The Exchange (ALBALIA)

De santocacahuete

126K 5.9K 185

Esta novela no es mía... pero es muy buena. Tratare de adaptarla lo mejor posible. Mai multe

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58
Capitulo 59
Capitulo 60
Capitulo 61
Capitulo 62
Capitulo 63
Capitulo 64
Capitulo 65
Capitulo 66
Capitulo 67
Capitulo 68
Capitulo 69
Capitulo 70
Capitulo 71
Capitulo 72
Capitulo 73
Capitulo 74
Capitulo 75
Capitulo 76
Capitulo 77
Capitulo 78
Capitulo 79
Capitulo 80
Capitulo 81
Capitulo 82
Capitulo 83
Capitulo 84
Capitulo 85
Capitulo 86
Capitulo 87
Capitulo 88
Capitulo 89
Capitulo 90
Capitulo 91
Nota importante
Nueva Adaptación

Capitulo 52

1K 54 2
De santocacahuete

*POV Alba

Horas que parecían días, arrastrándose, como si el tiempo estuviese congelado, solamente para aumentar mi agonía. No quería dejarla ir. No quería ver todo desmoronarse otra vez, pero no la puedo retener. Infelizmente.

El reloj marcaba las dos y media de la mañana, Natalia estaba despierta, lo sé. Los brazos en vueltos en mi cuerpo y los ojos enfocados en un punto cualquiera del techo de la habitación. Esta escena se ve tan mal, el silencio incomoda, la incapacidad de nosotras dos de conseguir consolarnos. No hay nada qué decir, no porque no queramos, sino porque cualquier cosa sonará como una mentira. Una promesa sin cumplir. Nuevamente regresamos al ¿Qué pasará?, de ahora en adelante. Yo quería que ella me dijera que regresaría, que volvería para quedarse... o que encontró una solución, pero tampoco puedo cobrar algo que tampoco sé. Mis padres ya gastaron más de lo que podían en el intercambio, los de ella con su visita. Elena comenzará la universidad, incluye gastos. Santi la escuela. Y Natalia ya usó todo su salario y un poco más de dinero de sus padres para venir a España. No tenemos como volver a encontrarnos. Mi cabeza me dolía de tanto pensar en eso, de tanto que intento buscar algo para consolarme, para sujetarme. Pero no encuentro nada.

-¿Despierta? -murmuró Natalia, finalmente. Me limité en asentir, ella suspiró pesadamente y volvió su cuerpo para poder verme -Te apuesto que sé en lo que estás pensando.

-Apuesta ganada. -bromeé, aun sin estar con mucho humor para hacerlo.

-Vamos a encontrar alguna forma, está bien? -su voz salió tan tranquila que casi le creí -No sé cuál, pero la encontraremos. -su convicción siempre me convence. Pero hoy no. No quiero falsas esperanzas.

*POV Natalia

Alba se quedó quieta, creo que ni todas las palabras del mundo iban a quitar esa arruga que se formó entre sus cejas. Toqué su barbilla levemente, haciéndola verme a los ojos, la miel de ellos estaba llenos de preocupación, de incertezas...

-Algo si te puedo prometer... -recorrí mi dedo levemente por su rostro -...no importa en dónde esté, mi corazón se quedará contigo. -con la mano libre, entrelacé sus dedos a los míos -Para siempre.

-¿Y si encuentras a alguien mejor? -abrí la boca para contestar, pero ella me calló -¿O alguien que esté más cerca?

-¿Y sólo porque esté más cerca piensas que la voy a amar? -respondí, calmada -Albi, entiéndelo, yo tardé mucho para encontrarte, para que me encontraras... -sonreí -...no estés llenando tu cabeza con pensamientos que no te llevarán a ningún lugar. Con tonterías. Yo te amo a ti. Solamente. -contorné sus labios con mi dedo, ella suspiró, dándose por vencida.

Uní mi boca a la de ella, sintiendo su delicada suavidad recibirme y un dolor pequeño y molesto en el pecho por comenzar a extrañar antes de tiempo.

*POV Alba

La fatídica mañana llegó, luché con abrir mis ojos y encontrarme la realidad. En movimientos lentos y casi sincronizados nos dirigimos al aeropuerto, al mismo al que hace un tiempo quería llegar lo más pronto, y al que hoy quiero que esté lo más lejos posible. Los brazos de Natalia me envolvían, aumentando el nudo en mi garganta. Descansé mi cabeza en su hombro, viendo el paisaje pasar por la ventana del auto. Nos bajamos frente a las grandes puertas de cristal, lentamente sacamos las maletas, mis padres insistieron en acompañarnos, así como María, que milagrosamente, permaneció callada todo el camino.

