—¿Adónde vamos? —me pregunta Michael agarrando mi mano con miedo, mientras recorremos las calles oscuras y solitarias.
—¡Shh! —lo hago callar —conozco un lugar.
Damos vuelta una esquina y más adelante hay un par de tipos alrededor de una fogata, no es difícil percatarme del olor nauseabundo a marihuana, ni de la cocaína que se introducen. Delincuentes de seguro.
Afirmo fuerte a mi hermano y nos devolvemos para seguir por otra calle. Entramos a un callejón y salimos a la avenida principal, hay varios autos aparcados a unos metros y mujeres subiéndose a ellos. Apego a mi hermano para que no mire.
Cruzamos la avenida y nos encontramos con el puente cerrado, ayudo a Michael a bajar por el morro de tierra.
Hay latas de cerveza y mugre, a un lado un pequeño riachuelo que se comienza a extinguir y algunos leños para una fogata improvisada.
—Siéntate ahí —le ordeno.
Con mi encendedor viejo prendo una improvisada fogata.
—Así no pasaremos frío —le digo a mi hermano, quien se sostiene las piernas y a su muñeco.
Lo acerco y se apoya en mi hombro.
—Lo lamento mucho Michael.
—¿Porque Bill no nos quiere?
Miro hacia otro lado, no es buena idea decirle que Bill no es su padre.
—Bill es un alcohólico —susurro —él no sabe lo que dice ni lo que hace, es mejor que permanezcamos lejos de él.
—¿Viviremos aquí? —pregunta apuntando el lugar.
—Por ahora si —respondo con tristeza y maldigo a Bill en mi fuero interno.
—Tengo hambre Emi —Michael se toca su pancita.
Saco la sopa instantánea del bolso, la abro y se la acerco.
—Sé que esta helada, pero es lo que tenemos por ahora —Michael la recibe.
—¿Y la cuchara?
—No tengo, tómala a sorbos.
Hace lo que le digo y la comienza a beber, pone una mueca de asco.
—¿Quieres una manzana? —le ofrezco cuando termina.
Niega con la cabeza.
—Tengo sueño —se acurruca, me quito la chaqueta y lo envuelvo, se tiende en mis piernas y le acaricio el cabello hasta que se queda dormido.
Miro las llamas que salen de la fogata. ¿Porque Bill nos hizo esto? ¿Porque mi hermano tiene que sufrir por su culpa?
—Maldito Bill y su paria de vida —exclamo molesta.
—¿Emi?
—Lo lamento Michael, ¿Te desperté?
Niega con la cabeza.
—Sigue durmiendo.
Niega nuevamente.
—¿Porque ocupaste tus poderes? —pregunta de repente.
Suspiro, sabía que me preguntaría sobre eso. Se que tengo prohibido usarlos.
—Bill te iba a hacer daño, no lo iba a permitir.
—Pero Emi —se incorpora —no debiste ocuparlos.
—Michael duerme —lo vuelvo a apoyar en mis piernas.
—Bill no dirá nada ¿cierto? —susurra.
—No tiene por qué.
—Tengo miedo Emi.
—Michael —le reprendo —duerme. Yo veré como solucionarlo, ¿esta bien?
Asiente.
Al poco rato después yo me quedo dormida sosteniendo a mi hermano junto a mí.
La luz del día me llega enceguese, toco a mi lado y no encuentro nada, solo mi chaqueta.
—¡Emi! —grita Michael.
Me levanto deprisa, dos hombres lo sujetan. Hay dos policías delante de mí sosteniendo armas y apuntándome, una mujer vestida de traje a un lado y los ojos de Bill con una sonrisa de victoria.
—¡Quédate quieta! —exclama un policía apuntándome. —¡Deja todo lo que tengas en el suelo!
Miro a Michael, está llorando.
Tiro mi bolso al suelo y estiro mis manos hacia ellos, lista para usar lo que yo denomino un "Don".
—¡Dejen a mi hermano! —exclamo.
—¡Baja tus manos! —me ordena uno de los policías.
La mujer de traje me mira curiosa.
—¡Suéltalo!
—¡Tus manos! —me ordena nuevamente. —¡Bájalas ahora!
¿Ellos saben de mis poderes?
Ahora lo entiendo, ambos hombres que sujetan a mi hermano deben ser de un orfanato o una casa de adopción, los dos policías los debe haber llamado Bill y la mujer de traje, no estoy segura, pero algo sabe sobre mi.
—No queremos hacerte daño —alza la voz la mujer.
—¡Suelten a mi hermano primero!
—Lo soltaremos cuando bajes tus manos.
—¡Hazlo! —grita el policía.
—¡Baja el arma!
La mujer les hace una seña y los policías bajan sus armas. Bajo mis manos lentamente y ambos hombres sueltan a Michael, quien viene corriendo hacía mí.
—No te des por vencido —se lo que va a ocurrir, se porque estas personas están aquí —te encontrare, lo juro.
—Emi —solloza —no quiero que me lleven, no quiero alejarme de ti.
—Tranquilo —acaricio su espalda —se fuerte ¿Okey? te voy a encontrar Michael, te prometo que lo haré.
Los dos hombres se acercan y se llevan a Michael a la rastra.
—¡Emi! —grita desesperado —¡Emi, no me dejes, por favor! ¡No dejes que me lleven! ¡Emi!
Siento un nudo en la garganta y una lágrima me recorre la mejilla, es la primera vez que lloro desde hace mucho tiempo.
—Michael, te encontraré, lo juro.
Me doy la vuelta, los policías y la mujer me esperan.
—Llévenla —ordena la mujer.
Los policías me toman de las manos y me guían por el morro de tierra hasta la avenida. Hay dos autos policiales estacionados y una camioneta blanca.
—No me pueden encerrar —les amenazo.
Uno de ellos ríe —eso lo veremos.
Observo a Bill hablar con aquella mujer mientras firma un formulario.
—¿Quieres que tenga visitas? —le pregunta.
—No —responde Bill —quítale ese derecho, es peligrosa.
—Bien como quieras, pero eso tiene un cargo extra.
—Me has dicho mil dólares —exclama enojado.
—Lo sé —murmura la mujer —pero tengo que firmar yo el formulario para que la ingresen o sino, no funcionara así que serán dos mil dólares.
—¡Joder! —exclama Bill, saca dinero de su chaqueta y se lo entrega, la mujer lo cuenta —pero no quiero que la dejen salir y nada de beneficios.
—Hecho.
Abren la parte posterior de la camioneta y Bill se acerca cojeando.
—¡Púdrete mocosa! no volverás a ver a tu hermano jamás y espero que pagues por esto —apunta su pierna.
Los policías se ríen.
Me meten a empujones dentro y antes de cerrar la puerta me giro.
—Te mataré Bill —escupo hacía sus pies —lo haré.
Escucho como alguien se sube al volante y enciende el motor, llevándome lejos.
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Feliz 2015 Adelantado! Saludos ♥