"Fragmentos"

By mariaEstrellalove

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Pequeñas historias, pequeños fragmentos que unen a un pequeño detective y un travieso ladrón en distintas sit... More

"Vacío"
"Apetecible"
"Botón"
"Celos"
"Intruso"
"Brujo"
"Brujo II"
"El mago y la muerte"
"Tierno vs Sexy"
"Cumpleaños Azul"
"Mr. Policeman"
"Imprudente"
"Kaito's Moving Castle"
"Nightmare"
Fallen
ANUNCIO
"Kaito's Birthday"
"Brujo III"
"The prince"
PORTADA
"The prince II"
"The Prince III"
"Sueño"
"Aroma I"
"Aroma II"
PORTADA PARA "AROMA"
"El demonio de la mansión"
"Joya"
"Estoy aquí"
"El templo del bosque"
"Pizza Boy"

"Fragmento de mi corazón"

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By mariaEstrellalove


Hay leyendas e incluso algunos estudios que dicen que nuestras marcas de nacimiento son indicios o señales de la manera en que morimos en nuestra vida pasada, también que, dependiendo de la visibilidad de estas, es el grado de impacto que tuvo en ese momento.

Shinichi Kudou desde pequeño siempre se preguntó el porqué de aquella cicatriz a la altura de su corazón, era similar a la de una puñalada, quizás tan ancha como la hoja de una espada. A temprana edad, cuestionaba a su mamá sobre si había sufrido algún tipo de operación o si estaba enfermo del corazón, su madre simplemente sonreía y negaba aquello, le había dicho que era su marca de nacimiento y le había contado aquella leyenda, Shinichi, emocionado estaba seguro que había tenido una muerte honorable, puesto que algunas veces se había soñado como un caballero al servicio de su rey. Otras ocasiones soñaba con un par de ojos violáceos y una preciosa sonrisa, acompañados de una capa blanca y el resplandor de la luna.

Pero conforme el pequeño de ojos azules fue creciendo se volvió cada vez más escéptico, además, con cada día que pasaba, un vacío en su pecho iba creciendo, haciéndolo sentir agobiado, los sueños fueron cada vez más agresivos e incluso se habían transformado en pesadillas, en las cuales siempre veía una capa manchada de sangre y una espada siendo enterrada en su pecho, a veces despertaba con la respiración acelerada y un punzante dolor en su marca de nacimiento, con ayuda de psicólogos consiguió disminuir ese tipo de sueños hasta ser realmente raras las ocasiones en que los tenía, al punto en que olvidó por completo aquella historia, ignorando por completo que estaba por encarar al destino.

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Contando con ahora 18 años de edad, se encontraba siendo arrastrado por su mejor amiga e interés romántico actual, Mouri Ran, una chica de cabellos castaños y mirada azulina, experta en artes marciales y de carácter fuerte, había escuchado de Sonoko que su tío, Suzuki Jirokichi realizaría una exposición sobre la era medieval ya que recientemente habían encontrado un ataúd que contenía interesantes objetos como lo eran: una espada y una pistola. Además de que Kaito Kid había enviado un aviso por adelantado, diciendo que volaría a través del tiempo y tomaría de vuelta lo que le pertenecía. Shinichi estaba curioso sobre aquello, ¿A qué se refería con "tomar aquello que le pertenecía"? Pocas eran las veces que se había topado con aquel enigmático mago, estar cerca de él le provocaba una terrible nostalgia, pero extrañamente siempre sentía que aquel vacío que lo agobiaba era llenado. Sintió un ligero pellizco, haciendo que centrara su atención en la explicación de aquel guía de museo.

Al llegar, Shinichi no paraba de preguntarse por qué había accedido, tenía una carpeta de casos sin resolver esperándolo en casa, suspiró aburrido por milésima vez y Ran, fastidiada, le dio un golpe en el vientre con su codo, haciendo que Shinichi la mirara molesto.