"Última llamada para el vuelo 902 con dirección a Miami" Anunció la voz fría y mecánica..

Con el corazón en la mano la vi despedirse de mi familia y de María. Luego se detuvo frente a mi, paseando sus dedos por mi mejilla, repleta de lagrimas. Sus ojos no estaban muy diferentes a los míos.

-Te amo. -susurró, su voz salió ronca y entrecortada por las lagrimas.

-Yo también te amo. -la abracé, inhalando al máximo su perfume, sin querer soltarla.

Ella selló mis labios un tiempo, luego delicadamente, María me llevó hacia atrás, sabiendo que de lo contrario no la soltaría jamás. No me pude contener, cuando ella comenzó a alejarse caí en un fuerte llanto, el que me hizo temblar de pies a cabeza. Natalia me volvió a ver una última vez, también llorando, aunque aun más controlada, y luego desapareció.

Me solté de María y corrí hacia las ventanas de cristal, con mi rostro junto a ellas, y vi el avión desaparecer. Y llevársela lejos. Lejos de mi.

*POV Natalia

Con mi cuerpo levemente tembloroso ocupé mi lugar en el avión, permitiéndome llorar. Ver a Alba tan frágil me hizo sentir impotente.

La imagen de sus ojos bañados por lagrimas me acompañó todo el camino hasta Miami, dejándome aturdida y con un loco deseo de regresar. La suave voz de una de las azafatas me despertó de mi ensueño, pidiéndome colocarme el cinturón porque ya íbamos a aterrizar.

Bajé sintiéndome anestesiada, los días con Alba ahora eran un recuerdo -el más bonito, con certeza- pero aun así solo un vago momento que se quedó en el pasado. A lo lejos vi un cartel grande que tenía escrito " Bienvenida a casa, Nati". Solté mi mochila en el suelo, así como las maletas y corrí a encontrarme con mi familia, siendo recibida primero por Santi, a quien rápidamente alcé en mis brazos.

-Hey campeón, como has crecido. -lo solté, desordenando su cabello.

Los abracé a todos, derramando algunas lagrimas, aunque nada escandaloso, creo que lo hice más por el echo de estar débil por haberme separado de Alba que por otra cosa.

-Hey, ¿cómo esta nuestro ángel rubio? -preguntó Elena, con su brazos en torno a mi cintura, mientras salíamos del aeropuerto.

-Con el cabello un poquito más corto. -sonreí.

-MENTIRA! -gritó -Ups -sonrió sin mucha gracia, viendo hacia todos los lados para asegurarse de que no había llamado mucho la atención -¿Por qué nadie me contó eso?

-Solo detalles. -me encogí de hombros -Tengo fotos.

-Si, sé que las tienes. No estas tan loca como para haberte olvidado de tomar. -negué con la cabeza y besé su cabello, sonriendo.

*POV Alba

Después de la partida de Natalia algunas cosas cambiaron en mi. Ya no veía España como un buen lugar para estar, no después de conocer Miami y descubrir el reconocimiento que se le da al mercado de trabajo allá.

-¿Quieres que me quede aquí y joda mi vida? -discutí una vez más con mi madre sobre ese asunto. -Anota lo que te voy a decir, no me voy a someter a eso.

-Alba, basta. -apoyó sus manos sobre la mesa, encarándome -Regresa a la tierra, el intercambio ya terminó, no vas a pasar toda tu vida viviendo como huésped en la casa de otros.

-Yo voy a trabajar. En poco tiempo compraré mi propio apartamento. -le dije por milésima vez -No me voy a quedar aquí. -informé, convencida -En Estado Unidos cualquier empleo es tratado más dignamente que en este país. -tomé una de las silla del comedor y me senté -Vi de cerca como son las cosas por allá, las oportunidades, la oportunidad de crecer...

-Tú no vas a vivir en Miami. Asunto terminado.

Negué con la cabeza y me levanté, dirigiéndome hacia mi habitación. Abrí mi notebook e investigué nuevamente sobre la vida en Miami, los empleos, salarios...y aunque intentaba demostrarle al mundo que mi mayor motivo solamente era crecer profesionalmente sé que voy allá por otra cosa. Algo mucho mayor.

