajo sin soltar a Buster y me alargó mi trench.

-Alex siempre elige a mujeres con muy poco estilo a la hora de vestir, me sorprende mucho y gratamente que haya sentado cabeza- dijo mientras nos dirigíamos a la entrada.

-Por cierto, el perro es mío, pero Alex me deja traerlo para no dejarlo solo en mi piso.

-Pues siempre quise uno de estos, ¿Lo podemos llevar con nosotras?- tenía la misma pose que Alex cuando se ponía en plan niño, que gracioso.

-Claro, espera que coja mi bolso- dije agarrando de una zarpada el bolso negro- Mételo aquí dentro, le gusta ir aquí- dije abriendo por las ansas el bolso.

-Pero que monada- dijo Eli- ahora que estamos todos, vámonos.

Bajamos y el coche de Eli estaba en la puerta custodiado por su chofer. Por la cara que puse Eli me miró y sonrió.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora