Sentía su corazón acelerado. Sus manos tapaban mi boca para evitar que nos descubrieran.
- ¿Estás bien, Elisabeth?- preguntó levantándome la barbilla.
Cuando me di cuenta de nuestra cercanía, le empujé enérgicamente alejándole de mí.
- Sí- respondí secamente.
- Vamos a buscar al grupo. Las novatadas están a punto de acabar- dijo saliendo del rincón apresuradamente dejándome atrás.
Le seguí a una cierta distancia, con todos mis sentidos alerta por si volvían a atacarnos.
Íbamos hacia el campo de futbol cuando vimos a nuestro grupo escondido en las gradas. No había ningún otro equipo cerca. O al menos, eso parecía. Harry nos agrupó a todos, cogió una bocina de color rojo y la hizo sonar. No sabía el significado de ese acto. ¿Por qué estaba exponiendo nuestro escondite al resto?
Al rato, empezaron a llegar todos los grupos. Dylan se acercó a mi y me susurró al oído que las novatadas habían terminado. Los cuatro capitanes subieron a las gradas, mientras todos los demás nos situábamos en medio del campo de fútbol expectantes y nerviosos por el resultado final.
- Oficialmente las novatadas han finalizado- gritó Harry mientras todos aplaudían y alzaban la voz sonrientes- gracias a todos los veteranos que han participado y en especial, a los capitanes de los equipos. Espero que las novatadas hayan servido para conocer a otras personas y para aprender a sobrevivir. Como es habitual, daremos los resultados- terminó diciendo mientras se giraba hacia Asher.
- Seguro que te he ganado- añadió Asher riéndose.
- No te confíes tanto, hermano- contraatacó Harry.
- Antes de nombrar al equipo ganador, me gustaría hacer una interrupción para dedicar un fuerte aplauso a los dos nuevos miembros del equipo de fútbol, cuyos nombres descubriréis el día del partido- comentó Asher deteniendo el pique y recibiendo numerosos aplausos.
- Bien, ahora sí, el equipo que menos novatos ha obtenido y más nuevos ha perdido es- hizo una pausa para dar intriga- el verde, seguido del rojo. La cosa está reñida entre los equipos azul y amarillo. Uno de ellos ha conseguido alcanzar un total de nueve novatos, mientras que el otro tan solo ocho- Harry se dio la vuelta para coger un sobre que le tendía Jones.
- Y el ganador de este año es- intervino Asher.
- El equipo amarillo- gritó eufórico Harry.
Emocionada, me puse a saltar y a abrazar a todos los miembros de mi grupo. Habíamos vencido. Nos pidieron que subiéramos a las gradas junto a ellos y allí, después de felicitarnos, nos dieron docenas de huevos para tirárselos a los perdedores, es decir, al verde.
Una sonrisa malvada se dibujó en mi cara al ver que en ese equipo se encontraba Adelaide. Jones se situó a mi lado y tras dedicarnos una mirada cómplice, ambos apuntamos directamente a la cabeza de Adelaide. Ella gritó desesperada e intentaba esconderse detrás de Olive, la cual recibió varios impactos en la cara. Rogaban que paráramos.
- Está bien, parad- sentenció Dylan. Todos nos detuvimos y los atacados suspiraron aliviados. Aunque ellos pensaban que sus súplicas habían hecho efecto en nosotros, la realidad era otra, nos habíamos quedado sin huevos.
- ¡Que empiece la fiesta!- dijo alguien. Nos miramos desubicados. ¿Qué fiesta? De la nada empezaron a traer barriles de cerveza al campo de fútbol y conectaron unos altavoces gigantes. Pusieron pequeñas luces que no llamaban mucho la atención pero que eran suficientes para iluminar la zona. La música empezó a sonar. Patty vino a mi encuentro y tiró de mí para que la acompañara a por bebida.
- ¿Qué te apetece?- intentó hacerse oír por encima del ruido.
- Una cerveza- le dije al oído para que me lo echara.
A mi lado aparecieron mis hermanos corriendo alocados.
- No te lo vas a creer, Beth- empezó un emocionado Thomas.
- ¿Qué ha pasado?- esperé pacientemente a que continuara.
- Nos han cogido en el equipo de fútbol. ¡Somos los nuevos integrantes!- terminó diciendo Dylan.
Feliz por ellos, les abracé y les di la enhorabuena. Se notaba que realmente querían formar parte del equipo.
- Nos han dicho que mañana se hará público así que no se lo menciones a nadie- me amenazó Dylan con el dedo.
Interrumpiendo nuestra conversación, se presentó Patty junto a Olive. Me tendió mi vaso y me la bebí de un trago. Ambas me miraron alucinadas. Olive hizo una mueca de desagrado y se centró en su bebida.
