Estás en la espalda de Kyojuro, siendo cargada por él. Era de noche y tú traes su chaqueta sobre tus hombros, los dos habían salido a una cita y ahora iban de regreso a casa, bueno... Él iba a dejarte a tu casa.
—No debiste de comprarme todo eso —le dijiste murmurando.
Él sonrió, no pudiste darte cuenta pero era obvio. No dijo nada al instante, sólo siguió caminando mientras casi te quedabas dormida.
—Después de todo es una cita, ¿no? —respondió. Tardaste en procesar sus palabras; cuando lo hiciste soltaste una risita.
—¿Podemos ir a tu casa? Queda más cerca. Le avisaré después a mi familia que hoy no voy a llegar.
—¡A sus órdenes señorita!
Dijo y cambiaron el rumbo.
Después de un tiempo llegaron a casa de Kyojuro, él te bajó de su espalda para sacar las llaves y abrir la puerta. Los dos entraron y apenas pusiste un pie adentro, fuiste caminando al sofá. Te tiraste ahí para acostarse. Tu novio se acercó a ti y acarició tu cabello. Volteaste a verlo, él sonrió.
—Puedo llevarte a mi habitaci...-
—No —negaste. —Quiero pasar más tiempo contigo, ¿tienes sueño? Hay que ver una película, serie o algo.
—¿Quieres elegirla? —preguntó agarrando el control y dándotelo. —Iré por alguna cobija para taparnos y haré chocolate caliente. ¿Está bien?
Asentiste con una sonrisa.
Tomaste el control de su mano, Kyojuro de dio la vuelta y se fue. Prendiste la televisión y empezaste a buscar algo que los dos pudieran ver. El rubio volvió para dejar una cobija sobre tus hombros: «sólo no te quedes dormida» dijo, sonreíste y luego seguiste con lo tuyo.
Aunque estaban en casa aún se sentía el frío, estabas medio lúcida que era difícil buscar algo que ver, pasabas de canal en canal después entrabas a Netflix o Amazon Prime y no encontrabas nada que llamara tu atención. Podías escuchar como Kyojuro agarraba y ocupaba cosas de la cocina, lo supiste debido a los sonidos que hacía. Te recargaste en el respaldo del sofá, y por fin encontraste algo para ver.
Era una película relacionada a Navidad.
Tu novio volvió contigo, en la mesita frente al sillón puso dos tazas con chocolate y un pan.
Reíste.
—Eso es muy lindo —comentaste, el te guiñó un ojo.
—Casi es Navidad. ¿Qué quieres que te regale? —volteó a verte.
—¿Otro regalo? —preguntaste sorprendida. —Ya es mucho, el hecho de solo estar contigo me basta, no te preocupes... En cambio yo si debería regalarte algo.
—Está bien —asintió. —Habrá que darnos un regalo mutuo.
—Entonces hay que dejar que sea una sorpresa. Mañana es noche buena y después navidad, aún queda mucho tiempo.
—Yo ya sé que te daré —Kyojuro susurró para que pudieras escucharlo.
Hiciste un puchero, él te abrazo mientras repartía múltiples besos por tu rostro: «te amo» susurro antes de que te acomodaras junto a él y cerraras los ojos.
• • •
Al día siguiente despertaste en la cama de Kyojuro, él ya no estaba pero había una nota en su lugar. Aún dormida tomaste la hoja, te sentaste en la cama mientras te tallabas los ojos y comenzaste a leer.
Cariño, salí con Senjuro a comprar. Puedes desayunar después de que leas esto o si prefieres puedes esperar. Personalmente me gustaría que comieras ya pero es tu decisión. Volveré pronto.
Asegúrate de arroparte bien, comenzó a hacer más frío.
Te amo. —Kyojuro.
Sonreíste apenas leer la primer palabra, tan dulce como siempre. Ni siquiera recordabas a que hora te quedaste dormida, quizás Rengoku se fue temprano pero desconoces la hora... Así que con un poco de suerte, él llegaría en...
—Poco tiempo —murmuraste.
Escuchaste como se abría la puerta de la entrada y como entraban platicando dos personas. Era obvio que se trataba de los hermanos Rengoku. Efectivamente te habías despertado tarde, aún no habías visto la hora pero era más que obvio. Te levantaste y saliste de ls habitación para encontrarte con ellos dos en la sala. Senjuro te vio e hizo una reverencia mientras te saludaba, mientras que por su lado el se acercó, besó tu frente y te dio un abrazo. Sonreíste mientras correspondías, el pequeño Rengoku sonrió y se dio la vuelta para no molestarlos, siguió sacando las cosas que compraron.
—¿Cómo les fue? —preguntaste mirando las bolsas de compra.
—Bien, bien —respondió Senjuro volteando a verte. —Fuimos temprano así que encontramos muchas cosas.
Te acercaste a él y le revolviste el cabello.
—Estoy celosa de ti, Senjuro-kun. Tú puedes dormir y despertar temprano —comentaste haciendo un puchero.
Él pequeño se sonrojo.
—Porque él no se pone a jugar a medianoche ni comer cosas con azúcar —respondió Kyojuro. —Los malos hábitos son tuyos, querida.
—Jeje... Es difícil de quitar —reíste.
El pequeño rubio te dio la espalda y siguió con lo suyo. Mientras que tu novio y tú tenía una "discusión" sobre tus malos hábitos. Ibas a volver a hablar pero este te calló con un beso y nimodo de rechazarlo. Una vez que se alejaron te acordaste de algo.
—¡Por el amor de Dios! —Dijiste corriendo de nuevo al cuarto.
Te pusiste zapatos y agarraste tu suéter.
