[RECUERDOS P.7]

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(Maratón 1/4)

Hola, volví. Y traigo maratón :D (Este capítulo es del día que todo se fue a la mierda con el Isargas, y es bastante largo). 

[ Martín ]

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[ Martín ]

Las palabras se quedaron atoradas en mi garganta una vez que Isaza se fue,  y detrás suyo mi estabilidad también me abandonó. Es como si el bienestar que me invadió en los días más recientes hubiera tomado la mano de mi amigo y junto a él atravesara el umbral de la puerta, dejándome refundido en una gran angustia. 

Una vez escuché el estruendo de la puerta siendo cerrada por Isaza me abracé a mí mismo sobre el sillón.

"¿Me habré equivocado? ¿Simplemente me dejé llevar? Quizá no debí decir tales cosas de Andrea, quizá la juzgué mal..." pensé por un momento, mi cabeza dolía pero la mayor molestia recaía en mi pecho. La incertidumbre me hizo desechar esa idea al momento.

No...─ Me repetí con las lágrimas aún rodando por mis mejillas. ─ Estoy seguro que lo de su abuela fue un invento para estar cerca de Isa. Lo peor es que él es muy tonto como para darse cuenta. ─ Solté un bufido.

En la soledad de la casa vino a mi mente el día que la conocí, la primera vez que tuve una sesión con ella; recuerdo exactamente su figura autoritaria y su gran sonrisa remarcada con un labial rojo. Cuando conversamos me dijo que no tenía ningún familiar, o por lo menos ninguno que ella quisiera recordar, y se encargó de decirme lo afortunado que soy por contar con el apoyo de mi hermano, Isaza y Villamil. Ese día se mostró muy diferente conmigo, pero ahora sé que Andrea no es más que un lobo escondido bajo un disfraz de bondad.  

Dejé de llorar tan pronto como el frío comenzó a colarse en la sala, por lo que apagué todas las luces del piso inferior y me dirigí a la habitación que Isaza había destinado para mí. Esperaba que cuando viera a Isa por la mañana pudiéramos arreglar todo, tal vez con un abrazo o con un delicioso desayuno preparado por mí, realmente no puedo estar tanto tiempo molesto con él. ¿Eso me pone en algún tipo de desventaja? La verdad, espero que no sea así.

Una vez refugiado en la calidez de las mantas tuve tiempo de emitir mi último suspiro de paz. Luego de ese día nada sería igual y lo supe cuando, exactamente media hora después de haber cerrado los ojos, alguien abrió la puerta de mi habitación. No tuve tiempo de reincorporarme, de gritar o buscar algo para defenderme, no tuve tiempo de absolutamente nada razonable en cuanto su respiración tocó mi rostro como una infernal ráfaga de viento. 

Irracionalmente usé las mantas como un escudo, de niño hacía lo mismo para protegerme de los fantasmas de mi habitación, pero estoy seguro que no me protegerán de los demonios que encarnan la piel humana; justo lo que representa Dante para mí. Aún así, dentro de mi angustia me pareció una opción viable.

R E V E N G E | Villargas / IsargasWhere stories live. Discover now