Capítulo XXIII

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No veía la hora de una vez de volver a casa, a mí casa, a mí ático. Megan se quedaría conmigo en el ático hasta que se instalara y pudiese alquilar algo. La verdad es que no me molestaría tenerla por allí.

El viaje de vuelta se me hizo eterno, hubo un momento que el ansia me apretaba el pecho, casi no podía respirar. Una vez de nuevo en NY, el ritmo frenético de empezar a preparar el nuevo número me arrastraría con él. No quería volver al mundo real, por así llamarlo, quería seguir huyendo, viajando.

Desembarcamos y buscamos las maletas, los vestidos y las cosas que habíamos comprado ya llegarían a mi casa al día siguiente, así que cogimos las maletas y nos dirigimos a la puerta del aeropuerto para coger un taxi.

-Señorita Green- dijo una voz por la espalda.

Era Jackson, seguro que Alex lo había mandado a que nos recogiera, un detalle, pero si lo pienso mejor es un tanto agobiante que siempre esté pendiente de lo que hago.

Jueves, no podía ser ya jueves. Me pasaría a media tarde por la oficina para comprobar que no se había quemado el edificio en mi ausencia.

Jackson nos dejó amablemente a Megan y a mí en la oficina y Paul se marchó a mi ático primero a dejar las maletas y luego volvería a su casa.

-Hasta mañana Paul- dije saliendo después de Megan.

-Hasta mañana reinas- dijo y cerré la puerta.

Subimos por el ascensor y Megan se limitaba a mirar a su alrededor alucinada.

-Es muy simpático Paul- dijo y me sorprendí.

-Sí, pero te cuento un secreto…- dije bajando la voz a modo de susurro-… es gay- dije y Megan explotó en una carcajada-… y está loco- dije alargando la última vocal.

Le presenté al equipo rápidamente, Christina nos esperaba en el vestidor. Megan seguiría un poco los pasos de Christina, aunque las dos trabajarían juntas codo con codo.

Me confiné en mi despacho y Ana irrumpió con un montón de papeles, notas, correos que tenía que responder, y un café.

-Joder- dije molesta- ni siguiera sentarme- protesté molesta.

-Lo siento Emily, prefería dártelo ahora así mañana ya te organizas- dijo dejando el café y los papeles en la mesa. Había cambiado mucho desde que entró a trabajar conmigo, era más segura y siempre se ponía el listón más alto.

-Gracias Ana- dije dando una ojeada superficial a los papeles.

-De nada, ya quedaremos y me cuentas que tal tu viaje- dijo saliendo del despacho.

-Claro, claro…- dije hablando sola.

Me acordé de Alex, le debía una respuesta, aunque sinceramente no estaba de humor. He de reconocer que lo de no estar de humor era una simple excusa, mejor dicho no tenía nada claro si volver con él o no.

Resonaron por mi cabeza las palabras de Paul, ¿Y si le hago caso? ¿Y si dejo que la vida siga su curso y a ver qué pasa? ¿Pero y si sale mal y no puedo parar? ¿Imagina que por seguir la corriente acabo prometida, o peor, casada, embarazada o algo por el estilo?

Sacudí tanto la cabeza para borrar esas incógnitas que me maree. Suficiente por hoy, necesito dormir.

Emily Wolf ©Where stories live. Discover now