"Aquella espada, perteneció hace siglos a un reconocido y famoso caballero, nombrado en aquel entonces como "Caballero negro", leal a su reino y a su rey, poseedor de una astucia e ingenio temerarios, fue incluso capaz de atrapar al escurridizo dueño de aquella pistola plateada, "ladrón blanco", aunque su muerte fue trágica, se dice que su amante lo traicionó y lo envió a la horca a través del Caballero negro, lo extraño del asunto es que tras desaparecer el Ladrón blanco tampoco se supo nada más del caballero. Es realmente increíble que lográramos encontrar esta espada junto a la pistola, ambos trajes que pudimos replicar fue gracias a un viejo diario que encontramos junto a los dos anteriores objetos, lamentablemente no hemos podido descifrar el contenido, puesto que parece estar todo decodificado"

Terminó de explicar aquel guía, cediendo el pequeño micrófono que Jirokichi había dispuesto para el evento de presentación y posterior revelación de los objetos descritos. Tras algunas palabras de agradecimiento por parte del anciano, finalmente se retiraron las cortinas que cubrían los mostradores de las exhibiciones.

En ese momento, Shinichi sintió que todo pasó en cámara lenta, al ver aquellos trajes en el centro de la habitación, no pudo evitar avanzar un par de pasos titubeante, el primero, era un traje elegante de color negro con bordados dorados, patrones exquisitos y elegantes difuminados en la capa de seda negra, un casco metálico y reluciente, en la cintura del maniquí, una elegante espada enfundada en un estuche azul marino, se trataba de nada más y nada menos que "Una sola verdad" como él la solía llamar en aquel entonces, pero lo que disparó sus recuerdos de su anterior vida, fue ver aquel inmaculado traje blanco, la preciosa capa blanca con adornos en azul y dorado, el sombrero de copa tan fino y precioso, la pistola que él siempre portaba orgullosamente, "Alas blancas" como a él le gustaba llamarla.

-Kaito... -Un fuerte mareo lo atacó, pronto, su visión se volvió borrosa a causa de las lágrimas que se acumularon en sus ojos azules y se desplomó en medio de aquella sala, sintiendo que su conciencia era arrastrada a aquel tiempo, a cientos de años atrás donde perdió a su amante de la manera más trágica y estúpida, aquel tiempo donde forjó una promesa y perdió un fragmento de su corazón.

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Su primer encuentro, o al menos el que él creía había sido su primer encuentro, no fue el mejor de todos, pero debía de admitir que alivió el mal humor de ese día, recientemente un molesto ladrón frecuentaba la cuidad real, robando joyas e inculpando a los noblre de crímenes que ellos aseguraban no haber cometido (Aunque a su arecer estaba feliz de que alguien se atrevía a poner en evidencia a aquellos cerdos que tenían una amplia lista de crímenes) por supuesto, a pesar de las pruebas, bastaba con una generosa suma de dinero para quedar en libertad, el rey había mandado a algunos de sus lacayos a su humilde morada, tras asistir a la audiencia con el rey, este le encomendó la tarea de capturar a aquel ladrón, a pesar de ser alguien bastante joven, poseía un amplio historial de casos resueltos y criminales capturados.

Aquel escurridizo ladrón se había salido con la suya, escapando exitosamente pese haber planeado minuciosamente algunas trampas y haber estudiado posibles rutas de escapes. El rey, molesto, le había concedido otra oportunidad, puesto que nadie había podido siquiera acorralar al ladrón blanco.

Frustrado aquella mañana, salió a entrenar al bosque vestido únicamente con un par de pantalones negros, una camisa de lino blanca, dejando de lado su pesada capa y casco, buscó un buen árbol para entrenar con su espada, tan concentrado estaba en ello, que cuando el fuerte crujido de las ramas de aquel árbol, seguido de un fuerte grito, lo tomaron completamente desprevenido.

-¡¡Cuidado abajo!! –Fue el grito, cuando miró hacia arriba, un pesado cuerpo cayó sobre él. Ambos se desplomaron en el suelo, el joven que entrenaba con la espada sentía que la cabeza le daba vueltas, el cuerpo sobre él era pesado y el joven que había caído sobre él se quejaba adolorido.

- ¡Quítate idiota! –Cuando finalmente pudo coordinar, empujó a quien había caído sobre él.

-Lo siento, lo siento. –Ambos jóvenes cruzaron miradas, azul intenso contra violeta profundo, el de ojos azules observó al contrario, analizó sus cabellos azabaches, su sonrisa apenada y su figura atlética. Mientras que el de ojos violetas se perdió en el azul profundo del contrario, en su cabello castaño de apariencia sedosa y su esbelta figura, ambos estaban despeinados, cubiertos de sudor y hojas debido a la caída.

