ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

Muzan Kibutsuji

Era una fría noche, el viento golpeaba en tu cara mientras mirabas el horizonte con una sonrisa tranquila en la cara. Era poco tiempo el que te quedaba de vida pero fuiste feliz, ya no te importaba nada así que acelerar el proceso no sería una gran dificultad.

Había un extraño y peculiar hombre que te observaba, se encontraba al lado de un árbol viéndote con una sonrisa.

Te recostaste sobre el piso, en la tierra, cerrando los ojos mientras respirabas profundamente un par de veces, aquel hombre se acercó a ti. No te percataste para nada, seguías tranquila en tu mundo.
Se agachó para verte mejor, más de cerca y llevó una de sus manos a tu cara, acariciándola durante un momento para después apretar tus cachetes y hacer que abrieras la boca.

No hiciste nada, ni siquiera se te dio por gritar; dolía su agarre pero simplemente lo viste.
Él mordió su labio inferior con sus comillos provocando que saliera sangre.

—Tomalo —te ordenó.

Te quedaste confundida y un pequeño sonrojo apareció en tu rostro, ningún hombre en tu tiempo de vida te había dicho algo así. Se acercó a ti, sólo hiciste lo que pidió.

Envolviste con tus labios los suyos y en ese momento fue cuando tu lengua tocó su sangre.

El dolor que comenzaste a sentir era incluso más que el que tenías normalmente, Muzan se levantó observando como te retorcías en el piso; esperando que sobrevivieras para no tener que buscar a alguien más.

• • •

Cuando despertaste sentías tu sangre fluir, te sentías calmada y respirabas correctamente, nada dolía.

Despertaste en una cama de terciopelo, notando así que la persona a la que le pertenecía ese lugar era rica.

Volteaste rápidamente al sentir otro peso sobre la cama, era el mismo hombre que habías visto antes de desmayarte del dolor, de hecho; en ese momento pensaste que tu momento había llegado.
Él se encontraba sonriendo, llevó una de sus manos a tu cara y comenzó a acariciar tus mejillas, lo observabas fijamente.

—¿Por qué? —preguntaste.

—Incluso tu voz es linda —comentó. —Te haré perfecta.

—¿Por qué? —volviste a preguntar.

—Me gusta tu determinación, ¿acaso querías morir? Puedes disfrutar de un inmenso poder si decides seguir mis órdenes, comer humanos si es que quieres vivir.

—¿Qué soy? —preguntaste aún confundida.

—Serás un demonio perfecto, mi mano derecha y ¿sabes? Tienes suerte de que ponga tanta confianza en ti; aunque si llegas a hacer un movimiento en falso o en mi contra podré matarte.

Negaste.

—Gracias...

Sonreíste y te lanzaste a abrazar a Muzan, quien pese a saber que harías se sorprendió aún así pero correspondió.

—Seguiré todas tus órdenes, comeré y mataré a quien quieras sólo... Sólo no me abandones como ellos.

—Oh querida... ¿No recuerdas que fue lo que hiciste? —murmuró él separándose de ti y mirándote.

Negaste.

—Definitivamente serás perfecta...

samaracuarzo