Capitulo 84

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*POV Alba

28 días para el nacimiento del bebé...

Cerré los ojos, disfrutando el silencio casi total en mi habitación. Hace días que el apartamento siempre está lleno de gente. Obviamente es maravilloso estar rodeado de personas tan queridas, pero extraño cuando tenía mi rincón. El mío y de Natalia.

-Te encontré. -hablando de ella -¿Escondiéndose, señorita Reche? -bromeó, cerrando la puerta, haciendo el mínimo ruido posible.

-Natalia, esto está pareciendo un bar un viernes por la noche. -gemí, incomoda -Yo solo estoy embarazada. No es necesario invitar al papa para que se quede aquí por eso.

-Oh, mierda, tendré que cancelarle la invitación entonces... -jugó, sentándose a mi lado. Le hice una mueca, en respuesta -Tómalo por el lado positivo, por ahora no se están quedando a dormir.

-¿Cómo así que por ahora? -abrió una sonrisa traviesa que hizo que se me revolviera el estómago -Natalia...

-No podía correr el riesgo de estar sola contigo cuando entres en trabajo de parto.

-No, no sigas. Por mi salud, no sigas.

-Tienes que entender.

-No me lo tomes a mal, yo amo, simplemente amo a todas esas personas que están allá en la sala, solo que, Dios, mi cabeza está a punto de explotar, me gustaría compartir estas últimas semanas de embarazo solo contigo, no tenemos ni dos segundos de intimidad, para estar solas... -Y como para comprobar lo que estaba diciendo, nuestra conversación fue interrumpida a gritos por Elena. Cerré los ojos, queriendo creer que no estaba pasando. Cuando los abrí volví el rostro, cansado, hacia Natalia, encontrando con su mirada fija en mi rostro. Sus facciones era indescifrables, hasta que sentí su mano sobre la mía, presionándola levemente, antes que dijera en voz alta algo que ya sabía, ella está a mi lado y siempre pensará primero en mi bienestar que en lo que deseo.

-Vamos juntas a enfrentar los leones y a medida que sea posible mandarlos lejos.

Tal vez en el futuro otra discusión sea necesaria, si ella es terca, yo sabré serlo diez veces más. Pero, por ahora, eso basta.

20 días para el nacimiento del bebé...

Cada día que pasa los dolores son mayores. El bebé está cada vez vez más pesado, mis pies se hinchan y las ganas de ir al baño son constantes. Sin embargo, el silencio del apartamento ayudó a reducir la migraña, lo que ya es un alivio.

Llevé la sábana más hacia arriba, cubriéndome mejor en el sofá y cerré los ojos, ajena a las noticias que pasaban en el noticiero. Un poco después sentí los labios calientes de Natalia depositar un cariñoso beso en mi frente, sonreí.

-¿Necesitas algo? -preguntó, con la voz suave y calma.

-No, todo está bien. -la observé, con la mirada pesada.

-Se está volviendo muy difícil, no? -se sentó en el pequeño espacio que había entre mi cuerpo y el borde del sofá.

-Valdrá la pena.

-Lo sé. Pero es tan injusto que sufras. El hijo es nuestro, los dolores también deberían serlo.

-Cielos, Natalia, si sigues insistiendo con eso te dejaré el bebé a ti las primeras noches. -bostecé. Un brillo de consentimiento apareció en sus ojos -Eres increíble.

Natalia pregunta cada tres minutos si necesito algo. Siempre está cerca, vigilándome y cuidándome. Varias veces la pesco "cabeceando" en la mecedora, así como sé que ha pasado noches en blanco. A pesar de la apariencia cansada, Natalia nunca se niega a nada, se parte en dos para atenderme y termina su libro.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now