Capitulo 50

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*POV Alba

Mierda

Fue lo primero que pensé al escuchar el teléfono en la mañana, toqué la mesita de noche que había al lado de la cama buscando mi celular. No tuve éxito. Agradecí que al abrir los ojos lo encontré, a mi lado Natalia se quejaba de alguna cosa y frotaba sus ojos, en el frustrado intento de mantenerse despierta.

-Hola? -me acosté otra vez, mientras bostezaba.

-Buen día luz del día. -cantó María, animada.

-Hm... -no pude decir nada más, además de eso mi voz salía terrible cuando lo intentaba, me pregunto cómo ella puede tener toda esa energía.

-Muy bien, ¿lista para contarme que diablos pasó ayer con la americana?

-No. -respondí con mi voz rasposa -Llámame en diez minutos.

-Ok.

Con mucha pereza me senté en la cama, bajé la cabeza y esperé que la tortura de no querer levantarme pasara, aun así, cuando me levanté terminé tambaleándome, volviendo a sentarme. Me quedé un pequeño tiempo de pie, hasta obligarme a ir al baño. Cuando salí mi celular ya vibraba en mi mano.

-Se acabaron los diez minutos. -anunció María. Rodé los ojos, maldita hora en la que le dieron un reloj.

Le conté por encima lo que pasó, lo que Natalia vio y su reacción.

-Ah... fue eso? -comentó, claramente decepcionada -Creí que habían discutido, o no sé.

-Curiosa.

-¿Y cuáles son los planes para hoy?

-No tengo ni la menor idea. -suspiré, acostándome en el sofá de la sala, en donde ya estaba sentada hace tiempo.

Nos quedamos hablando un poco más y luego cortamos, Natalia apareció en la sala. Corrí hasta ella y me lancé en sus brazos, riendo, ella me sujetó fuerte contra su cuerpo, impidiendo una probable caída.

-Buen día, fea. -jugó, mientras dejaba escapar una de sus lindas sonrisas -¿Con quién hablabas?

-Adivina. Solo tienes una oportunidad. -me alejé un poco de ella -Empieza con M.

-Difícil. -fingió pensar, después se echó a reír -¿Qué quería la niña?

-Estaba preocupada por ti, pero no le digas que te dije eso. -sonreí.

-Tienes razón, salimos como dos fugitivas de una fiesta. Te debo una invitación a una discoteca.

-Imagínate, me divertí anoche. -afirmé -Y me gusta cuidarte, me siento útil.

-Entonces... -ella limpió su garganta -...creo que no me siento muy bien. -hizo un gesto completamente falso.

-Que pésima actriz eres. -comenté riendo.

-Ah, lo soy? -me rodeó con sus brazos, mientras reía, yo solté un grito por la sorpresa.

-Si, no sabes fingir. -seguí molestando, Natalia bajó los brazos rápidamente, dándome la impresión de que me iba a dejar caer, me sujeté de su cuello -Loca.

-¿Quién no sabe fingir? -me provocó, dejándome en el suelo -¿Creíste que de verdad te iba a dejar caer? -ignoré la primera pregunta, respondiendo la segunda.

-No sé. -me encogí de hombros.

-Todas las veces que te caigas, yo estaré abajo para sujetarte. -llevó mi cabello detrás de mi oreja, mientras me veía con ternura.

-Linda. -envolví mis brazos en su cuello, sellando sus labios -Anoche en la discoteca habían varios hombres y mujeres insinuándote.

-¿En serio? -arqueó una ceja.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now