Capítulo 10.

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El sol se oculta en la colina,

dando paso a la luna llena.

Brilla en el oscuro bosque,

dame la señal para avanzar.

No discuto cuando lo veo,

lo sigo sin detenerme.

Los lobos aúllan no muy lejos,

ya es imposible perderme.

—A la deriva, Four Chips.

Faith James.

Mis ojos no se detenían, era imposible esquivarlo luego de que en la última canción Frankie decidiera quitarse su camisa blanca, que para su favor, estaba tan rasgada que nos permitía parte de su abdomen. El que se la quitara solo mostraba un poco más de lo que ya habíamos visto.

No estoy cantando a todo pulmón como lo hacen las chicas o los treinta mil espectadores que hacen eco de las canciones de Four Chips en el estadio londinense. Solo observo, muevo la cabeza al compás de la batería de Dustin y tarareo el coro.

Estoy en el infierno gracias a esas preciosas curvas.

Oh mujer, no me vuelvas loco.

Oh mujer, no me mires con odio.

Estoy en el infierno, gracias a esas preciosas curvas.

Pero quiero ir al cielo si haces que estén sobre mí.

Es inevitable que mis mejillas se sonrojen ante la letra, aún más cuando Frankie da media vuelta y toca el bajo hacia nuestra dirección tras bastidores mientras armoniza en conjunto con la voz de Mark, como si tratara de decirme algo.

Ante mi ceño fruncido Frankie solo guiña su ojo y vuelve a mirar al frente, el estadio parecía que se iba a caer ante todos coreando Lujuria A Todas Horas al unísono.

Las letras de Frankie y su necesidad de hablar sobre sexo en cada una de ellas eran bastante exitosas, por lo general estaban en el número uno de las plataformas de música. Son canciones comerciales, Faith y él lo sabe, nosotros también. Eso no significa que Frankie no pueda escribir otra cosa, te sorprenderías, me había dicho Chris luego de que escucháramos el primer álbum en la sala de casa una semana antes de que saliera a la luz, me había estremecido e incomodado cuando escuché Flores, la quinta canción del álbum y como cada estrofa parecía tener una connotación de doble sentido sobre el sexo y las vaginas. Frankie había escrito el noventa porciento de la canción, los demás colaboraron.

Solo la tocaron una vez en vivo, en Toronto, yo estaba ahí y mis mejillas parecían querer explotar al ver como las chicas de la primera fila casi arrojaban sus sujetadores al escenario, estaba tan incómoda luego de ver aquella escena que me era imposible disimularlo.

Más nunca tocaron Flores en vivo o en televisión, ni siquiera le hicieron un vídeo musical y Frankie parecía no estar muy orgulloso de su creación.

—¡Muchas gracias, Londres!

Las palabras de los chicos me despiertan de mi ensoñación. Unos detrás del otro pasan por nuestro lado. Mark toma a Vanessa enjaulándola detrás de la pared para prácticamente comérsela en un beso, Chris por su parte es menos efusivo, tomando a Emine de las caderas y envolviéndola en un abrazo mientras que la chica se quejaba del sudor de este, aunque su sonrisa de enamorada la delataba. Me era repugnante admitirlo, pero Emine parecía encantada de estar envuelta en el sudor de mi hermano.

FRANKIE | Four Chips #3Where stories live. Discover now