Con una sonrisa en los labios sujeté con fuerzas el dije que colgaba de mi medalla. Con ese nombre, el que con solo verlo hace a mi corazón latir más fuerte. Natalia.

Cierta noche me senté a conversar con mi padre y explicarle mi punto de vista con relación a Miami.

-Muy bien hija, puedes hablar. -se sentó de frente a mi en la mesa, dejando a un lado el periódico que leía.

-Yo conocí a mucha gente en Miami, muchas más de las que puedas imaginar... -inicié así -...eso me dio muchas oportunidades para conseguir algo allá, principalmente la posibilidad de poder ingresar a la universidad. Una que me dará un muy buen título. -completé, frente a su nula expresión.

-Alba, dime algo sinceramente, ¿quieres ir allá porque estás pensando realmente en tu futuro o por Natali? -preguntó. Lo vi algunos segundos, buscando las palabras correctas.

-Te estaría mintiendo si te digo que no tiene nada que ver en esta decisión. Sin embargo, no iré allá para no hacer nada, iré en búsqueda de mi carrera.

-Hija, eres joven, inteligente, hermosa... -sonreí, sin mucha gracia -...tienes muchos amores esperándote a lo largo de la vida. -suspiré -¿Crees que vale dejarlo todo por una chica?

-Papi, tengo varias dudas sobre volver a enamorarme de alguien más. -dije sincera -Y como tú mismo dices, no estoy yendo solamente por Natalia.

-Es un cambio muy fuerte... ¿y si te pasa algo? ¿cómo vamos a socorrerte estando tan lejos?

-Te voy a preguntar algo, pero no quiero que te ofendas, está bien? -él asintió -¿Tú y mamá me criaron para ustedes o para la vida? -él suspiró -Ya no soy una niña... -puse mi mano sobre la suya -Aunque para ustedes lo siga siendo. -sonreí -Ya crecí papá, ya me sé cuidar sola, este intercambio de verdad me hizo madurar.

Aunque más comprensivo, mi padre se mantuvo igual de firme que mi madre.

-Alba, tú tienes diecisiete años, no treinta. -cerró el asunto así.

Él se levantó, dejándome ahí sola. Recosté mi cabeza sobre la mesa de vidrio, con mi energía completamente agotada. Me quedé por ahí un rato más hasta que regresé a mi cuarto y encendí la laptop.

-Joan, tu idea de haber madurado y no sé qué más, no funcionó. -hablé con él por medio de la webcam.

-Princesa, no te dije que funcionaría, te dije que podías intentarlo.

-Ya no sé qué más hacer, ellos no me están ayudado en nada. -suspiré, dejándome llevar hacia atrás en la silla.

-Ten paciencia... Tú eres su pequeña.

-¿Ya te mandé a la mierda hoy? -bromeé, riendo.

-Mira que boca... -frunció su frente, después de acompañarme en la risa -...me tratabas mejor cuando estabas aquí. ¿Solo era para poner celosa a Natalia?

-Claro que no. -giré la silla -Soy más corajosa al decir las cosas por aquí.

-MI DIOS, YA CASI SON LAS SIETE. -gritó, levantándose rápidamente de la silla -Tengo que ir al curso. -avisó -Te cuidas.

Y terminó la conexión.

Suspiré y cerré mi notebook, la única cosa que viene ayudándome a mantenerme en contacto con las personas de Miami. Muero cada vez que hablo con alguien que conocí allá, los echo mucho de menos.

Cuando ya había caído la noche y el único ruido que se escuchaba era el crujir del piso, apoyé mis codos en el alféizar de la ventana y vi hacia el cielo. En medio de todas las estrellas busqué las tres Marías...

Viendo fijamente la que estaba en el centro, nuestra estrella. Y pensar si Natalia también la estaba viendo fue inevitable, aunque la idea fuera ridícula, por el tan enredado horario.

-Ahora te enseño de dónde vengo. -susurré la canción que ella me ayudó a escribir cuando estuve en Miami -Y de qué tengo echo el corazón.

Cerré los ojos un momento, sintiendo una pequeña lagrima mojar mi mejilla.

Definitivamente no sirve vivir así. No puedo estar sin ella.

Me dormí cerca de las cuatro de la mañana, con mis ojos hinchados y las fuerzas agotadas de tanto buscarle una solución a un laberinto que parece no tener salida. Al otro día, cuando bajé a desayunar, mi madre puso el periódico frente a mi.

-Están abiertas las inscripciones para el examen de ingreso del año que viene... las pruebas comienzan en junio del próximo año.

