"Intruso"

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-Y recuerda pequeño detective, algunas veces, yo soy el de la lavandería –Fue lo último que Conan escuchó antes de que el mago desapareciera frente a sus ojos, dejando atrás el elegante vestido rojo de Ran y su ropa interior.

Desde ese día desconfiaba de los extraños que llegaban a la oficina del Mouri, en algunas ocasiones se sentía observado en otras, los repartidores de paquetería o los clientes que a veces tenía el detective Kogoro se acercaban a él con dulces o algún juguete, acariciaban su cabello o decían que era un pequeño muy lindo.

Pero había un repartidor de correo en específico, que últimamente le sonreía y se le quedaba mirando de más, le decía que era muy lindo y le regalaba algún caramelo acompañado de un tirón de mejillas. Sospechaba enormemente que se tratara de Kaito, pero Ran le decía que era un paranoico.

- ¡Te digo que el repartidor de los sábados es extraño! –Decía Conan por teléfono.

- ¡Te digo que son ideas tuyas! –Respondieron en tono cansino, con un característico acento de Osaka.

- ¡Hattori! ¿Por qué tú y Ran no me creen? –Se quejó.

-Porque a menos que tengas una joya de gran valor, información que necesite o algo parecido que pueda interesarle al ladrón para ir cada semana entonces te creeré. –Le respondió resaltando lo obvio.

- ¡Mooooo! –Exclamó haciendo berrinche como niño pequeño.

- ¡Hattori, es hora de irnos! –Se escuchó de fondo la voz de una mujer. - ¡Ya voy Kazuha!, Lo siento Kudo, tengo que irme, nos vemos.

-Está bien –Al colgar el teléfono soltó un suspiro lleno de resignación. –¿Ran-neechan? –Llamó Conan al verla con el ceño fruncido con el teléfono a la mano.

- ¿¡Qué mi padre que!?, si, ¿A qué hospital?, si, estaré en un momento por allá, gracias.

- ¿Qué sucedió? –Se acercó con preocupación al ver la rapidez con la que guardaba cosas en un bolso de mano y tomaba las llaves de la casa.

-Al parecer mi padre estaba un poco pasado de copas y se pasó un semáforo en rojo, casi lo atropellan, pero alguien logró empujarlo antes de que lo atropellaran, lo llevaron a un hospital porque al parecer durante la caída se lesionó un brazo. –Explicó con expresión preocupada. –Le he dicho muchas veces que sea cuidadoso, le advertí que algo así podría pasar.

-No te preocupes Ran-neechan, el tío Kogoro es resistente, estará bien –Trató de animarla - ¿Quieres que te acompañe?

-Oh, me encantaría, pero necesito que te quedes para que recibas un paquete importante que llegará hoy. –Un escalofrío recorrió la espalda del pequeño detective.

- ¿Es realmente necesario que lo reciba personalmente?, digo puede dejarlo en la entrada y al volver lo recogemos.

-No Conan-kun, es algo de valor y necesito que verifiques el contenido –Explicó Ran - ¿Puedo confiar en ti? –Con mirada suplicante logró convencer al pequeño, aun dubitativo ante la idea de recibir el paquete de ese extraño repartidor, de algún modo tenía un mal presentimiento. –Bueno, nos vemos más tarde. –Sin más que agregar salió de la oficina, dejando el pequeño con un poco de ansiedad.

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