Simón comprende que Juan Pablo no es culpable de las penas y tormentas que han pasado él y su familia durante doce largos años, pero aún así sus vidas se unen de una forma que ni la propia razón podría llegar a comprender y todo por un siniestro pro...
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[ Villamil ]
─ Pero ¡¿Cómo demonios se te escapó, estúpido?! ─ Simón llegó directamente a agredir a Isa, no entendí muy bien su estado, pero creo que ya estaba enojado por alguna razón. En la llamada no fue muy amable que digamos.
─ Simón no es el momento para que se pongan a pelear. Ahora lo importante es encontrar a Martín. ─ Traté de mediar, pero, ¿Alguien aquí me hace caso?
─ ¡¿Dónde demonios estabas cuando se fue?!
─ Yo... Lo siento. Lo dejé solo porque tenía que acompañar a alguien que está pasando por un momento difícil. ─ Sé que no es una excusa, pero tampoco es culpa de Isa, él también está muy preocupado, es fácil de notar.
─ ¡Y a mí qué carajos me importa que uno de tus amigos esté pasando por un momento difícil! ─ Bueno, quizá en Simón eso no funciona. ─ ¡Te lo encargué a ti!, Tenías solo un puto trabajo que hacer. Y mira, ahora mi hermano está quién sabe dónde... Yo sabía que esto iba a pasar, pero tú y Villa se pusieron necios en que Martín viniera a vivir contigo. ¡Estas son las consecuencias!
─ Simón, tranquilí...─ Me interrumpió.
─ ¡No me pidas que me tranquilice!, ¡Mi hermano no aparece, no contesta las llamadas y por si fuera poco hay un hijo de puta desquiciado allá afuera que desea hacerle más daño del que ya le hizo!, ¿No puedes entenderlo, acaso?. ─ Su tono me hizo estremecer, pero pensándolo bien tiene razón. A veces no soy tan buen apoyo como quisiera.
─ ¡A Villa no le hablas así, animal! ─ Genial, ahora mi esposo y mi mejor amigo parecen tener una clase de riña sobre quién de los dos grita más alto, algo que no ayuda a mis oídos en lo absoluto. A veces pienso que sienten tanto odio hacia el otro que buscan cualquier pretexto para pelear y yo sigo sin entender el por qué de eso.
─ Escúchame bien estúpido, en cuanto Martín aparezca tomaré sus cosas y me lo llevaré de aquí. No pienso permitir que algo como lo de hoy se repita.
─ Sobre mi cadáver, infeliz.
Masajeo mi frente con las yemas de mis dedos a punto de llegar a mi límite.
─ ¡No te estoy preguntando, así lo haré!, ¡Martín se viene a vivir conmigo! ─ Uno...
─ Falta ver si él quiere... ¿Qué te hace pensar que estará más seguro contigo si te comportas como un puto loco? ─ Dos...
─ ¡Yo soy su hermano y tú eres un miserable!, Me importa un pepino qué pienses de mí, porque sabes que lo que digo es verdad. ─ Y tres...
─ ¡BUENO ,YA CÁLLENSE LOS DOS! ─ Ambos voltean a verme sorprendidos. ─ ¡ESTÁN ACTUANDO COMO UN PAR DE MOCOSOS TARADOS! ─ Ambos iban a reclamar pero los miré de forma desafiante. Es bueno sentir que tengo el control de la situación. ─ Si alguno de ustedes tenía la idea de salir a buscar a Martín se está tardando en plantearla. Pero tal parece que lo único que les importa en este momento es quién ganará su estúpida pelea.