-Que cosas no? -alejé el periódico y tomé un plato -Mala suerte para él que lo hará, tendrá que permanecer dentro de una sala cerrado con un calor del infierno.

-Alba, tú lo vas a hacer.

-Ya te dije... aquí en España yo no me quedo. -pasé la mermelada en mi pan -Hasta ustedes ya se dieron cuenta de que ahora soy lo suficiente madura como para decidir lo que quiero hacer con mi vida.

-Ya no vamos a discutir más eso. Tuvimos mucha paciencia contigo en esa crisis que tuviste de adolescente mimada. -suspiré, intentando no verla -Te pagamos el intercambio, le dimos posada a Natalia, te dejamos que estudiaras pocas horas este año. Estamos a finales de octubre, ya es suficiente, vas a inscribirte quieras o no.

-Está bien, lo haré, marco las misma opciones en todas las preguntas, entrego el examen y salgo. -la volví a ver -Feliz?

-Olvídate de esa idea de vivir en Miami y vete acostumbrando a la de ingresar a la universidad aquí en España. -salió de la sala, dejándome sola.

Llevé mi rostro entre mis manos, intentando contener toda la rabia que se apoderó de mi.

¿Otra vez discutiste con tu madre? -preguntó María, cuando salimos a caminar un poco más tarde ese mismo día.

-Me trata como a una niña de cinco años. -bebí un poco del agua que llevé -Además, ¿qué tiene de malo irme a Miami? Quiero decir, tengo una segunda familia allá, algunos amigos y a Natalia

-Tampoco trates la opinión de tu madre como si no valiera. Miami no queda aquí a la vuelta de la esquina. Es un cambio muy radical, no tendrás apoyo de nadie estando allá.

-Mari, ese es el punto, si tendré apoyo. Conocí a personas maravillosas estando allá y debes estar de acuerdo en que la oportunidad de ser alguien en la vida es mucho mayor en el exterior.

-Y tú tienes que estar de acuerdo en que el motivo del porqué quieres ir a Miami no es ese. -se detuvo, agachándose para sujetar sus tenis -Además, tu motivo tiene nombre, apellido y me irrita profundamente cuando quiere.

-Está bien, también lo hago por Natalia. -ella se levantó y seguimos caminando -Pero te juro que pensé seriamente en el mundo que conocí allá, si me dieran una oportunidad la haría valer la pena. Además, si no lo hiciera mis padres me irían a buscar y me traerían de vuelta a la fuerza.

-Alba, despierta, te estás queriendo mudar a Miami. -dejó de caminar, obligándome a hacer lo mismo -Tú siempre has vivido aquí, en España.

-Lo sé, pero estoy intentando comenzar una vida fuera de la sala de mi madre, ¿por qué no iniciarla allá?

-Porque Estados Unidos queda del otro lado del mundo, ¿con qué dinero pretendes sobrevivir? ¿Y la casa? ¿El mobiliario? ¿Cómo vas a combinar tu horario de estudio y trabajo? ¿Y el tiempo con Natalia? -me volvió a ver -Eh? ¿O crees que vas a llegar allá y todo estará en bandeja de plata para ti? -arqueó una de sus cejas -Bien, tal vez el diploma de allá si es muy bueno, pero solo para quienes viven en Miami o tienen un lugar fijo en donde puedan estar, sin tener que preocuparse del tiempo... -mordí mis labios -...tú solamente vas a crecer después de tener un trabajo, y solo tendrás algo decente hasta recibir tu título, y solo tendrás tu título después de que consigas un lugar para vivir.

Me senté en un banco por ahí, exhausta de escucharla a ella hablar.

-Tendré el apoyo incondicional de varias personas. -vi mis manos -Sería más fácil si tuviera ese apoyo de las personas de aquí. -ella se sentó a mi lado -Sabes que tarde o temprano me voy a ir... -la vi -...mi lugar es al lado de Natalia.

-De verdad que eres muy cabeza dura. -me abrazó -Pero concuerdo con eso, tu lugar es donde estés feliz... -sonrió -No te dije todo esto para hacerte sentir mal, lo hice porque necesitas pensar en todo antes de tomar una decisión tan radical. -asentí -No quiero que llegues allá y veas tu cuento de hadas destrozado.

Sé que ella tiene razón.

Llegué a casa ya con la puesta del sol, dejé mi celular sobre la mesa y subí a tomar un baño.

-Te llamaron hace un rato. -avisó mi madre.

