Capitulo 56

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*POV Natalia

Tenía miedo de que ella acabara saliendo de mis brazos, así que la tomé hasta recostar su cabeza sobre mi hombro, envolví un brazo alrededor de su cintura y con la otra mano acariciaba su cabello. Cerré los ojos, inhalando el dulce aroma de su piel, sin ninguna demora Alba se acurrucó en mi cuerpo y por primera vez en mucho tiempo sentí que las cosas empezaron a tener sentido de nuevo. Que volví a encontrar mi lugar. Rocé mis labios en su cabello, era inevitable no tocarla.

-¿Estás dormida? -susurré, quitando algunos cabellos de su rostro.

-¿Si lo hubiera estado me hubieras levantado solamente para preguntármelo? -dijo, en tono de burla, sonreí.

-Háblame de tu trabajo. -quería mantenerla cerca más tiempo.

-Doy conferencias.

-¿De qué tema?

-Drogas.

Una sonrisa involuntaria se asomó en mis labios.

-Digo por experiencia propia que tú sabes lidiar con eso mejor que nadie. -pasé la mano por su brazo, de arriba abajo sucesivamente -¿Solamente trabajas para prevenirlas o ayudas a los que las consumen?

-No son muchos a los que ayudo, porque es algo para hacerlo yo sola. -suspiró -Siempre que alguno se cura paso a apoyar a otro y así voy.

-¿Y trabajas para una clínica gratuita o algo privado?

-Gratuita. -asentí -Yo la creé, al principio era pequeña, pero luego recibió reconocimiento mundial.

-Espero que esas personas se den cuenta del ángel que eres. -seguí acariciando su cabello.

-¿Nunca pensaste en escribir un libro con tu historia?

-No creo que mi historia sea digna de uno.

-Natalia, en estos años que estoy luchando por esta causa he comprendido mejor el universo que envuelve las drogas y sinceramente tú eres una verdadera guerrera. -la escuché con atención -Es difícil recuperarse, necesitas mucho coraje, mucha fuerza.

-Alba, hoy yo estaría gastando cada centavo de mi dinero con ese vicio si tú no hubieras aparecido. El merito no es mío...es tuyo.

*POV Alba

No me quedé mucho tiempo sin reaccionar ante su comentario porque luego mi celular comenzó a sonar. Llevé mi cuerpo adelante hasta estar sentada y corrí por mi celular que estaba en el bolsillo del abrigo que había dejado colgado en una silla.

-Hola? -prácticamente grité, sin aliento.

-¿Llamo en mal momento? -sonó la voz maliciosa de Julián del otro lado.

-Solamente corrí para atenderte. ¿Qué pasó? -pregunté, ya alarmada.

-Oh, mi bella, no ha pasado nada. -me alivió -Solamente quería saber si estabas bien.

-Lo estoy. ¿Y las cosas por allá cómo van?

-Todo muy bien, exactamente como lo dejaste. -traje una silla y me senté, apoyando el codo sobre la mesa y la cabeza en mi mano.

-¿Y allá? ¿Muchas vacas? ¿Mucho pasto? -carcajeé.

-Es un lugar muy tranquilo.

-¿Y las mujeres? ¿Los hombres? ¿Solamente hay asistentes y farmacéuticos?

-Me crees que ni preste atención.

-Alba, no juegues con la suerte, por ahora estás bellísima, luego los pechos te llegaran al ombligo y quiero ver quien te va a echar los perros. -reí alto por su comentario. 

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now