Pov. Natalia
Siento la cabeza a punto de estallar, Nagato está en las mismas pero en menor medida. En varias ocasiones he tenido alcinaciones de las cuáles él tiene que despertarme.
— Kikyo, Kikyo —.
Escucho la voz de Tita y al verme desorientada ella me sacude.
— Tenemos que irnos, Nidaime-sama venga con nosotros —.
Siento que jala mi brazo para empezar a avanzar, mi papá cada tanto palmea mi espalda y recupero la consciencia.
—¿A dónde vamos?—.
— Por el Gedo Mazo—.
— ¿El Gedo Mazo?—.
— Todavía no está completamente despierta — "Oh esa es la voz de mi Tobirama".
— ¿Está con nosotros Nidaime-sama?—.
—¿En dónde más estaría? —.
— A mi lado y desn...—.
Tita me cachetea, el golpe fue tan fuerte para dejar marca en mi rostro, la miro enojada.
— Me lo agradecerás después — es lo único que dice.
Volteo a los alrededores ahora sí atenta gracias a la cachetada. Todavía hay algunas personas que se resisten al genjutsu, entre ellas Mei y Ōnoki.
Nos ven pasar pero no hacen nada por seguirnos, aún con todo lo que han hecho para que el genjutsu no me afecte me siento como si estuviera borracha.
Algo pasa a nuestro lado con asombrosa velocidad, siento a Madara intentar darnos alcance. Lanza una bola de fuego pero es apagada por un dragón de agua.
— Mizukage-sama...—.
Me detengo para quitarla de en medio, podré estar desorientada pero siento como la voluntad de Kaguya y Madara luchan por el control y eso sólo puede llevar a la locura, en ése estado el Uchiha podría preferir matarla.
— Vete Kikyo, vete y soluciona todo esto, es una orden—.
—Vámonos —.
Tita toma mi brazo y cuando empiezo a resistirme el mismo Tobirama es el que me arrastra lejos. Lo último que alcanzo a ver es a Mei partida por la mitad.
🍂
Llegué a pensar que cuando mi papá habló de un cangrejo gigante lo decía en broma, pero veo que me equivoqué.
Un bicho de esos bloquea nuestro paso a la última cámara del recinto. Hemos llegado más rápido de lo planeado, gracias a mis marcas del Hiraishin no Jutsu y a la velocidad de todos los presentes.
Saco las cadenas de diamantina para inmovilizarlo, mi papá utiliza varias marionetas para ayudarme a contenerlo, una vez más tranquilo él se acerca y acaricia a la criatura.
— Lo siento Sajin—.
—Papá... —.
— Kikyo ayudame a abrir la puerta, ponte del lado derecho y haz fluir tu chakra en la palma de la mano—.
Me posicionó en el lugar indicado y hago lo que me dice, la pesada puerta de granito se abre lentamente, no sin antes dejar ver extraños sellos a lo largo y ancho de su superficie.
Un brillante color verde llega desde el interior y al pasar vemos al Gedo Mazo con todos los ojos abiertos y luminosos, hay otros sellos alrededor y una mesa con escalones se encuentra a la mitad de la habitación.
A sus lados se hallan dos vasijas finamente talladas y marcadas con los nombres de Hagoromo y Hamura Ōtsusuki, la que pertenece a Hamura ya se encuentra cerrada y el sello que la resguarda es el que emite la luz verde.
—¿Qué es todo esto papá? —.
— Es un sello creado por los hermanos Ōtsusuki, de esa manera el Jūbi podría ser separado y se aplicaría un sello especial para que no se vuelvan a juntar los Bijū en cien años—.
— ¿Por qué no lo han puesto en práctica? —.
Recorro el lugar, rodeo la mesa y las vasijas. Tita se acerca para tomar mi hombro y en su mirada veo tristeza.
— Perdoname Nati— susurra.
—¿De qué me estás hablando?—.
Mi papá me ve con compasión y Tobirama desvía su mirada, el miedo se instala en mi y veo una vez más el sello y la mesa, cruzo los dedos esperando que no sea lo que yo creo.
—P-Papá, ¿q-qué es lo que se necesita para realizarlo?—.
— Un sacrificio—.
—¿D-De qué?—.
— Se necesita de un descendiente de Hagoromo y otro de Hamura, la persona debe estar de acuerdo con el sacrificio, pero sobre todo debe hacerlo por amor—.
— ¿Y Misaki es...? Misaki va a...—.
Mi voz se rompe y mis piernas me fallan, empiezo a temblar y cuando veo a Tita veo su intento de consolarme.
— No, ¡No! S-si se necesita un sacrificio yo puedo tomar su lugar, Tita por favor—.
— No, no puedes hacerlo—.
—¿¡Pero por qué no!?—.
— Porque eres mestiza —.
— Nati, Nati escuchame— Tita toma mi rostro entre sus manos— Yo estoy bien con eso, tú sabes que de no hacerlo Madara ganara la guerra, ni Naruto, ni Sasuke, ni nadie podrá derrotarlo—.
