COVEN 1

By JovinoGajardo

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Antiguamente los coven eran lugares de reunión para nuestra gente. Desde allí el concilio de ancianos dirigía... More

SINOPSIS
DEDICATORIA
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDOS
EXTRA
CAPÍTULO VEINTITRÉS
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISÉIS
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

CAPÍTULO TREINTA Y DOS

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By JovinoGajardo


La bestia en mi interior se removió inquieta. ¿Cómo es que Rosse no lo veía? Su energía iba hacia mí como si necesitara nutrirme con urgencia.

De haber podido indagar en la mente de la otra muchacha hubiera podido quedarme tranquilo. Estaba casi seguro de que su amiga había podido percibir algo en el aire que nos rodeaba.

Rosse había asumido que podía leerle la mente a todo el mundo. Y claro que podía, pero no en esta forma. Comunicarse telepáticamente es una cualidad exclusiva de la bestia. Y era debido a esta extraña conexión que se había formado entre nosotros que podía hurgar en sus pensamientos como si estuviese con mi verdadera apariencia de dragón.

-La quiero -exigió la bestia ignorando mi preocupación-. Quiero que nos pertenezca. ¡Ya no lo resisto!

-Aún es muy pronto -razoné con calma. Ever nos seguía mirando a Rosse y a mí-. Debe darse cuenta por sí misma.

-Llevo casi dos mil años esperando por ella -se quejó la bestia con voz seca-. Supongo que podré esperar un poco más hasta que eso ocurra.

Una leve acumulación de energía en el aire llamó mi atención.

Ever estaba a punto de mencionar algo referente al flujo de energía que iba desde Rosse hacia mí, estaba casi seguro de que la rubia podía ver o sentir algo. La bestia siseó divertida como si lo que estaba especulando no tuviese ni pies ni cabeza.

Pero de todas formas interrumpí, no quería arriesgarme a que la chica mencionara algo o si no iba a tener que explicar muchas cosas y aún no era el momento propicio para ello.

-Las reglas no cambian -advirtió la bestia en tono autoritario. Obviamente se refería al hecho de tener que entregar información sin obtener nada a cambio.

-Es un proceso largo -comencé a explicar adelantándome a lo que iba a decir la rubia-. Cada uno lo experimenta de forma diferente. En especial la parte de entender que tienes dos vidas, o varias, si es que ya has viajado a varios mundos. Nuestros cerebros sólo absorben e intentan hacer encajar todo ahí dentro para nutrirse de las experiencias.

Rosse se quedó pensando en mis palabras. Al parecer tenía curiosidad de mí, o más bien de lo que era visitar varios mundos, que era una información valiosa que yo poseía.

-¿Si quieres puedo compartir esa experiencia contigo? -ofrecí mentalmente.

-¿A qué te refieres? -preguntó Rosse.

El dragón se puso inmediatamente en alerta, olisqueando la oportunidad de hacer un convenio con Rosse. Pero por alguna razón que no logro comprender desistió de hacerlo.

-Tendrás que leer el diario de Niguel y buscar tus propias respuestas -rugió la bestia en la cabeza de Rosse. Sentí el esfuerzo por no sonar demandante en cada una de sus palabras. La bestia se estaba reprimiendo. Me hubiera puesto a reír, pero la bestia se enojaría conmigo. La última vez que eso ocurrió no pude realizar hechizos correctamente en todo un año-. La información de cortesía ya se acabó niñita.

-¿Quién es el que habla? -preguntó Rosse llena de curiosidad. Su urgencia por información me causó una sed desesperada.

Respiré hondo absorbiendo una gran cantidad de energía de ella. ¿Cómo era que no se daba cuenta? ¿A caso sus niveles de reserva eran limitados? Si continuaba junto a ella posiblemente hallaría la respuesta.

Sólo me limité a levantar las manos en señal de rendición, no diría nada más por el momento, al menos hasta que Rosse atara algunos cabos por si sola y comprendiera las consecuencias de sellar un convenio conmigo. Supongo que los dragones no éramos diferentes a otras criaturas después de todo.

Un convenio podía favorecer a Rosse, pero también tenía sus limitantes y no quería ejercer presión sobre ella, menos que se sintiera engañada por nosotros en el futuro.

-Engaño no -siseó la bestia-. Ella debe escogernos por voluntad propia.

De haber podido me hubiese puesto a reír, pero cabía la posibilidad de parecer un loco frente a las muchachas. En casi dos mil años la bestia no había mostrado preocupación por alguien que no fuera ella misma. Y ya iban dos veces en un solo día. Ni siquiera al realizar el convenio con Niguel la bestia había dejado de ser mezquina. Los dragones siempre intentábamos conseguir tratos que nos beneficiarán a nosotros. Nunca era de lo contrario.