—¡Debo irme! Regreso en un rato... —Dijiste apurada. —Te amo Kyojuro, te quiero Senjuro, ¡nos vemos!
Te fuiste tan rápido que no le diste oportunidad a ninguno de los dos para preguntar que te sucedía. ¿La razón? Es Nochebuena y las cosas están más caras hoy y mañana, habías olvidado lo del regalo. También olvidaste tu celular en su casa, no ibas a volver solo por eso cuando ibas tan ocupada. Fuiste corriendo a tu hogar, llegaste, saludaste a tus padres y después subiste a tu cuarto. Prendiste la computadora y en cuanto pudiste le mandaste un mensaje a Shinobu quien respondió de inmediato; "olvidé, celular, regalo, ayuda" fue lo que dijiste. ¿Es algún tipo de enigma? Pensó ella, después la citaste en un lugar, no tuvo más opción que aceptar.
Saliste de nuevo de tu hogar, no sin antes haber agarrado dinero.
Ahora sólo faltaba esperar en tu destino.
—¿Estás diciendo que, Rengoku y tú acordaron regalarse algo el día de ayer, pero tú lo olvidaste hoy? —preguntó ella mientras caminaba a tu lado.
—¡Exactamente! —le dijiste. —Debo de conseguir algo.
—Eres muy tonta —río. —¿No te detuviste a pensar por qué lo dijo? Obvio no necesita que le regales nada, sólo lo dijo para que no insistieras más.
—Qué... —te detuviste. Entonces todo tuvo sentido. —¡Aún así necesito conseguir algo!
—¿Por qué no haces algo? Será mejor en lugar de comprarlo.
Tomaste de la mano a Shinobu y fueron a comprar un par de cosas. Cuando consiguieron todo regresaron a casa. Kocho saludó a tus padres y entonces subieron a tu cuarto. Dejaste todo lo que compraron sobre la cama. «¡Manos a la obra!» fue lo que dijiste antes de revolver todo y que la de puntas moradas te detuviera. Entonces pasaron toda la tarde haciendo algo, ni siquiera habías desayunado ni comido, posiblemente si Kyojuro se llegara a enterar te regañaría. Shinobu en ocasiones iba a tu computadora a poner música o meterse a tus chats (le envió mensajes a Rengoku avisándole que aún no comías y que estabas bien). Mientras que tu trabajabas rápido para poder volver.
—¡Oh! —te acercaste a un cajón y sacaste algo de ahí. —¡Feliz Navidad!... Bueno Nochebuena pero no te veré en Navidad así que, ¡feliz Navidad!
Le diste el regalo a Shinobu y ella rió.
—¿Tenías algo para mí pero no para tu pareja?, que mañas tienes, ______-chan. ~ Deja de dar indirectas. —se burló.
—Te lo iba a regalar hace tiempo pero casi lo olvido —reíste.
Pasó un tiempo, ya estaba oscureciendo y apenas habían terminado. Echaste lo que hiciste en una bolsa y esa bolsa la echaste en una mochila donde arriba pusiste ropa. Bajaste junto a tu amiga.
—¡Feliz Navidad! Vuelvo mañana —le dijiste a tus padres y saliste sin recibir una respuesta.
—¿Te mandas sola? —preguntó Shinobu.
—Soy mayor de edad —le sacaste la lengua. —Tu tienes más libertades porque solo vives con tu hermana.
Las dos comenzaron a caminar a casa de Kyojuro.
Llegaste y Shinobu se fue, tocaste la puerta y tu novio te abrió. Kyojuro te dejó pasar, te quitaste la mochila de los hombros dejándola en el piso. Rengoku no esperó mucho para poder abrazarte.
—Llevate tu celular si vas a salir —insistió. —También asegurate de comer.
—¿Cómo sabes?... —preguntaste confundida.
—Vamos a cenar, anda —te tomó de la mano y te llevó al comedor donde ya había comida. —Senjuro me ayudó a cocinar, hicimos tu favorito.
—¿Cómo tenías preparada una cena?...
Él te guiñó el ojo.
—El poder del amor —río. —Ven, sientate.
Te sentaste y él se sentó a un lado tuyo.
—Sabes que te amo mucho, _______, pero por favor no me hagas preocupar —dijo mientras acariciaba tu mejilla. —Te amo mucho.
Se acercó para poder besarte, cerraste los ojos y sentiste sus labios sobre los tuyos.
Navidad.
—Ahora sí necesitaba que dieran las 12 y que fuera Navidad —dijo el rubio mientras sacaba algo de su bolsillo.
Tenías los ojos cerrados.
—¿Es algún tipo de juego erótico? —bromeaste.
—Podrá serlo después si lo deseas —respondió.
Abrió la caja que tenía entre las manos (lo supusiste por el sonido) entonces sentiste su cálida mano sobre la tuya. «Puedes abrir los ojos...» le escuchaste murmurar y obedeciste. Tus ojos se abrieron por la sorpresa, tu vista se encontraba adornada con Kyojuro quien tenía una caja (de esas especiales) con un anillo de compromiso dentro. Tragaste saliva.
—¿Quieres volverte mi esposa? —te lanzaste a abrazarlo sin responderle.
Tu llanto fue la única respuesta, Kyojuro empezó a acariciar tu espalda mientras tú asentias repetidas veces.
—Te amo, _______. Feliz navidad, cariño.
Si mi tiempo me lo permite, al rato también actualizaré.
Feliz Nochebuena, chic@s, tengan un lindo día con quien sea que lo pasen. Yo también les doy de mi amor. (*╹▽╹*)
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¿Qué creen que haga cierto azabache?...