XVII.[P.1] C O N S C I E N C I A

684 66 38
                                    

De: Villa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

De: Villa.
Para: Monchi <3

"¿Estás molesto conmigo?, ¿Por eso no llegaste a dormir?"

"Por favor dime qué no me odias y no te divorciarás de mí. Juro no hacerlo de nuevo."

"¿Estoy siendo fastidioso?, ¡Lo siento mucho!"

"Me gustaría disculparme en persona. Ven a casa y hablemos por favor, amor."

"Te amo."

Hay veces en las que Simón se siente inexplicablemente como mierda.

Considera que esta es una de esas veces.

Sufrir de insomnio en él no es algo muy común, pero esta noche simplemente no pudo conciliar el sueño. Nathalia se abraza a su cuerpo una y otra vez en posiciones cada vez más extrañas que lo hacen sentir indudablemente incómodo y sofocado.

Su piel expuesta tiembla ante el contacto con una corriente de aire colándose por la habitación: Nath ha acaparado la manta para ella sola y a él lo deja desnudo y temblando por culpa de una ventana que no fue cerrada. Sus ojos viajan de vuelta a la pantalla de su dispositivo móvil.

Siendo apenas las 6:00 a.m. y sin nada interesante que hacer, pues todas sus horas de sueño se perdieron entre sus pensamientos luego de escuchar al Juan Pablo dolido y culposo creyendo que su matrimonio estaba roto, se levantó de la cama y procedió a vestirse otra vez.

"Pobre niño bobo, tienes tanto que aprender."

Había repasado en su consciencia, claramente cínica considerando los eventos recientes y el nombre de la persona con la que compartió la cama esa noche.

Justamente fue a ella a quien regaló una mirada de angustia y sin despedirse tan siquiera con una señal la abandonó en la más calmada posición. Ya tendría tiempo para disculparse después.

Salió de la casa y abordó su auto con la intención regresar a esa vida tan peculiar que mantenía, una que las personas como él no tendrían la oportunidad de aspirar, anteponiendo las intenciones antes que la cuestión económica, claro.

Sólo pudo pensar que todos los bienes que podría autoproclamar como suyos fueron costeados por una persona, que, cegada por el amor, colocó en bandeja de plata y a su nombre.

El auto, la ropa, la vida... Todo se lo debía a un nombre y apellido: Juan Pablo Villamil.

Gracias a su amor falsamente correspondido, a su entrega e ingenuidad, ahora tiene todo lo que alguna vez soñó.

Y mentiría al decir que lograr eso no le da satisfacción, pero también mentiría asegurando que no se siente algunas veces como mierda. Simón lo sabe perfectamente, Villa no es culpable de nada, él es bueno, diferente a su padre y al resto de los niños ricos que conocía.

R E V E N G E | Villargas / IsargasWhere stories live. Discover now