-¿Quién?

-Elena. Creo.

Fruncí mi frente, ¿qué diablos quiere Elena conmigo? Ella jamás me llama.

Corrí a mi cuarto y tomé mi notebook, por suerte la encontré en línea.

-¿Qué pasó?

-Hola para ti también.

-Hola. ¿Por qué llamaste?

-Quería hablar contigo.

-¿Sobre?

-Nada especial.

-Y porqué no te esperaste para hablar conmigo por aquí, como siempre.

-¿Quieres dejar de hacer preguntas? Agradece que gasto dinero llamándote.

-Está bien...gracias. -me reí, rindiéndome de querer entender qué pasaba por su cabeza.

Hablamos un tiempo más, varios asuntos, Elena me contó como estaban las cosas con ella y Damion y sobre su nueva escuela.

-Y tu hermana, ¿dónde está? -pregunté, ya extrañando hablar con ella -No hablo con ella hace dos días.

-La última vez que llegué estaba acostada en el sofá babeando la almohada. -sonreí -Pero cuando apagué la televisión ella murmuró que la estaba viendo, lo que no era cierto.

-¿Será que está despierta ahora? -mordí mis labios, impaciente.

-Está bien. -vio fijamente la cámara -Ya sentí como fui cambiada.

-Yo te quiero. -le envié un beso, riéndome.

-No vales lo que comes Alba. -me dijo y luego se volvió en la silla -NATALIA. -gritó. Una voz respondió a lo lejos, nada amigable; qué? -SUBE... AHORA!

Recorrí los dedos por mi cabello, en el frustrado intento de acomodarlo.

-Las voy a dejar solas. -me envió un beso y se levantó, molestando a Natalia al pasar por la puerta.

Ella se acercó y abrió muy bien los ojos, para intentar ver qué había tan importante en la computadora. Saludé. Lentamente ella le abrió camino a una sonrisa que se fue expandiendo mientras se sentaba en el lugar que antes estaba ocupado por su hermana.

-Hello, my pink princess.

Llevé un poco de mi cabello detrás de mi oreja y le sonreí.

-Hola.

Por un leve instante me detuve a verla, su cabello despeinado y un poco rizado, los ojos hinchados, declarando que estaba durmiendo y pantalones de chándal perfectamente para abrazarla.

-Es frustrante verte y no poder  tocarte. -comentó, en medio de un suspiró.

-Lo sé. ¿Me veo gruesa en esta cámara?

-Ah, si. -me respondió seria -Estás muy gruesa. Enorme, para ser exacta. -se burló.

*POV Natalia

Es increíble como cada vez que veo a Alba ella parece más bonita que la última vez. Por eso no pude dejar de reír cuando agrandó sus bellos ojos miel y preguntó si se veía muy gruesa.

-Que graciosa. -murmuró, capturando nuevamente mi atención.

-Te extraño mucho.

-Yo también te extraño mucho. -suspiró -¿Qué has hecho estos últimos dos días?

-Yo?¿haciendo algo?

-No me vengas con eso, señorita Lacunza, sé perfectamente con quien estoy saliendo. -me reí.

-Siendo sincera, no estoy haciendo absolutamente nada. Lo que puede ser bueno o malo, depende del punto de vista.

-¿Cómo así?

-Pues así, tampoco he hecho nada útil, como buscar un empleo.

-Hm... hablando de empleo... -ella comenzó a hablarme de su idea de venirse a vivir aquí y de lo mucho que sus padres están luchando en contra de eso.

-Amor, tú sabes que yo, más que nadie, quiero tenerte aquí, pero si eso implica tener que elegir entre tu familia y yo no sé si vale la pena. Intenta entender sus puntos de vista. Y piensa bien antes de tomar cualquier decisión.

-¿Hasta tú estás en contra mía?

-Claro que no. Solo no quiero que dejes todo ahí y te vengas solo para que luego estés muriendo extrañándolos a todos allá.

-Natalia, entiende algo, yo me estoy volviendo loca aquí. No aguanto un segundo más lejos de ti.

*POV Natalia

La verdad es que yo tampoco aguanto estar más lejos de ella, cada segundo me está matando, porque, aunque le diga lo contrario a Alba, tengo muy en claro que será difícil el vernos otra vez pronto. Cada vez que escucho su voz, o veo su fotografía, mi pecho se aprieta y solo quiero salir corriendo e ir a buscarla. Esto me está matando. Al punto de llorar todas las noches después de terminar nuestro contacto virtual. Como ocurrió hoy.