- ¿Qué carajos hacías sobre ese árbol? –Preguntó el ojiazul irritado, aunque siendo sinceros tenía ganas de reír ante la imagen del joven frente a él, cubierto de hojas y sus cabellos alborotados.

-Quería bajar algunas manzanas, pero comenzaste al golpear el árbol, me distraje viendo tus movimientos con la espada y terminé subiendo a una rama frágil. –Explicó señalando un pequeño saco que colgaba de su espalda, afortunadamente no había sufrido daño alguno.

-Idiota.

-Kaito, Kuroba Kaito. –Se presentó, descolgó su saco de su espalda y sacó una manzana, lucía realmente jugosa puesto que era enormes y de un perfecto color rojo. –Es lo menos que puedo hacer después de usarte para amortiguar mi caída. –El ojiazul lo miró con desconfianza. -¿No quieres? Más para mí. –Kaito la mordió y por un segundo vio una expresión de pánico en la mirada del contrario, haciendo que sonriera. –Es broma, tengo más para ti. Mira tu mano. –El contrario hizo lo pedido y se sorprendió al ver una manzana en su mano.

-¿En qué momento...? –Kaito sonrió divertido.

-Digamos que soy un hábil ilusionista. –Dijo haciendo un juego de manos, desapareciendo la manzana que estaba comiendo.

-Shinichi, Kudou Shinichi. –Finalmente se presentó.

-Es todo un placer, Kudou Shinichi-san. –Haciendo una ligera reverencia, hizo aparecer una rosa roja y se la ofreció al caballero.

-Tonto. Nunca te había visto por los alrededores, ¿Recién llegado? –Kaito asintió.

-Mi madre y yo nos mudamos hace poco, papá murió y mi madre dejó todo atrás, dice que si se queda en aquella casa, los recuerdos la agobiaran.

-Lo siento. –Kaito negó.

-Esas cosas pasan, tarde o temprano todos tenemos que morir.

-Ya veo... Eres raro. –Kaito se carcajeó y decidió que era divertido molestar a aquel cataños. Y así, sin saberlo, ese fue su segundo encuentro y el primero de muchos otro más.

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Aunque no encuentre razones

Hoy tengo canciones

Que me hacen quererte

A pesar de que Shinichi pensaba que Kaito era molesto y extraño, siguió frecuentando el bosque, conviviendo con Kaito, pronto, sentimientos afloraron en ambos, Kaito decidió que aquel caballero amargado era el ser más lindo que había conocido, Shinichi por su parte, llegó a la conclusión que aquel joven eran extraño, pero de buen corazón. Se sentía alegre al hablar de aquel ladrón blanco, aquello provocó celos en el joven caballero, dándole el impulso a Kaito de confesar sus sentimientos, dejando de lado el tema del ladrón durante semanas, hasta que un día, Kaito no llegó a sus usuales citas en el bosque, desapareciendo por días, Shinichi se preocupó bastante, justo cuando estaba decidido a ir buscarlo en la enorme ciudad, sin importar que le tomara todo el día, el joven apareció.

-¡Kaito! Me tenías preocupado idiota. –Fue el saludo por parte de Shinichi.

-Lo siento, lo siento. –Su paso era algo irregular, Shinichi se preocupó aún más.

-¿Te sucedió algo?

-Un pequeño accidente con caballos, uno se puso algo rebelde y terminó pateándome. Perdona por preocuparte, pero estaba adolorido y no podía moverme. –

Y aunque yo sé que hay mentiras

Prefiero la herida antes que perderte

Y aunque me duela la vida

Me duele más verte si no estás conmigo

Una rotunda mentira, Kaito le había contado que trabajaba en los establos de un noble a las orillas de la ciudad, pero en realidad, Kaito era aquel ladrón de reciente fama, El ladrón blanco, había llegado con el objetivo de desenmascarar a todos aquellos bastardos que llevaron a su padre a la muerte, se había dedicado a robar joyas para devolverlas a sus legítimos dueños y exponer a esos malvivientes, aunque no contaba que aquel "Caballero negro" se interpusiera en su camino, muchas veces estuvo a punto de ser capturado, logrando escapar por poco, como lo había sido días atrás, ese molesto caballero lo había apuñadado por un descuido suyo y había tenido que usar medidas desesperadas para escapar, razón por la que se había ausentado.

