R E V E N G E | Villargas / I...

By weymorat

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Simón comprende que Juan Pablo no es culpable de las penas y tormentas que han pasado él y su familia durante... More

I. B O D A
II. A D V E R T I D O
III. M I E D O
D A N T E
[RECUERDOS P.1]
[RECUERDOS P.2]
IV. H A R T O
V. I D I O T A
VI. L O P R O M E T O
[RECUERDOS P.3]
VII. ¿ A L E J A N D R O ?
VIII. S E G U I R
IX. [P.1] N O R M A L
[RECUERDOS P.4]
IX [P.2] M I E R D A
X: O T R A V E Z
XI [P.1] I N T E N C I Ó N
XI. [P.2] D I S C R E C I Ó N
XII. G R A T O
XIII. V I S I T A
XIV. R A R O
XV. C O N F E S I Ó N
XVI. L O S I E N T O
XVII.[P.1] C O N S C I E N C I A
XVII. [P.2] S U F I C I E N T E
XVIII. E N V I D I A
XIX. L E J O S
XX. [P.1] M O L E S T O
XX. [P.2] A Y U D A
[RECUERDOS P.6]
Historia cancelada
XXI. P E N S A R
XXII: M Í R A M E A M Í
[RECUERDOS P.7]
XXIII. P A P Á
XXIV. E S T O Y A Q U Í
XXV. O L V I D A R
XXVI. N O C O M O A N T E S
XXVII. D O L O R
XXVIII. M E Q U E M A
[RECUERDOS P.8]
XXIX. [P.1] P A R A Í S O
XXIX. [P.2] A N T E I N F I E R N O
XXX. I N D A G A R
XXXI. I N F I E R N O
XXXII. S A N A R
XXXIII. A F E R R A R S E

[RECUERDOS P.5]

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By weymorat

Maratón 1/4 (1K votos) 🎉

[ Isaza ]

Cuando abrí la puerta de la habitación la mirada de mi pequeño ya estaba centrada en ese punto; sus ojos bonitos me miraron con recelo al colocar a penas el primer pie en el interior, es como si supiera que yo sería era su primer visitante y tenía la expresión más vacía ya preparada para recibirme. O al menos eso me hizo sentir.

Con lentitud me adentré en esas cuatro paredes sintiéndome innegablemente incómodo por los ojos de Martín que me seguían durante mi corto recorrido; él se abstuvo a pronunciar alguna palabra y yo no me sentía con la valentía suficiente para romper ese silencio.
Me detuve frente a su cama para mirarlo un rato y cuando mis ojos chocaron con los suyos desvió su dirección nuevamente hacia la puerta.

Frío, tan frío.

Parecía estar hecho de roca, su rostro no mostraba ninguna emoción. Es como si ni siquiera se tomara la molestia de odiarme, lo cual si lo piensas es aún peor.

─Te traje tu teléfono. Simón me dijo que te llamará más tarde. ─ Dije por fin, pero no volteó a verme.─ Tuvo que salir por una emergencia, pero te visitará mañana.

Martín me ignoró nuevamente al observar fijamente la aguja incrustada en su muñeca para suministrarle el suero. Después de emitir un pesado suspiro, me acerqué lo suficiente para dejar el teléfono en el mueble a lado de la camilla.

Martín se cruzó de brazos y el frente fue el siguiente lugar donde centró su atención; cuando me aseguré que el aparato estuviera a su alcance volví a apreciar su rostro en espera de una mejoría, gracias a la distancia tan corta y la iluminación perfecta en la habitación noté sus ojitos rojos acompañados de dos líneas acuosas bajo sus lagrimales que brillaban con la luz artificial.

Esa imagen me trajo algunos recuerdos de la primera vez que su linda cara se posó frente a mis ojos. Cuando esos mocosos idiotas lo criticaron por su estatura y yo lo encontré de rodillas llorando en un callejón mientras sus pequeñas manos cubrían su delicado rostro rojizo; lo defendí aún sabiendo que su hermano era el imbécil que me robó la atención del chico al que amaba. Antes de ese incidente sólo lo conocía de vista y desde la lejanía no pude darme cuenta de cuán adorable y lindo es en realidad hasta ese día en concreto que golpeé a un par de imbéciles aprovechando mi altura obviamente superior.
Martín tenía esa misma apariencia de cuando lo conocí.