Salí del cuarto de Elena, después de apagar la computadora, me acosté en mi cama y le permití a las lagrimas recorrer mi mejilla, quemándome al mismo tiempo que parecían lavar mi alma. Siempre me sentí más tranquila después de dejar salir todo.

-Natalia... -volví a ver a mi hermana quien estaba recostada en la puerta, mientras hablaba con la voz suave -...te escuché llorar.

No escondí que lloraba como normalmente lo hago, necesitaba a mi hermana, de un abrazo. Elena se acercó, sentándose a mi lado y en segundos escondí mi cabeza en su cuello, mojándola. Mi cuerpo temblaba mientras hacía un esfuerzo sobrenatural para dejar de hacer tanto escándalo.

-Llora...-acarició mi caballo -...te hace bien.

Seguí su consejo por cierto tiempo hasta que, lentamente, me fui alejando de ella, apostando cualquier cosa a que mis ojos estaban rojos e hinchados. Ella pasó su dedo en mi rostro, secando las lagrimas, luego llevó mi cabello hacia atrás, mientras yo respiraba hondo intentando calmarme.

-¿Estás mejor? -asentí -Es difícil aguantar la presión, sabía que en algún momento la ibas a dejar salir.

-Me mata no encontrar una solución. Estar presa aquí. -mi voz salió ronca y cortada, no podía hablar sin que el nudo en mi garganta se volviera a formar y las lagrimas me cegaran a cada momento.

El tiempo pareció desacelerar, a medida que los días iban pasando yo estaba cada vez más hundida en mi propio agujero, literalmente arrastrándome por todos lados. La hinchazón alrededor de mis ojos ya era tan normal que nadie preguntaba qué había pasado. Parte de eso porque dudo que no me hayan visto llorar. La realidad llegó dura y fría golpeándome en la cara y diciendo: ella no va a venir. Ya estamos acercándonos a diciembre y me es hasta difícil.

Escuché algunos golpes en la puerta, respiré hondo antes de poder abrir la boca para pedir que pasara, Damion apareció y en pequeños y lentos pasos se acercó. Pasé la mano en mi rostro y suspiré cansada.

-¿Tienes ganas de ir a dar una vuelta? -me invitó, con la voz suave -Algo de mejores amigos. Sin Elena. -forcé una sonrisa, sabiendo que ella está intentando ayudarme.

-¿Podemos dejarlo para otra hora?

Él me vio un instante y luego asintió, dejándome sola. Una de las cosas que más admiro de Damion es su capacidad de saber cuando necesito un tiempo para mi sola y cuando debe insistir.

Lo peor de todo es que sé lo que todos a mi alrededor deben estar pensando y porqué están claramente alarmados.

Creen que regresaré a las drogas.

La navidad llegó y con ella la certeza de que me demoraré en ver a Alba, y con eso en mente, esta no sería una de las mejores navidades.

-Bien, el regalo que le tengo a Natalia no pude envolverlo... -comentó Elena, levantándose. La vi, confundida -...y tampoco pude encontrar una caja lo suficientemente grande. -comenzó a reírse -Además, mi regalo le teme a las alturas, por eso no quiso venir en el trineo de Papá Noel.

Mientras hablaba se iba acercando a la puerta.

-Hermana, espero que te guste.

Cuando ella abrió la puerta mis piernas temblaron, analicé a la persona que estaba ahí de abajo hacia arriba. Las botas negras, sus jeans ajustados, las curvas acentuadas en su cintura, un abrigo grueso, los labios rosados y carnudos, su cabello ondulado, hasta que llegué a sus hermosos color miel.

-Merry Christmas!

La dulce voz sonó sobre las replicas de las campanas y los fuegos artificiales que anunciaban la llegada de la navidad, trayéndome el mejor regalos de todos.

Continuă lectura

O să-ți placă și

815K 86.8K 136
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
45.5K 3.8K 36
Ella llega al Área sin saber nada de si misma. Sin recuerdos. Vacía. Su primer instinto fue buscar el cielo al verse en una caja encerrada. Luego -po...
70.5K 11.7K 49
nacido en una familia llena de talentos aparece un miembro sin mucho que destacar siendo olvidado sin saber que ese niño puede elegir entre salvar o...
133K 10K 74
"Moriría por tí" • Historia de Alexa Grimes, de 22 años, Militar, hija del Sheriff Rick Grimes. En medio del apocalipsis conoce a Daryl Dixon, un ca...