-¿Que?- pregunté incrédula.
-Cierra los ojos- repitió Jason. Al ver que no lo hacia, insistió.- vamos Carry, todos aquí cumplieron, no serás la excepción.
No quería actuar como cobarde. Era cierto, todos cumplieron sus retos y era mi turno. Así que lo hice.
Mi vista se tornó totalmente oscura. Solo oía voces que susurraban y risitas de los demás. Mis nervios aumentaron cuando sentí que alguien me tomaba de las manos para levantarme del sofá.
Alguien que empezó a colocarme una tela sobre los ojos. Alguien que sabia perfectamente quien era. Su aroma tan masculino y gozoso me lo confirmó. Jason terminó de atar la tela detrás de mi cabeza.
Para cuando me dí cuenta, estaba sobre su hombro. Sentí que sus pasos apresurados me llevaban a no sé donde. Tenia un mal presentimiento por lo que tuve que patalear y rogar que me bajara, pero solo escuchaba carcajadas de su parte. Y no era el único, las demás personas presentes en la fiesta también parecía divertirles la situación.
-¡¿Que haces?!- grité dándole manotazos- ¡Basta bájame!
Y de repente... el aire frió de la noche erizó mi piel.
No podía respirar, mis pulmones no estaban cooperando, mis brazos y piernas se volvieron totalmente ridículas y la desesperación se apropió de mi cuerpo.
-¡IMBÉCIL NO SABE NADAR!- escuché gritar a mi mejor amigo.
Seguía dentro del agua sin poder hacer nada hasta que oí un chapuzon. Unos brazos me habían tomado de la cintura ayudándome a subir a la superficie, lo que le daba paso a mis vías respiratorias. Me arrastraron a la orilla de la piscina, me quitaron la venda de la cara y por fin pude salir.
Una vez sentada comencé a toser desesperadamente, había tragado agua y me dolía la garganta.
El maldito me había arrojado a la piscina.
-Tranquila, respira lento- la dulce voz de Troy me tranquilizaba.
Mi vista se aclaró. Troy estaba empapado a mi lado con una mano en mi espalada reconfortándome. Tony y Carla se acercaron preocupados a preguntar como estaba y me ayudaron a levantar.
-¡¿PERO QUE CARAJO TE PASA?!- espetó Troy furioso dirigiéndose a Jason- ¡SE PUDO HABER AHOGADO!
-Y yo como lo iba a saber- levantó los hombros despreocupado y giró su vista hacia mi- deja de lloriquear es solo un poco de agua.
-Si chicos solo fue una bromita- lo apoyó Lauren a su lado.
-¡Pues su bromita de mierda no es para nada graciosa!- gritó Tony y miró a todos los presentes que filmaban y se reían de lo ocurrido.-¡Bajen esas mierdas!- le arrebató el teléfono a uno.
-Vamos Carry salgamos de aquí- Carla me había tomado el brazo y me acompañó a la entrada de la casa.
Las lagrimas empezaron a caer como cascada por mis mejillas. Me sentía horrible. Humillada. Frente a todos. Todo mi cuerpo mojado temblaba hasta que sentí una suave toalla rodear mis hombros.
-Joder Carry como lo siento- Grace nos había alcanzado.
-No es tu culpa- dije en sollozos.
-Voy a echar a esos estúpidos ahora mismo.- se apresuró a entrar a la casa.
Tony y Troy llegaron rápido a nosotras. El segundo traía una toalla en los hombros también. Él me abrazó y yo me pegué a su pecho.
-Larguémonos de aquí.- asentí.
Abracé a Carla, quien había rescatado mi bolso que dejé en el sofá, y luego a mi mejor amigo.
-Hey no llores minioncita, odio verte así- Tony me dio besitos en la frente- olvida a esos idiotas.
Tal vez no era para tanto, pero el agua era uno de mis peores enemigos. Y no me refiero al agua del grifo o de la ducha, sino a la extensa como la del mar. Me aterra la idea de ahogarme y no tener control sobre mi cuerpo. Me desespero hasta tal punto de incluso llegar a tener un ataque de pánico.
En este caso, la venda en mis ojos solo me impacientó mas. La oscuridad y la falta de aire unidas solo fue el detonante y que liberó mi fobia acelerándome el corazón de una manera abrupta.
Cada uno subió a su respectivo auto y nos marchamos de ahí.