¿Estuviste llorando?

Nuevamente me encontré en la misma situación, con el sonido de los aparatos que están conectados a su cuerpo siendo lo único audible después de mi pregunta.

"Vamos pequeño, responde. Dime qué es lo que te ha estado pasando. Dime cuál es la razón de que te encierres en tu habitación ¿Hay algún idiota al que deba golpear como aquella vez?" (pensé)

Ya me entregaste el celular, puedes irte de una vez. Rodó los ojos.

Dime qué te pasa, Martín.─ Lo ignoré.

Acorté un poco la distancia entre mi cuerpo y su cama, me puse en cuclillas para poder mirarlo a los ojos cuando él me lo permitió. Los ví llenarse de lágrimas y mi corazón se sintió vacío.
Quise abrazarlo pero probablemente me golpearía, así que mantuve mi posición, escuchando sus cortos sollozos sin saber qué hacer, sin conocer la causa o si está en mis manos solucionarlo.

Pequeño...

Te dije que no volvieras a llamarme así. Vete.

Pero estás lloran...─ Se apresuró a interrumpirme.

¡¿Qué no oíste?!, ¡Quiero estar solo!, ¡Quiero que me dejes solo! ─ Débilmente me empujó lejos de él y más lágrimas corrieron por sus mejillas.─ Ya me dejaste solo una vez, ¿Por qué no lo haces de nuevo? ─ Sollozó. ─ ¡¿Por qué no simplemente te largas con Andrea y a mí me dejas en paz?!

─ Martín...

Sólo date la vuelta y olvídate de mí... Se te da muy bien hacerlo.─ Respondió con ironía.

"Y si en dado caso llegara a venir, sólo no abras la puerta y escóndete. Se te da muy bien hacerlo."

La peor combinación de palabras que pude usar.

Martín no volvió a dirigirme la palabra después de eso y yo no tendría la fuerza necesaria para resistirlo, así que salí inmediatamente de su habitación, con un nudo en la garganta y completamente ahogado en un mar de culpabilidad y de sentimientos encontrados.

Cuando Isaza se fue de la habitación, Martín no pudo evitar quebrarse.

Todo esto era demasiado para él: estar en un maldito hospital, tener que fingir que no le dolía ver a Isaza con la mirada fija en él destrozado y rogando por una explicación, que no le dolía haberle gritado a Villa o insultar a su propio hermano.
Y eso sin contar las marcas rojizas en su piel que se ha esforzado por cubrir. Todo por culpa de un enfermo de mierda que lo único que ha hecho es joderle la vida.

Mientras acaricia dichas marcas con uno de sus dedos toma el celular que Isaza dejó instantes atrás en el mueble a lado de su cama. Quizá pueda distraerse un poco con él.

Al desbloquearlo comienza a navegar entre las aplicaciones del dispositivo deteniéndose en los mensajes de texto,  el ícono le marca un mensaje nuevo que al abrirlo resulta ser de Simón.

Su ceño se arruga.

De: Simón.

Para: Martín.

"Si en algún momento necesitas ayuda, presiona el botón debajo de la cama y grita."

Nada alentador, ni siquiera un "recupérate pronto" o algo que lo haga sentir menos miserable. No puede negarlo, tiene un mal presentimiento y posiblemente Simón también, pues no se explica otro motivo para el mensaje.

Llevado por la curiosidad, baja una de sus manos para tocar la base de la cama, se inclina un poco, pero con un poco de esfuerzo sus dedos logran palpar un pequeño botón escondido entre los pliegues de las sábanas. Es un botón de ayuda, todas las habitaciones tienen uno. Si lo presionas una enfermera irá rápidamente a asistirte, obviamente en casos de emergencia.

Siente su corazón oprimir su pecho con impotencia y la única solución que encuentra es enterrarse bajo las sábanas de su cama mientras el presentimiento se hace más pesado y molesto, inexplicablemente el miedo se apodera de sus pupilas, pero en ningún momento aleja la mano del botón de ayuda.

Su mente le grita que de hacerlo podría arrepentirse.

Escucha la puerta abrirse desde afuera, en ese momento se sentía como un niño asustado por un posible monstruo que está por entrar a su cuarto para atacarlo. Asoma sus ojos apenas y deja salir un suspiro cuando detrás de la puert observa la silueta de su cuñado.

