- No quiero ir ahí- grité a mi padre por las escaleras. Notaba como mis hermanos subían detrás mía.
- ¡No os aguanto más, Elisabeth! ¡Es la única solución que me dais!- exclamaba mi padre enfadado desde el salón.
Entré en mi habitación dando un portazo y me tiré en la cama mirando al techo. La broma me había salido cara. Segundos después mis hermanos gemelos entraron por la puerta.
- ¡No puede ser!- dijo Thomas mientras se sentaba a mi lado.
- ¡Vaya mierda!- añadió Dylan tirándose a la cama en el hueco que quedaba libre- no les veo capaces de hacerlo.
Intercambiamos miradas de furia. No nos dijimos nada más porque sobraban las palabras. Los tres éramos culpables.
Al rato, apareció mi madre llamando a la puerta.
- Está el coche esperando fuera- comentó un poco decaída- ya tenéis las maletas dentro.
Nos levantamos de la cama y empezamos a bajar los escalones lentamente. Al traspasar la puerta, nos encontramos a mi padre al lado de un taxi amarillo con cara de pocos amigos. Le dio el dinero necesario al taxista y nos hizo subir a todos al coche.
- Espero que aprendáis la lección y maduréis en el Obrilet- dio media vuelta y no dijo nada más. Cuando el taxi arrancó, miré por la ventana viendo como mi padre se alejaba hasta desaparecer.
El viaje fue tranquilo porque me puse los cascos evadiéndome de todo a mi alrededor. Mis hermanos se pasaron todo el camino hablando. El taxista nos avisó de que habíamos llegado a nuestro destino. El coche disminuyó de velocidad y al asomarme pude ver mi nueva cárcel. En letras grandes y vistosas descansaba el nombre Obrilet, un internado caracterizado por la disciplina, la educación y los deportes.
Bajamos las maletas del coche y nos quedamos parados en la entrada, donde había un grupo de personas esperando.
- Bienvenidos al internado Obrilet donde aprenderéis a comportaros correctamente. Soy el director Donson. Me encargo de este lugar desde hace veinte años. En mi larga carrera siempre he conseguido los objetivos del internado. Este año no va a ser menos. Os dividiremos en grandes grupos para enseñaros las instalaciones.
El director comenzó a nombrar a numerosas personas hasta que por fin dijo nuestros nombres.
- En el grupo de Luca Stewart estarán los Clayton, Patty Anderson y Cecy Smith.
Empezamos a buscar el nombre de Luca Stewart en los carteles que sujetaban los guías. Lo vimos a lo lejos y avanzamos hacia él.
Di dos pasos cuando de repente noté que perdía el equilibrio. A mi derecha un chico, no mucho mayor que yo empezó a farfullar.
- Mira por donde vas, inútil- puso una mirada penetrante. Dirigí mi mirada hacia abajo y vi su móvil en el suelo. Le bufé y seguí mi camino. ¿Qué se creía este chaval?