Error#23: Lutos y remordimientos

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- ¡Kyaaaa! – Gritaron Amane y los mokkes al ser atacados por un enorme lagarto, solo fue suerte que pudieron cerrar a tiempo la puerta.

Amane se recostó sobre la puerta en un intento de recuperar el aliento.

Los agotados mokkes que lo acompañaba se dejaron caer en el duro piso, se sentía que había pasado horas desde que empezaron con su búsqueda por la puerta que le devolvería a su mundo.

Tampoco ayudaba que en cada puerta se encontraban con algún espectro listo para atacarlos. Para eliminar su estrés, se decidió con entretenerse jugando con los pequeños conejos en lo que pensaba en un nuevo plan para salir.

"Si tan solo las puertas fuesen más específicas" Pensó agotado.

🎶 🎶 🎶 🎶 🎶 🎶 🎶 🎶

Tal vez fue porque se sentía más tranquilo o porque estaba más atento en su entorno, pero pudo distinguir una débil melodía conocida que sonaba lejos de él.

- ¿No es esa la emisión de la tarde? ¿Pero de dónde vendrá? – Se preguntó a sí mismo.

Se dispuso en seguir la melodía, con sus manos ahuecadas alrededores de sus oídos, pronto empezó a acercarse cada vez más cerca de la música.

Luego de unos minutos, él llegó a una puerta que reconoció de inmediato.

- ¡La puerta de ciencias! – Exclamó feliz. Al fin podría volver a su mundo y descansar.

Sin pensarlo mucho, abrió con entusiasmo la puerta y entro. Para su suerte, era realmente la puerta de ciencias, en otras palabras, el territorio de Tsuchigomori-sensei.

- ¡Lo logre! – Amane festejo mientras daba débiles saltos. Su esfuerzo al fin había sido recompensado.

Ahora solo tenía que buscar a Tsuchigomori-sensei para pedirle su medicamento e irse a casa, mañana podía decirles a los misterios escolares sobre lo que paso durante su secuestro.

Hablando del incidente, su vista bajo hacia su ropa excéntrica. También debería pedir otro cambio de ropa, no quería volver a su departamento vestido así.

Fue el sonido de una puerta abriéndose que le llamo la atención, volteándose de su lugar pensando que era el quinto misterio para pedirle su medicamento, se detuvo de inmediato.

La persona que entraba a la habitación no era su maestro u otro del personal de la escuela. Ahí se encontraba un joven adulto de unos veintitantos de cabellera entrecortada negra y ojos grandes de color dorado que pareciera agrandarse al mirarlo.

Claramente era una versión adulta de él mismo y lo creería, de no ser porque sabía que no llegaría a convertirse en un adulto.

Entonces esta persona se trataba de su hermano menor.

Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de la versión adulta de su hermanito y sin darle tiempo para reaccionar la situación, Tsukasa se apresuró en abrazarlo.

- ¡A-amane! Lo siento, lo siento – Repetía con una voz lamentable. Su tono solo se oía la tristeza y la soledad.

Sin pensarlo mucho, lo rodeo entre sus brazos.

La habitación pronto se hundió en un ambiente melancólico, Amane intentaba consolar a su hermano menor con suaves palmadas en su espalda y palabras de ánimo.

- Lo lamento, Tsukasa. Onii-chan ha sido muy malo ¿no? – Susurro en voz baja. Tenía que calmar a su gemelo, quien sufría por su culpa. Tsukasa solo negó frenéticamente su cabeza.

Sin Margen De ErrorWhere stories live. Discover now