-Te he dicho que tengas cuidado. –Reganó Shinichi y Kaito rio al mismo tiempo que era jalado para sentarse junto al detective bajo la sombra de un árbol, pero Kaito se había deslizado hasta recostarse en las piernas del ojiazul.

Hoy aprendí que contigo

Entre más me duele, más te sigo

-Perdóname Shin-chan, ya sé que soy un idiota, pero soy tu idiota. –Dijo haciendo sonrojar al ojiazul.

-Tonto. –Se inclinó al ver la mirada del de ojos violetas, unieron sus labios en un sutil beso. –Pero eres Mi tonto. –Kaito sonrió. Sintiéndose en las nubes, creía que todo era perfecto, su plan era llegar a aquel principal causante de la muerte de su padre, tomar venganza y huir a algún lado con Shinichi, le contaría sobre su alter ego y le diría sus razones, estaba seguro que lo entendería, sencillo, ¿No? Lamentablemente no todo sale como se planea.

Un par de meses después, Kaito llegó al lugar de siempre, preocupado observó a Shinichi, quien tenía los ojos hinchados, realmente preocupado se acercó a él, Shinichi al mirarlo a los ojos no pudo evitar derramar más lágrimas.

Cómo salir a la luz del día

Cuando no tengo tu compañía

Cómo seguir mi propio camino

Si este dolor me hace sentir vivo

-¿¡Qué sucede!? –Shinichi lo abrazó con fuerza llorando un poco más hasta calmarse un poco, Kaito volvió a preguntar. - ¿Qué sucedió?

-Oh Kaito, yo, tengo algo que decirte. –Shinichi le contó sobre la tarea que le fue encomendada, revelándole así su identidad como "El caballero negro" Kaito mantuvo su tan aclamada "Poker Face" manteniendo la calma, al menos eso intentó, al menos hasta que escuchó lo siguiente. –El rey me ha dado una última oportunidad, dijo que si no le capturo en el próximo atraco, me decapitará, no permitirá otro fallo. –Kaito jadeó preocupado, aquel atraco iba a ser el último, finalmente había encontrado las pruebas contra aquel noble causante de la muerte de su padre, buscaba venganza, pero no podía sacrificar a su amado, no podía, no después de todos aquellos buenos momentos vividos.

Y no sé cuánto, no sé cuánto voy a soportarlo

Y no sé dónde, no sé dónde voy a dar sin ti

-Huyamos

-¿Qué?

-Huyamos, vayamos a otro lugar, no permitiré que mueras, deja ese trabajo de lado. –Shinichi negó.

-No puedo, Ran, mis padres y amigos, me ha amenazado que si fallo moriré, si huyo ellos lo harán en mi lugar. Debo llevar a El ladrón blanco ante el rey. –Kaito cerró los ojos, esperaba lo peor, así que tomó una decisión.

-No te preocupes, todo saldrá bien, se que lo lograrás esta ocasión. –Shinichi lo miró confundido. Sus ojos llorosos le partían el corazón, dándole un fuerte abrazo sonrió con tristeza, quizás no podría realizar todo lo que planeaba con su amado, pero al menos daría su vida por la de su amado. No tendría que saberlo, dejaría una carta diciéndole que no lo amaba y que viviera su vida, que había huido con una joven cualquiera de la ciudad y que lo olvidara. Por eso, aquella tarde, ambos se entregaron en un mar de pasión y se entregaron mutuamente a sus sentimientos, demostraron cuanto se amaban, la noche siguiente, la noticia de que el ladrón blanco había sido capturado por el caballero negro.