Miraba por la ventanilla mientras recorríamos las calles de Berly. El reflejo mostraba mis ojos hinchados y maquillaje corrido. Mi ropa estaba totalmente empapada y me daba pena mojar los asientos del Mercedes.
Troy tenia expresiones que se mezclaban entre enojado y preocupado. Él me miraba de reojo, colocó su mano en mi rodilla, acariciándola con su pulgar.
-Gracias- le dije en un susurro- Por sacarme del agua.
Estacionó el Mercedes al frente de mi casa, apagó el motor y se giró a mi.
-No tienes que agradecerme, yo lamento que te hayan hecho eso...- hizo una pausa- por estas cosas odio esos juegos, las personas no tienen limites. No saben la diferencia entre lo que es divertido y lo que no.- suspiré- ¿Te dije o no que Jason solo se mete en problemas?
Yo seguía con la cabeza agachada. Él tomó mi mentón obligándome a mirarlo. Se acercó y me besó los labios. Solo un simple contacto de nuestras bocas. Un beso reconfortante. Justo lo que necesitaba.
-Ve a descansar preciosa, llámame si necesitas algo- asentí- mañana pasaré por ti, y te volveré a sacar esa sonrisa hermosa que tienes, dándote el mejor día de tu vida. Lo prometo.
Eso me hizo subir un poco las comisuras de mis labios. Le dí un ultimo beso a Troy y bajé del auto.
Abrí la puerta delicadamente para que nadie me escuchara y me apresuré a subir las escaleras para llegar a mi habitación.
Me sequé el cuerpo, me puse mi pijama y me metí en la cama. Vaya mierda de noche. Encendí mi celular para comprobar mis temores. Y si. Ahí estaban. Vídeos míos en el agua, llorando, y mojada. Comentarios burlones los acompañaban. Las lagrimas resurgieron y apagué la pantalla.
Todo fue su culpa.
De él.
Del imbécil de Jason.
Mis cara se vuelve roja de solo pensar en su maldita mueca de satisfacción al verme así. Humillada.
Hijo de mil puta.
Lo odio, lo odio y lo odio.
¿Se cree que es gracioso llegar a un punto donde no puedes hacer nada para poder ponerte a ti mismo a salvo?¿Cree que es gracioso ver a alguien desesperarse por creer que está por morir?¿Que es gracioso tener personas al rededor de ti riéndose en tu cara de tu desgracia?
No, no lo es.
Que se joda.
No pienso volver a trazar palabra con él.
***
No le conté nada a mi familia. ¿Para que?. Sinceramente no quería mas consuelo. Solo necesitaba olvidarme de todo. Borrar todo de mi memoria. Levantar la cabeza y hacer como si nada. Demostrando que no me afectó.
Aunque claro que me afectó, pero no les iba a dar el gusto de verme así.
Troy cumplió con su palabra y pasó por mi en la tarde del domingo. Pasamos todo el día juntos. Fuimos al cine, almorzamos juntos, paseamos por el centro comercial, donde insistió en comprarme un regalo que terminó siendo un collar dorado, que tenia un pequeño corazón colgando. Un par de besos de por medio. Y terminó el día perfecto con un recorrido por un parque de atracciones.
Mi ánimo cambió totalmente. Troy me sacó miles de sonrisas durante el día. Cuando me dejó en en la entrada de mi casa, mis padres se apresuraron a pedirle que se quedara a cenar. Cuando creí que la petición lo espantaría, él aceptó plácidamente.
La cena transcurría sorprendentemente bien. Troy no paraba de adular el trabajo de mi padre, claro él sabia que así se lo ganaría. Mama lo miraba con adoración. Y Linds solo me levantaba las cejas coquetamente.
Cuando volví al instituto no me sorprendió que la gente se riera disimuladamente de mi. Por suerte no le tomé mucha importancia, Tony me hizo compañía y a él es al único que necesito.
El asesino fatídico no había vuelto a matar. Pero las familias seguían furiosas. Quieren al tipo tras las rejas. No quieren que la muerte de sus hijos sea en vano. Quieren atraparlo, mirarlo a los ojos y preguntarle ¿Por que?
***
Pasó una semana, que se resumía en instituto, citas con Troy, salidas con Tony y pijamadas con Carla. Ella se había vuelto una increíble amiga. Ella es mayor que yo y Tony. A sus veinte años estudia fotografía en la UAB (Universidad de artes de Berly). Se mudó aquí por sus estudios, y sus padres viven en su antigua ciudad.