— Tú no estás bien con nada, no te dejare hacerlo—.
— Lo haré tanto si quieres como si no, pero necesito que seas tú quién me mate—.
— Estás loca, yo te quiero...—.
— Y porque me quieres es que me quitarás la vida, debe hacerlo alguien vivo que no sea el sacrificio —.
— Mentira—.
— Tu padre me ha dicho todo—.
Volteo a ver a mi papá, se le nota que es verdad.
—¿Tú ya lo habías planeado? ¿Planeabas matarla?—.
—Kikyo...—.
— Ibas a matar a mi mejor amiga—.
— No Nati, escuchame por favor— Tita me obliga a verla a los ojos— Obito era el sacrificio inicial, tu papá iba a matarlo a él, que las cosas hayan cambiado no es su culpa, yo así se lo pedí —.
—¿Por qué? No puedes tú debes de vivir—.
— ¿Y dejar que Madara gane?—.
— Podemos encontrar otra solución, nosotras podemos buscar algo más, podemos... —.
—No Natalia, por favor, ambas sabemos que ya no hay fuerza humana que nos salve, tú lo sabes, él ahora tiene una fuente de chakra inagotable y si eso no fuera poco está absorbiendo a Kaguya—.
— Tita... no puedes, no es justo—.
— O te adaptas o mueres, aunque el inicio haya sido emocionante, hace mucho tiempo que yo perdí la voluntad de vivir —.
— Pero Seijun y Usami, ellos te necesitan—.
— Necesitan un mundo en paz, ellos necesitan que ganemos sea como sea y sí, me duele mucho dejarlos pero sé que tú estarás ahí para ellos—.
— Una madre no es reemplazable, Tita tú mejor que nadie lo sabes—.
Sus ojos se aguadan al recordar a su otra mamá, a la que sí llamó cómo tal.
— Sí lo sé, pero tú me demostraste que puedes amar a otros con la misma fuerza—.
Se acomoda en el escalón de la mesa y lleva mi mano a su pecho.
— Prometeme que los amarás con la misma fuerza que yo, prometeme que los abrazarás cuando lloren y les guiarás cuando estén perdidos, pero sobre todo prometeme que les enseñaras a amar la vida como su madre no pudo hacerlo—.
— Tita por favor, encontraremos la forma de escondernos si no ganamos pero por favor...—.
— No, yo quiero que ellos rían y jueguen, que sean libres y que vivan en paz, que vivan y hagan lo que sus padres no pudieron—.
— Tita...—
— Te quiero Nati, cualquier cosa que halla hecho fuera intencional o no, perdoname—.
— No puedo... —
— Un hueso Nati, un hueso y se acabó—.
— Es tu vida—.
— Mi vida se la estoy entregando a mis hijos, si quieres salvar mi vida debes matarme—.
— Tita...—.
— Tú puedes Nati, yo soy feliz con mi decisión —.
— No puedo dejarte sola—.
— Pero no lo estaré Nati, hay alguien allá arriba que me está esperando—.
— Te quiero mucho Tita, te quiero mucho...—.
Atravieso su corazón con un sólo hueso como ella me dijo, se escucha un jadeo y las lágrimas que desde hace rato caen de mi rostro fluyen en abundancia.
Con la poca energía que le queda Tita me abraza y con su mano acaricia mi pelo.
— Gracias Nati—.
Su mano cae y mientras su sangre mancha una parte de la mesa y todo el escalón, su cuerpo cae pesadamente contra el mío.
Lo abrazo para no dejarlo caer al suelo y una energía azul lo rodea, esa misma energía va siendo encerrada en la vasija de Hagoromo, una vez llena se cierra y el sello brilla con intensidad.
El mismo sello se extiende ahora por la piel de Tita, marcando sus manos, sus pies y su cara. Tiene una sonrisa en el rostro y es la primera vez que la veo tan tranquila, tan en paz.
El lugar comienza a temblar y unas marcas aparecen en los ojos del Gedo Mazo, que los va cerrando uno por uno.
— Hija debemos irnos—.
— No...—.
Abrazo aún más a Tita, con cada minuto que pasa su cuerpo se va enfriando.
— Debo protegerla, que tal si alguien intenta robarla o ...—.
— Esos sellos impiden que lo hagan, incluso que la revivan—.
—¿Qué? —.
— Su cuerpo nunca podrá ser profanado y utilizado para nada—.
— No puedo dejarla—.
Mi papá acaricia mi cabello en un gesto consolador, igual que cuando yo era niña.
— Hay personas que aún nos necesitan—.
Siento la mano de Tobirama tocar mi espalda, desaparecemos del lugar para llegar al lado del árbol, el equipo 7 se nota agotado y para su desconcierto Madara se dobla y grita por el dolor que de seguro está sintiendo.
Aún y con todo eso eso, avanzo con la mirada puesta en él, soy vagamente consciente del aumento de mi chakra y de un aura verde pero nada de eso me importa mi único objetivo es matar a Madara Uchiha.