¿Cómo te sientes? — Le oye decir.

El resto es historia.

¿Qué te ocurre, Juan? Regresaste muy callado.— Preguntó la castaña.
Ambos estaban sentados en la sala de espera mientras Villa visitaba a Martín.

Isaza no quería hablar, por el momento sus pensamientos eran ocupados por esos hermosos ojos marrón de los que su pequeño es dueño, ojos que le dedicaron una de las miradas más duras y dolorosas que jamás haya visto. Andrea insistió de nuevo al no recibir una respuesta y eso comenzaba a fastidiarle, pero no tenía el coraje para pedirle que se callara, ella era una buena amiga que se ha mantenido con él en esa situación tan difícil.

Decidió arreglarlo brevemente.

Me quiere lejos de él, es todo. — El tono en qué lo dijo fue demasiado  golpeado para el gusto de la chica. — No sé qué hacer para arreglar esto... Estoy lejos de lograrlo porque no siquiera sé cómo comenzó todo. Pero quiero ver su sonrisa hermosa otra vez, quiero recuperar a mi pequeño, ese que me recibía con un abrazo cada que lo visitaba y se gastaba todo mi dinero en dulces y comida chatarra.— Andrea rodó los ojos sin ser vista, le resultaba fastidioso escuchar a Juan Pablo hablar de Martín con tanta devoción y cariño. Sus ojos brillaban al hacerlo, como si si perdiera entre las múltiples palabras que describían al menor y mostraban al mundo cuán especial es para él.

Como si lo dicho en la cafetería fuese mentira y en realidad en su corazón tenía ya un dueño de baja estatura y personalidad maravillosa.

"Eso no puede ser." (Pensó)

Cuesta creerlo pero esa es la impresión que él le daba ciegamente.

Martín es un adolescente. Está en su fase rebelde y deseoso de llamar la atención. Estoy segura que nada malo le ocurre, sólo está molesto porque le pusiste las cosas en claro. No dejes que te afecte Juan, es lo que él busca... Quiere llamar tu atención para que cumplas sus caprichos, es un chico muy mimado y lo pude comprobar en nuestras sesiones.

— ¿Tú c-crees? — Preguntó.

Estoy segura. Ya he trabajado con chicos así, que están acostumbrados a tener lo que desean; Martín es uno de esos casos, no te mortifiques hiciste bien al reforzar tu autoridad. "Tu pequeño" sólo está haciendo un berrinche, pero si lo ignoras verás que todo volverá a la normalidad.

— ¿Estás segura? No quiero equivocarme o hacerle daño. Sé que lo lastimé con lo que dije, y...

— No digas más. Mejor te propongo que me dejes hablar con él, quizá pueda convencerlo de que su actitud es errónea. — Le miró irradiando seguridad de sus palabras.

"Si es por el bien de mi pequeño..."

— Yo... De acuerdo. — Se decidió.

No hay de qué preocuparse, Juan. Confía en mí.

Isaza rió.

Por supuesto que lo hago. No sé qué haría sin ti en estos momentos.

Una idea se sembró en la cabeza de Andrea al escuchar esas palabras, era muy arriesgada, pero la figura de Villa aproximándose a ellos la impulsó a realizarla. Con una sonrisa cínica miró al Juan Pablo mayor de nuevo.

¿Realmente quieres saberlo?

Isaza no tuvo tiempo de sentirse confundido cuando los labios de su amiga atacaron los suyos con fuerza desmedida. Lo sorprendió su arrebato, pero aún más que poco a poco sus labios dejaron de mostrar resistencia y correspondieron el beso. Creyó que sus manos cobraron vida propia cuando se posaron en las mejillas de Andrea, dándole luz verde para que ella posara las propias en sus hombros.

Unos segundos bastaron para separarse e intentar recuperar el aire perdido en tan apasionada acción. Andrea sonrió naturalmente con la imagen de Villa en estado de shock frente a ellos, exactamente lo que quería lograr.

Villa...— Isaza lo notó demasiado tarde, pues su amigo desapareció de ahí sin decir nada.

"¿Qué carajos acaba de pasar?"

Arrancamos el maratón :)

Muchísimas gracias por esas mil estrellitas. Los tqm ❤️

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