Y no sé cómo, no sé cómo lograré olvidarte

No sabes cuánto me duele este adiós

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Kaito se estaba en una fría celda, atado, golpeado y sometido a múltiples torturas, su ejecución se llevaría a cabo en unas cuantas horas, había pedido que durante ella, su rostro fuera cubierta y no fuera revelada al público, el rey, sintiéndose de buen humor al saber de su captura, había accedido. Kaito estaba satisfecho, su amado estaba a salvo, su venganza había terminado, aquel bastardo estaba pagando por sus crímenes, podría descansar en paz, o eso creyó, cuando fue llevado a la guillotina, su verdugo sonriendo malicioso, retiró aquel trozo de tela, descubriendo su ahora mallugado rostro, su corazón se paralizó al ver que en la tarima colocada especialmente para su ejecución, el rey junto a su amado caballero, estaban esperándolo.

Contigo nada está claro

Te siento tan lejos, te quiero tan cerca

Y aunque me quede sin nada, te quiero dar todo

Aunque no lo merezcas

-No...Kaito... ¿Qué? –Shinichi sintió que su alma abandonó su cuerpo al verlo. –Esto... ¡Esto debe ser un error! Por favor, Kaito, dime que no es verdad. –Al borde del llanto, fue sujetado por los guardias.

-¿Un error? ¿Entonces este no es el verdadero ladrón? –Habló aquel viejo rey. –Si te atreviste a engañarme, ya sabes cuál es tu destino, ¿No es así?

-¡Se equivoca! Realmente soy el ladrón blanco.-Gritó Kaito y Shinichi entró en pánico.

-Bien, procedan.

Cómo salir a la luz del día

Cuando no tengo tu compañía

Cómo seguir mi propio camino

Si este dolor me hace sentir vivo

-¡No! –Shinichi intentó llegar hasta él, pero fue sujetado. Kaito simplemente sonreía.

-Shinichi, no llores, sabes que odio verte llorar. Vive por mí, se feliz. Cuida del fragmento de mi corazón que dejo en tus manos.

-No, no, ¡No! ¿Cómo podía? –Shinichi seguía forcejeando.

-Volveré a ti, lo prometo, tomaré de regreso aquello que me pertenece, no llores. –Justo en ese momento, la guillotina bajó a toda prisa, dándole apenas el tiempo suficiente a Kaito de murmurar. –Te amo... -Shinichi, no pudiendo, desenfundó su espada y atravesó su corazón con ella, su sangre se mezcló con la de su amado, ambos perecieron en aquel instante.

Y no sé cuánto, no sé cuánto voy a soportarlo

Y no sé dónde, no sé dónde voy a dar sin ti

Y no sé cómo, no sé cómo lograré olvidarte

No sabes cuánto me duele este adiós

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Shinichi despertó asustado, miró a todos lados, notándose solo, lloró por algunos minutos, ahora recordaba todo, miró la hora, 22:00.

-Aún hay tiempo. –Arrojando las sabanas, salió a toda prisa, aquel mago debería estar haciendo su aparición en ese momento. Tomó un taxi y pidió que se apresurara.

Media hora le tomó llegar, el mago acababa de irse, pero él sabía cuál sería su ruta de escape, así que se dio prisa y llego hasta la terraza de un edificio cercano, jadeando, finalmente lo logró, cautivado por la imagen de aquella capa blanca, ondeando bajo la luz de la luna. El mago se dio la vuelta lentamente, Shinichi notó que no traía su corbata y su camisa no estaba abotonada hasta el cuello, dejando el descubierto una cicatriz, aquella cicatriz producto de su muerte en el pasado.

-Kaito...idiota. –El mago sonrió y Shinichi rompió en llanto.

-No llores, te he dicho que odio verte llorar.

-Idiota, idiota, ¿Cómo no he de hacerlo? ¿Por qué creíste que querría vivir sin ti a mi lado?

-Lo siento, fue egoísta de mi parte, pero he vuelto para cumplir mi promesa. –Shinichi limpió sus lágrimas y asintió con una sonrisa. Quizás la historia se había repetido, pero ellos se encargarían de darle un final distinto esta ocasión.

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Espero que este pequeño one-shot sea de su completo agrado, una disculpa si fue demasiado rápido, espero se haya entendido la esencia de la pequeña historia, es algo que se me ocurrió tras ver algunas imágenes en twitter y escuchar la canción que se incluye. Es otra de las posibles historias que quiero desarrollar a detalle a futuro, ¿Qué piensan? ¡Gracias por seguir apoyando con sus votos, lecturas y comentarios! :3

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