El insomnio me ganó. Me encontraba acostada en mi cama mirando una película en la televisión, "Friday the 13th", cuando mi teléfono recibió una notificación.
DESCONOCIDO 01:23 PM
-Sal, estoy afuera.
-¿Quien eres?- respondí.
-Sal, sola, es importante.
-Lo siento no sé quien eres.
-Sal o iré por ti.
¿Pero que mierda?
Bajé sigilosamente y abrí la puerta. No había nadie. Todo estaba oscuro. Avancé un poco hacia afuera para comprobar.
Joder, ¿Se estaban burlando de mi?.
Cuando estaba a punto de darme la vuelta, unas manos fuertes me taparon los ojos y la boca. Escuché que cerró la puerta de mi casa y empezó a arrastrarme a no sé donde. Me ataron las manos agilidosamente y me vendaron los ojos. Yo intenté gritar pero me lo impedían, solo se escuchaba un sollozo pobre.
El ruido de la puerta de un auto me alarmó y comencé a patalear, pero apenas podía moverme por los brazos que me sostenían. Me metieron en un auto y las lagrimas surgieron. Arrancó y yo le suplicaba a quien estuviera a mi lado por mi vida. Pero no respondía.
¿Y si era el asesino?
Pasaron unos diez minutos y el auto parecía haber pasado de asfalto a tierra. Este se detuvo y por fin me sacaron la venda.
-¡¿Pero que carajo...?!
-Ey ey, la boquita. Controle esa lengua señorita.
-¡¿Pero que mierda estas haciendo Jason?!
-¿Tu que crees sherlock? Secuestrándote.- dijo como si fuera lo más normal del mundo.
-¡Déjame ir pedazo de estúpido!
-¿Me vas a obligar a sellar esa boquita?
-¡SUÉLTAME!
-Okey okey...- bajó del auto y lo rodeó llegando mi lado para abrirme la puerta.
-Desátame.- dije firme.
-¿Me prometes que no vas a salir corriendo como una estúpida?
-Si.
Liberó mis manos y corrí en dirección a la acera. Pero mi huida duró unos tres segundos porque me tomó de los brazos y me puso en sus hombros.
-¡BÁJAME ESTÚPIDO!
-La estúpida eres tu por pensar que podías huir.
Él caminaba tranquilamente conmigo cargada, dándome una buena vista de su culo.
Mierda, mi lado pervertido estaba surgiendo.
Cuando por fin me digné a dejar de mirar aquella obra de arte, alcé la vista para observar donde me había traído. Lugar que reconocí en un santiamén.
Él por fin me bajó pero me tomó de los brazos para garantizar que no vuelva a salir corriendo.
-¿Que hacemos aquí?- pregunté aún asustada.
-Voy a enseñarte a nadar- dijo con una sonrisa maliciosa.
Me quedé unos segundos en silencio y atónita haciendo funcionar a mi cerebro para que procese lo que me acaba de decir. Reí a carcajadas.
-Espero que sea una puta broma.
-Nop- procedió a quitarse la camiseta, los zapatos, pantalones y calcetines. Quedando únicamente en boxers.
-Déjame repasar la historia un momento...- expresé- de alguna forma conseguiste mi numero, hiciste que saliera de mi casa para secuestrarme pegándome un susto de muerte, me trajiste al lago Tenebris a la una de la mañana, ¿Solo para enseñarme a nadar?
-Exacto pitufina.
-Entiendo...- dije tranquila- ¡¿ESTAS LOCO?!- volví a decir un poco menos tranquila.- ¡Pero que eres imbécil!
-Ah no no no...a mi no me hablas así. Y yo que quiero hacerte un favor...
-¡PENSÉ QUE ERAS EL PUTO ASESINO JASON!
-¿Y cortar esa hermosa manito? Ni de broma.
Rodeé los ojos y me pasé las manos frustrada por mi rostro y cabello. ¿Que si estaba enojada? Demasiado es una palabra muy corta para lo que estoy sintiendo. Ya en sí odiaba a Jason por lo de la piscina, y ¿Ahora esto?
-Si tanto querías enseñarme a nadar pudiste simplemente tocar a mi puerta y preguntármelo. ¡No montar todo un teatrito!
