Capítulo XII

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Jackson vino a buscarnos en el Maserati y nos llevó hasta la mansión dónde se celebraba la gala, para acceder a la mansión la puerta de acero forjado se abrió y reveló un largo camino rodeado de árboles como una escena de película. Al fondo del camino las luces brillaban y a medida que nos acercábamos mi corazón latía más frenéticamente.

-No estoy segura de querer conocer a tu padre- le dije temerosa a Eli.

-No seas boba mujer, le caerás de maravilla, además Alex nunca presentó a ninguna de sus conquistas a menos que sea importante para él, y está claro que tú lo eres- me dijo apretándome la mano.

-Señoritas, hemos llegado- dijo Jackson parando el coche frente a la fachada de la casa de campo.

Nos bajamos y yo recogí mi vestido para subir lo escalones de la casa, mientras todos los invitados al bajar de sus coches, rodeaban la casa y se dirigían al jardín de atrás.

-Me tendrás que ayudar con mi vestido- me dijo Eli al cruzar la robusta puerta de roble de la entrada a la casa.

Miré a mí alrededor y todo era tan lujoso que me quedé sin palabras. Delante de mí una mesa en el centro del recibidor con un gran jarrón que contenía rosas blancas lucía bajo la luz que proyectaba una lámpara de araña de cristal muy elegante.

Eli me llevó a su habitación dónde estaba muy cuidadosamente colgado su vestido, era de un color marfil y en satén. Después de ponerse los zapatos nos quedamos charlando hasta que una de las criadas nos avisó que abajo la familia nos esperaba.

-Vamos Emily, hoy deslumbraremos- dijo cogiéndome de la mano.

Fuimos hasta la escalera y allí estaba Alex tan guapo y sin corbata.

-La corbata- exclamé y fui otra vez hasta la habitación para coger de mi bolso la caja con la corbata.

Eli ya había bajado, y me tocó bajar a mi sola mientras el resto de la familia me miraba curiosa. Me aferré a la barandilla de la escalera como si me fuera la vida en ello, y realmente me iba la vida en ello. Bajé a paso lento pero ágil, en la base me esperaba Alex tendiéndome la mano con una sonrisa brillante que no se podía comparar con otra.

Se acercó y me besó tiernamente. Me imagino mi cara de estúpida ante ese apolíneo.

-Emily te presento a mi madre Carla y a mi padre Alexander- dijo cogiéndome por la cintura.

-Querida, me alegro tanto de conocerte- dijo Carla- además estás preciosa- dijo mirándome de arriba abajo y abrazándome cómo lo haría mi propia madre.

-Un placer conocerla señora Williams- dije sonriendo un tanto nerviosa.

-Oh niña, llámame Carla- dijo mientras me cogía de la mano.

Miré al padre de Alex y el aire se escapó de mis pulmones.

-Un placer conocerlo señor Williams- dije haciendo como  una reverencia con la cabeza.

-Igualmente señorita Green- dijo él con tono serio.

-Alexander por dios, deja las formalidades fuera de la familia- le riñó su mujer.

Todos reímos.

-Emily te presento a mi prometido Dylan- me dijo Elizabeth.

-Un placer cuñada- me abrazó estrechándome entre sus musculosos brazos. Había que reconocer que era un chico muy guapo, elegante y simpático, pero ninguno como MI chico.

-Bueno ahora que hemos hecho las presentaciones, ¿Qué tal si los anfitriones ocupan la mesa de honor?- dijo el señor Williams.

Todos se dirigieron hacia la puerta trasera por la que se accedía al jardín. Yo tiré del brazo de Alex que me miró un tanto preocupado.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora