❝Leave me alone.❞
La pierna de Nina seguía moviéndose con nerviosismo a medida que los minutos pasaban y aquel hombre en el cuadro no regresaba. Aquella noche fue la peor hasta ahora. Despertó gritando, con su frente de sudor y sus manos llenas de sangre al haber estado ejerciendo presión de sus uñas con sus palmas, sus compañeras de cuarto despertaron asustadas ante el ruido de algo rompiéndose, pero Caitlin sabía que era Nina por lo que fue la única que se levantó a ayudarla, pero ella se negó asegurando que tenía que ir con McGonagall o Dumbledore.
Fue gracias a esta petición que ambas chicas se encontraron a Severus Snape en medio del pasillo y él las llevó hacia el despacho del director donde Nina le contó lo que vio, una mujer fue atacada por varios crucios al no querer revelar alguna información, su lealtad al lado bueno la llevó a que terminaran con su vida. Después de lo que para ella fue una eternidad el hombre del retrato regresó y entonces Dumbledore la miró.
— Llegaron a tiempo. —exclamó logrando que Nina soltara un suspiro de alivio— ¿Viste a alguien?
La mirada de los presentes se concentró en la adolescente, Nina guardó silencio antes de bajar su cabeza y asentir.
— Vi a mi padre. —dijo en voz baja pero igual siendo escuchada por quienes estaban ahí— Él sabía que lo vería, dijo que me necesitaba, él tenía su varita, fue él.
— Está volviendo a buscarlas. —dijo Snape atrayendo la mirada del director y de las dos adolescentes.
— ¿Por qué nos busca? —preguntó Nina.
— Ven el futuro, se asegura estar un paso adelante. —respondió Dumbledore— Srta. Grant acompañe a su compañera, ambas deben descansar.
— ¿Estaré en peligro? —preguntó Nina antes de irse junto a Caitlin, la mirada de los dos hombres se suavizó por unos segundos que fueron suficientes para que ella conectara todo lo que estaba sucediendo.
Desde su madre sacándola de casa, Remus y Sirius reticentes a que vuelva a Hogwarts porque no querían que su padre se acercara. Garrett Thompson solo quería entregarla a Lord Voldemort en bandeja de plata para que él pudiera anticipar su futuro, por eso era incluso que los Bonnaire habían empezado a buscar a todas las personas que eran como ella para ocultarlas.
Nina no esperó a recibir respuesta y solo se alejó de aquel lugar, con los ojos llenos de lágrimas, Caitlin en cambio se quedó para escuchar como el director le encargaba el cuidar de su amiga y de acudir hacia Snape si algo así volvía a ocurrir, ella asintió para luego seguir el camino que Nina tomó, solo para encontrarla sentada en uno de los pasillos.
— Vas a estar a salvo. —aseguró Caitlin aun cuando ni ella misma sabía si eso sería cierto, pero la verdad era que ella mismo también se necesitaba hacer creer que Nina no estaba en peligro.
— No esperaba morir tan joven. —susurró Nina en tono de broma que a Caitlin solo la molesto y la hizo golpearla mientras rompía en llanto, los brazos de Nina la rodearon.
— No vas a morir. —dijo entre sollozos, Nina en cambio rio suavemente— No es gracioso.
Y no lo era, pero aun así Nina rio entre las lágrimas que intentaba contener, Caitlin volvió a golpearla hasta que empezó a reír aún con las lágrimas cayendo por sus mejillas. Ambas Gryffindor caminaron de regreso a sus habitaciones, todavía conmocionadas por lo que sucedió, la una más que la otra, fue por eso que Caitlin no se molestó en obligarla a regresar a la habitación y dejó que Nina se quedara en la sala común donde se quedó dormida solo para despertar al día siguiente acurrucada en una cobija, con Fred durmiendo sobre su regazo y George junto a Ron con sonrisas burlonas en su rostro.
— Voy a golpearlos tan fuerte si no borran sus sonrisas. —musitó en voz baja haciendo reír a ambos pelirrojos.
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— ¿Estás bien? —preguntó Harry al ver a Nina observar un punto fijo en la pared detrás de él, a Ron le asustó la actitud de Nina que prefirió seguir comiendo e ignorarla.
— Estuve estudiando. —mentía, al menos en parte y el azabache lo sabía, ella no quería decirle que estaba teniendo sueños e imágenes extrañas desde aquella noche que vio a esa mujer.
Dumbledore ya se encargó de llamar a Joshepine Bonnaire porque le preocupaba que Voldemort hiciera lo mismo que hace un tiempo atrás, meterse en la cabeza de otros hasta desquiciarlos, Snape decía que era mucho más fácil entrar a la cabeza de Nina, no podía controlar sus propios pensamientos mientras las voces hablaran, la dejaban prácticamente desprotegida, no necesitaba verlo con sus propios ojos para saber qué ese truco de imágenes era producto de él.
Para ambos e incluso la misma madre de Nina les era preocupante al saber que Garrett se encontraba entre sus filas y le era más fácil acceder hacia ella.
— ¿Todavía quieres ser medimaga? —preguntó Harry, pero ella negó.
— Quiero conocer el mundo, tanto muggle como mágico, ayudar a quienes son como yo.
— ¿Qué cambió?
— Estuve pensando en Cedric y como se le fue arrebatado todo, no pude hacer nada por él, incluso Joshepine habla sobre una pareja a la que nunca pudo salvar incluso al verlos tantas veces. —explicó— Me dejó pensando en que, si se puede cambiar algo, se puede impedir o anticipar, si puedo salvar o ayudar a otros entonces haré un mejor trabajo que en un hospital.
Harry no puedo evitar sonreír ante las palabras de su amiga, él estaba seguro que lo haría. La mirada de ella se desvió del azabache y se posó en su plato, hasta que una gota de sangre cayó sobre la mesa para seguido sentir como si hubiera una multitud gritando en su cabeza, sus manos sujetaron su cabeza con fuerza mientras las imágenes empezaban a mostrarse.
Y por primera vez desde que el año empezó el miedo la invadió al ver a su padre rodeado de varios cuerpos, cada uno pertenecían a personas que ella quería.
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— ¿Vas a seguir fingiendo que está todo bien? —preguntó Ezra cuando Nina despertó. La mano de ella tocó su cabeza al sentir dolor, se había desmayado, conocía muy bien el sentimiento de confusión luego de haber caído inconsciente, era algo recurrente aquel año desde que otras personas decidían entrar a su cabeza para atormentarla.
— Estoy bien, solo un efecto...
— No lo es. —interrumpió— Haz estado llorando, tienes ojeras, no comes.
— Estuve ocupada estudiando.
— Al menos eso sí lo has hecho. —espetó para luego soltar un bufido.
— Es lo único que me entretiene de no pensar en todo esto. —explicó en un susurro— Solo necesito estar en paz al menos un poco, todavía tengo mucho que aprender.
— Solo te sigues haciendo daño, incluso cuando prácticas.
— Pues esa no es tu elección, Ezra. —musitó— Voy a hacer esto y no vas a impedírmelo, es mi problema si quiero seguir o no, así que preferiría que te metas en tus asuntos y me dejes en paz.
— ¿Eso es lo que quieres? —cuestionó, Nina lo observó guardando silencio al no saber qué es lo que necesitaba, estuvo alejando a varias personas en los últimos días porque que aseguraba que estaba mejor sola, pero no era así, solo se alejó para que las imágenes que su padre ponía en su cabeza no se volvieran a mostrar, tenía miedo de estar cerca y ponerlos en peligro.
Sin embargo, en aquel momento cuando Ezra se dispuso a levantarse para darle lo que quería la mano de ella se lo impidió, mientras en un susurro le pedía que se quedara y él se quedó, porque la verdad era que Ezra McGrath siempre se quedaría mientras Nina lo necesitara.