Fui donde se situaban los barriles para llenarme el vaso otra vez y allí, me encontré a Jones con un amigo.
- Beth, te presento a Max- saludé a su amigo con dos besos.
- ¿Te está gustando la fiesta?- preguntó Max.
- No está mal- respondí siguiendo con mi tarea de llenar mi vaso.
Alguien me llamó por detrás. Dejé el vaso encima de una mesa improvisada con tablas de madera antes de voltearme.
- Buenas, señorita- dijo Louie alzando su bebida. Sin querer, parte del líquido cayó encima suya. Le sujeté antes de que perdiera el equilibrio. Antes de acompañarle a que se limpiara, cogí mi cerveza.
Le di un pequeño trago notando algo raro en el sabor. Al llegar a los vestuarios, ayudé a Louie a apoyarse en el lavabo para quitarse el olor a alcohol.
- No tengo mucho aguante- una sonora carcajada salió de él.
- Ya veo- bebí otro trago.
Un fuerte mareo me invadió. Tenía que sujetar a Louie así que me centré en no caerme al suelo. Llamé por teléfono a Thomas para que viniera a ayudarme ya que me empezaba a encontrar mal.
No tardó mucho en llegar y les dejé solos. Necesitaba tomar el aire. Antes de irme, Thomas me advirtió de que le avisara si me pasaba algo. Salí fuera del vestuario y antes de llegar al centro del campo donde bailaba la gente, di un pequeño sorbo al vaso. Al distinguir que seguía sabiendo mal, lo acabé tirando.
Una oleada de energía recorrió mi cuerpo inesperadamente. A lo lejos, vi a Patty bailando y rápidamente me acerqué a ella. Nuestros cuerpos pegados se movían al ritmo de High hopes.
Pasaron varias canciones cuando Patty me cambió por un rubio alto. No me importó mucho porque tenía ganas de ir al baño. Abandonando la multitud, caminé a paso ligero hacia los baños. Al abrir la puerta, tuve la suerte de toparme con Adelaide. Esta se estaba retocando el maquillaje frente al espejo.
- Anda, pero si es la alcohólica. Espero que estuviera buena la cerveza- sonriendo siguió echándose más capas de rímel.
Ignorándola, entré a uno de los cubículos y, al salir de él, ya no estaba.
Cuando terminé, quería volver a bailar. Como pude, intenté no caerme. Era incapaz de divisar a Patty y no paraba de dar vueltas en su busca.
Sin poder evitarlo, acabé tropezando con mis propios pies cayendo de cara. Harry vino a socorrerme.
- ¡Que torpe eres, Elisabeth!- se rió de mí.
- ¡Eres un pesado llamándome siempre así! Me llamo Beth- le reproché.
- Vale, Elisabeth- siguió con cara de suficiencia.
Pasando por su lado, vi un espacio libre para bailar. Sentía como Harry me seguía.
Inicié una danza al ritmo de la canción que sonaba. Harry me imitó y los dos nos inventamos un baile. Nos pasamos gran parte de la noche moviéndonos y riéndonos el uno del otro. De repente Harry, acortó más la distancia entre nosotros. Su aliento rozaba mi mejilla. Me di la vuelta quedando de espaldas a él. Sus dedos bajaron por mis brazos hasta depositarse en mi cadera. Me dejé llevar por el ritmo, influenciada por el alcohol que había ingerido, y, coloqué mi brazo alrededor de su cuello. Me sentía observada mientras bailaba con él, pero no era capaz de encontrarlo entre la muchedumbre.
Nuestras caderas encajaban a la perfección. Con cuidado, Harry me dio la vuelta y nuestras bocas quedaron a escasos centímetros.
Un tirón me separó de él. Sin entender nada, sentí como unos labios se pegaban a los míos. Alguien me estaba besando. Cuando abrí los ojos, pude ver que era Asher. Lentamente me separé de él e intenté soltarme de su agarre, pero fue en vano. Asher volvió a lanzarse y metió lengua. No podía pensar con claridad cómo lograr deshacerme de él.
Un golpe seco en el hombro de Asher nos separó. Harry estaba alejándose de nosotros. Empecé a andar para seguir a Harry pero Asher me lo impidió acercándome a él y dejando un recorrido de besos en mi cuello.
Dylan se manifestó en frente nuestra. Se abalanzó sobre Asher tirándole al suelo y quitándomelo de encima. Aproveché la ocasión para ir a buscar a Harry, pero me dieron unas fuertes arcadas. Con suerte, alcancé una papelera y vomité en ella.
Al terminar, distinguí a Harry sentado en las gradas solo.
- Harry- grité haciendo que él se levantara y tomara el rumbo opuesto al que iba yo. Volví a insistir llamándole de nuevo hasta que recibí una respuesta por su parte.
- ¿Qué quieres, Elisabeth?- gruñó.