-Si hubiese hecho eso no hubieses aceptado, sé que me odias, después de lo del otro día no esperaba que corrieras a mis brazos. Ademas...fue divertido- empezó a reírse mientras yo lo asesinaba con la mirada. Cuando volvió a ponerse serio, se cruzó de brazos y me miró- vamos, quítate la ropa.
-No.
-Aunque me encanta tu pijama de Winnie Pooh, será mas cómodo si te lo quitas.
-Es que...- enarcó una ceja- no traigo sujetador.
-¿Y?
-¡Jason!
-Bueno bueno, entonces, ten- me extendió su camiseta- quítate el pijama y ponte esto, así después cuando salgamos tendrás ropa seca.
-Jason, deben hacer como diez grados bajo cero, me voy a enfermar.
-Yo te mantendré calentita- me guiñó el ojo. Suspiré y me lo pensé por un momento.
¿Que porque tomé la camiseta? No estoy segura. Siempre quise aprender a nadar, pero desde que era pequeña le tengo como una especie de pánico. Creo que es mas que nada la profundidad. Me aterra.
Ademas ya estaba aquí, y Jason parecía muy decidido. Y estar pegada a su torso desnudo no es muy mala idea que digamos. Aunque sigo odiándolo. Pero no voy a negar que Jason despierta ciertas sensaciones en mi. Las cuales aún no puedo descifrar.
Se dio la vuelta para que yo pudiera quitarme mi pijama, me quedé en bragas y me pasé su camiseta por la cabeza, cuando me la acomodé correctamente, esta llegaba hasta arriba de mis rodillas. Dejé mi ropa al lado de su mochila y me tomó la mano para llevarme a la orilla del lago.
En cuanto metí los pies al agua, esta estaba jodidamente fría (pero en serio jodidamente). Él parecía mucho mas acostumbrado. Nos adentramos mucho mas hasta que el agua empezó llegarme a los hombros. Así que él me levantó e hizo que yo rodeara mis piernas en su cintura mientras él me sostenía de las piernas. Quedando frente a frente.
Jason siguió adentrándose un poco mas mientras yo intentaba no mirarlo fijamente a los ojos, hasta que esta vez, el agua llegó a sus hombros.
-¿Lista pitufina?
Primero me enseñó a flotar, de a poco me soltaba y me decía que patalee para poder mantenerme en la superficie y me ayudara con los brazos si es necesario. También me hizo tenderme boca arriba y dejar que mi cuerpo funcione como flotador mientras él me colocaba sus manos en mi espalda.
-Bien...así.
Cuando logré dominarlo de a poco, me enseñó a hacer unas brazadas para poder desplazarme por el agua, metiendo y sacando mi cabeza para respirar cada dos brazadas.
Habremos estado unos quince o veinte minutos en el agua. Mi piel ya se había vuelto de gallina y mis dedos estaban arrugados. Tenia frió, pero no tanto como cuando entré. Jason volvió a tomar mis piernas para rodearlas en su cintura y volver caminando lentamente a la orilla.
-¿Lo ves? No ha sido tan difícil. Aún te falta mejorar un poco, pero lo hiciste muy bien.
-¿Por que haces esto?
-Pues...- suspiró- confieso que me pasé un poquito el otro día, quería demostrarte que lo siento. Y...bueno aquí estamos- dijo sonriendo mostrando una hermosa dentadura brillante.
Sonreí.
-Bueno...omitiendo toda la parte en la que casi me provocas un paro cardíaco, admito que la clases me venían bien. No me causó ni un poco de gracia lo del otro día pero, si realmente lo sientes...
-Realmente lo siento- interrumpió.
-Entonces te perdono- solté una pequeña risa.
No me duró mucho el enojo.
Creí que era mas fuerte que eso.
Pero joder, cuando las palabras salen de su boca, mi mente y cabeza revuelan como abejas en un panel. Siento que sus palabras son sinceras y se ha tomado el tiempo de enseñarme a nadar. En el mismo lago en el que lo conocí.
Nos miramos por unos segundos fijamente a los ojos mientras yo reposaba mis manos en su hombros. Tenia una expresión en su mirada que no podía determinar.
-¿Eso de nadar aquí en la noche, es una rutina tuya?- pregunté para romper el silencio.
-Yo lo llamaría mas una tradición.
-¿Por que?
De repente se quedo inmóvil, parado en medio del agua, observando el inmenso lago detrás de él. Me quedé mirándolo con el ceño fruncido y el soltó un largo suspiro volviendo su mirada a mi.
-Porque aquí murieron mis padres.