Minutos antes de que el yorishiro fuese destruido por Amane. Volvamos al dúo de humanos que se encontraba peleando con el misterio escolar No.2
Para los humanos no iban tan bien que digamos.
El exorcista había perdido un brazo en la pelea y con base continuaba se encontraba más agotado. De igual forma se encontraba Yashiro quien sus piernas se convirtieron el de una muñeca.
Cuando todo estaba perdido para ellos, se escuchó el ruido de varios cristales rotos.
La aparición y el exorcista habían parado de pelear en el que el sonido se hacía cada vez más fuerte.
Yako rápidamente sintió como su poder le era arrebatado, eso solo significaba que su yorishiro había sido destruido en lo que peleaba con esos niños.
- ¡Ustedes mocosos solo me estaban distrayendo en lo que él No.7 destruía mi yorishiro! - Grito enojada a los humanos, ya que el único que sabía en donde se encontraba las tijeras era Amane.
- ¿Yorishiro? ...... Espera ¡¿Número 7?! - Exclamó el rubio con sorpresa, por lo que sabía sólo había seis misterios en esta escuela.
Entonces había un espectro bajo el manto del séptimo misterio.
Kou entrecerró los ojos, si era cierto entonces su hermano tenía que saberlo o ¿ya lo sabía? Y no se lo dijo.
-¡¡No finjas que no lo sabes!!- Gritó con más fuerza Yako, en este punto todo a su alrededor se estaba derrumbando. Aprovechando el poco de poder que tenía agarro las enormes tijeras con más fuerza –Pero no crean que saldrán intactos de esto-
Y en menos de un segundo esta se encontraba enfrente de ellos con las tijeras abiertas a su alrededor.
Cuando pudieron reaccionar ya era tarde.
En una vista más lejana se podía apreciar a una mujer en kimono cortar a la mitad a dos estudiantes con una tijera gigantes en lo que la frontera terminaba de desmoronarse.
En afuera de una ventana se podía apreciar el cielo nocturno haciendo saber a los residentes del lugar lo tarde que es.
En el suelo del pasillo que guiaba a unas escaleras se encontraba la figura de un niño que se encontraba saliendo de la inconsciencia.
No se esperaba presenciar aquel recuerdo de su Yako-neesan.
Menos mal que guardo la fotografía.
Mirando a su alrededor pudo localizar a dos muñecos de trapo con las características del chico Minamoto y la chica piernas de rábano.
No muy lejos de su posición se encontraba un pequeño zorro blanco con un babero rojo atado alrededor de su cuello. Reconociendo que se trataba del ahora Ex número dos, rápidamente se inclinó a su dirección con su cabeza al suelo en muestra de arrepentimiento.
-Siento muchísimo el haber destruido tu yorishiro Yako-san – Dijo Amane con arrepentimiento, tenía que disculparse con ella por haber destruido su objeto más precioso después de todo.
Seguramente ahora lo odiaba por eso, no importaba si tenía excusa para hacerlo. Ahora ella se iría si no antes gritarle y evitará asociarse con él, lo abandonara como lo hicieron sus padres cuando se dieron cuenta que no podía mantener sus estándares y entonces él....
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió un cálido pelaje envolver su cuello y una pequeña lengua lamia las lágrimas que caían en sus ojos.
Ni siquiera se había dado cuenta en qué momento empezó a llorar.
-No necesitas disculparte Amane- Dijo calmadamente el pequeño Zorro al ver el estado en que se encontraba haciéndose una idea de lo que pasaba en su cabeza. Después de todo los humanos son tan crueles como los espectros, que no dudan en lastimar a su misma especie.
- ¡Pero destruí tu yorishiro! - Declaró el joven como si hubiese cometido un grave delito.
-Tenías que hacer lo que tenías que hacer- Dijo Yako contradiciendo al humano. – Oh hubieras preferido que siguiera dañando a los estudiantes-
Amane sacudió la cabeza en forma negativa.
