Capítulo 14.

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No quiero mostrarte,

eres mi mayor secreto,

no uno sucio y oscuro,

eres mi norte.

Como un faro con sus luces,

te veo desde la costa,

estas en tierra firme,

estoy en el bote.

Navego y navego,

te encuentro, mi secreto,

¿por qué he de compartirte?

Que los demás estén a la deriva,

yo sigo aquí tratando de llegar a la orilla.

—Mi secreto, Four Chips.

Faith James.

Te veo en el lobby a las seis, no faltes. Recibí el mensaje en mi teléfono una hora después de habernos instalado en el hotel, seguido de un: si faltas tendré que secuestrarte y tú hermano no estará muy contento. Luego un: Aunque me divierte molestar a tu hermano, así que mejor llega tarde para poder secuestrarte, ¿trato?

—Quizás debo cambiar de opinión—le digo a las chicas luego de que ambas invadieron mi espacio personal después de ver la invitación de Frankie.

—No, no lo harás.

—Emine—protesto dándole una mala mirada a la chica quien sacaba la ropa de mi pequeña maleta, frustrada sin conseguir algo de su agrado. Miro hacia Vanessa quien nos observa divertida—. Tú conoces a esos chicos igual o mejor que yo, sabes que es una mala idea.

—Solo saldrán por una cerveza, no irán a la iglesia para casarse.

—¡Con Frankie nunca se sabe donde terminarás!

Vanessa se carcajea sobre la cama y asiente dándome la razón.

—Recuerdo aquella vez, los chicos habían ido a casa de los padres de Mark y Frankie había propuesto hacer una pequeña fiesta, solo nosotros y un par de amigos. Ese par de amigos resultó en más de mil personas, entre ellos un DJ muy popular. Fue mi mamá quién llamó a la policía.

—¿Escuchaste, Emine?

Pero Emine hace oídos sordos escarbando en mi maleta. Tenía planeado solo colocarme una sudadera y unos pantalones térmicos. Berlín está bastante frío por estas épocas.

—Amiga, te amo, pero por favor, quema esto—Emine arroja el suéter amarillo con rayas negras sobre la cama. Vanessa lo toma y también lo mira con espanto.

—¡Me gustan las abejas!

—Eso no significa que tengas que convertirte en una de ellas.

Me aguanto una carcajada y me divierto al ver como Emine parece rendirse.

—Quizás pueda prestarte algo.

—Uhh, quiero respirar. Es más, no creo que nada de tu ropa entre en mí —Emine hace una mueca y se arroja en la cama junto al suéter de las rayas, al verlo lo hace una bola aventándolo hasta el otro lado de la habitación enojada.

FRANKIE | Four Chips #3Where stories live. Discover now