Cuando el humano había llegado a la cueva de Rod su presencia captó mi atención de inmediato. Una gran cantidad de energía se arremolinaba entorno a él, como si su diminuto y escuálido cuerpo no fuera capaz de almacenarla. Los dragones poseemos una habilidad natural para percibir la energía, la vemos, la olemos, la sentimos. Es nuestra fuente de alimento y siempre nos vemos atraídos hacia ella. Pero el humano era diferente a los que conocía.

Visualmente era como cualquier otro de su especie. Sin embargo su aroma no era el característico de su raza. Era una mezcla extraña y no entendía el porqué.

-Ninguno se le acerque -ordené a mis hijos telepáticamente. Varios dragones, los más recientes, se estaban desplazando por las paredes de la cueva guiados por el hambre y la curiosidad.

Los entendía de sobremanera. Llevábamos mucho tiempo desterrados en esta dimensión apartada de la fuente. La energía que irradiaban nuestros soles era escasa y casi no quedaban criaturas de las que alimentarnos. Todo a nuestro alrededor era mar, rocas y arena. El sonido de las olas rompiendo contra el acantilado llenaba el aire.

El humano caminó al interior de la cueva como si no temiera a nada. En ningún momento me había dado cuenta de su presencia hasta que le vi caminar en las sombras. Mis ojos le seguían minuciosamente en la oscuridad. ¿A caso podía vernos?

-Claro que puedo verlos -habló el humano en mi mente.

-¿Qué eres? -le pregunté motivado por la curiosidad-. Superficialmente hueles como uno de los míos. Pero detecto esencias diferentes. Estoy confundido.

-Soy un viajero -respondió el sujeto-. Mi nombre es Niguel. Te he estado buscando desde hace tiempo.

-¿Un viajero? ¿De dónde vienes? ¿De las tierras del norte? -interrogué intentando obtener información.

-Me temo que no voy a entregarte más información a menos que hagas un trato conmigo.

-¿Un trato? ¿Qué otra cosa a parte de convertirte en mi presa me puedes ofrecer? -me burlé saliendo de mi recoveco. Hace mucho tiempo había tomado la forma de una gigantesca serpiente para poder moverme con libertad dentro de la cueva. Otra de las ventajas de ser dragón. Mis hijos eran diminutos en comparación a mí, así que deambular por la cuerva con sus alas y extremidades no era problema para ellos. Y ni hablar de lo pequeño que parecía el humano si le compramos conmigo.

Sin embargo Niguel no lucía asustado en lo absoluto. Esa seguridad que parecía tener me causaba incomodidad. Nunca se debe menospreciar a la presa, esa es una lección importante. Una parte de él me era conocida, pero había algo oculto que no lograba clasificar.

-¿Conocimiento, alimento, libertad? -habló el humano-. Hay mucho de dónde escoger.

Al oír sus palabras el resto de mis hijos, los que no se habían entusiasmado con la presencia de la minúscula presa, salieron de sus madrigueras al oír las palabras "alimento" y "libertad". Todos al interior de la cueva comenzaron a golpetear sus alas eufóricos.

<<Silencio>> les ordené.

<<Libertad>> <<Libertad>> <<Alimento>> comenzaron a murmurar en discordancia.

<<No lo repetiré una vez más>> amenacé. Todos silenciaron.

-¿Y bien? -preguntó el humano-. Por lo que tengo entendido los dragones no pueden resistirse a hacer un trato.

-Eso es muy cierto -hablé con una voz gutural-. Pero somos negociantes por naturaleza. Cualquiera de esas cosas que ofreces tendría un alto precio. ¿Qué es lo que quieres a cambio?

-Los tratos con dragones deben ser justos ¿No es así?

-En efecto.

-Entonces lo primero que quiero intercambiar es información.

-Cuidado con tus palabras viajero -advertí-. La magia ya está tomando forma entre nosotros.

-Quiero que compartas todos tus recuerdos conmigo, y a su vez yo compartiré mis recuerdos contigo.

-Es un intercambio justo -sentencié. Dicho eso, la magia hizo lo suyo. La energía necesaria para el intercambió se acumuló a nuestro alrededor y el intercambio de experiencias ocurrió.

Una oleada de información inundó mi cabeza, Niguel ya había visitado nueve de los doce mundos. Sólo le restaban los tres primeros, que eran los más cercanos a la fuente.

-¡Así que para eso me necesitas! -exclamé con mi voz física.

La imagen de una joven de cabello negro llenó mi mente. Era ella.

-Veo que ya has conocido a mi nieta -habló Niguel.

Debí haberme visto algo atontado. Era consciente de que mi cabeza oscilaba un poco en el aire. Seguramente mis ojos parecían ausentes.

-Ya sabes lo que debes hacer -habló Niguel-. Volveré pronto.

Apenas dijo eso, la energía que estaba pululando a su alrededor se replegó. Ya tenía sus recuerdos y experiencias, así que apenas desapareció de la cueva supe que se había transportado hasta las puertas dimensionales que habían en este mundo, también sabía exactamente lo que debía hacer. Ayudaría a Niguel como fuera. Sólo por la simple promesa de conocer a mi alma gemela algún día.

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