-Además ¿Qué es eso de Yako-san? Tienes el privilegio de llamarme Nee-san- Se burló el Inari queriendo aligerar el estado del chico. – Aunque no lo quieras soy tu problema desde que acepte ser tu maestra. -
El castaño solo sonrió ligeramente en lo que secaba el resto de lágrimas, Yako lo tomo como algo bueno, no quería que el chico se depreciara de nuevo. Si bien desde que se empezó a relacionar con lo sobrenatural, pareciera que mejoraba su baja autoestima.
Que tan roto debes estar para estar más cómodo con espectros que pueden hacerte daño que con personas de tu misma edad.
-Claramente ustedes dos son la definición de problemas- Dijo una voz oscura detrás de ellos, haciendo que los dos se sobresaltaran por la voz siniestra.
En un momento a otro ambos eran agarrados por unos brazos largos por el cuello del uniforme y el babero. Al voltear sus cabezas con una expresión nerviosa vieron su gran temor.
La voz pertenecía al quinto misterio quien no parecía muy feliz que digamos. Dos de sus seis extremidades sostenía a los susodichos.
-Si vas a hacer algo tan tonto como ir a la frontera de un misterio sin refuerzo, debes de estar completamente loco Yugi- Reprendió secamente el quinto mirando al humano.
-Como s-sabias que e-estaba en una frontera s-sensei- Tartamudeo el chico al ser atrapado por su sensei.
Mientras que Yako estaba en shock.
- ¡NO LE AVISASTES A LA SOMBRÍA ARAÑA!!-Exclamo el pequeño zorro dándose cuenta de la situación.
-Cállate Zorro tonto- Volvió a reprender la araña al otro misterio. – Y para responder a tu pregunta, me lo dijo este pequeño-
En otra extremidad alzó a un Mokke que se encontraba asustado.
-Imaginen mi sorpresa al recibir una invitación a tu velorio de partes de estos renacuajos- Dijo Tsuchigomori con enojo. - Hasta me dejaron dar unas palabras a tu nombre-
El humano solo veía al Mokke con algo parecido a la traición, no había pasado ni un día y ya lo estaban dando por muerto, tan poca fe tenía hacia él.
El maestro iba seguir regañando a su alumno cuando se dio cuenta que su camisa se había alzado lo suficiente para notar una serie de moretones en su torso. No quería imaginar lo que tuvo que hacer para conseguirlos.
Dándose la vuelta aun sosteniendo al dúo problemático se dirigió a la enfermería para tratar las heridas del joven antes que se infectara.
- ¿A d-dónde vamos? - Pregunto Amane con miedo.
El bibliotecario no dijo nada y solo siguió caminando hasta que llegaron a la enfermería, prendiendo la luz de la habitación depósito al humano en una cama junto con el zorro.
-Quítate la camisa e acuéstate boca abajo y es mejor que no me hagas repetirlo Yugi- Ordeno Tsuchigomori en lo que iba a buscar algunas cosas de los gabinetes.
El joven no queriendo enojar más al otro hizo lo que se le ordenó. Yako que era la más cercana al chico vio cómo su espalda estaba llena de moretones.
- ¡Amane que te paso! - Grito el zorro alarmada al ver la espalda de este.
El mencionado se encogió al recordar cómo había sido empujado al abismo por los mokkes y había aterrizado en los límites de la frontera.
Tsuchigomori solo suspiro ante el silencio, era obvio que no respondería sobre lo sucedido. Acercándose con una toalla y una bolsa de hielo para calmar la hinchazón de la espalda.
-Para la próxima procura avisar a alguno de nosotros si vas a volver a hacer algo como esto- Dijo con un tono calmado en lo que aplicaba la bolsa con la toalla envuelta.
El chico solo asintió en silencio.
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Curiosidad que mata#13
Y si lo notaron Amane sufre problemas de abandono debido a la negligencia que tuvo de sus padres desde una edad muy temprana.
Me estoy basando en varios fic que he leído de esta temática del fandom de Naruto.
Fecha de creación: 22/04/2020 - Fecha de edición: 26/06/2020