(-Narra Kendall-)
-Hola amor, cómo estás?- contesto, poniendo el teléfono entre uno de mis hombros y mi oreja, ya que mis manos se encuentran ocupadas sosteniendo mi termo y la jarra de café recién hecho.
-Un poco cansado. No puedo esperar a graduarme para que mi pasantía se vuelva un puesto de trabajo verdadero y por fin pueda ejercer cómo diseñador gráfico, sin tener que sacar fotocopias y tener que buscarles el café o el almuerzo a el resto de la oficina- responde Luke, y efectivamente puedo notar el cansancio en su voz.- Cómo están tú y Mia? Tus padres?
Desde que se fué hace casi cinco días, hemos hablado todas las mañanas en su trayecto al trabajo y en la noche cuando se encuentra en casa y yo ya acosté a Mia.
-Todos estamos bien, por suerte- hablo y suspiro.- Aunque el ambiente en la casa hoy está diferente, ya sabes, es un día difícil para mis padres y para mi.
-Es cierto...Hoy es el aniversario, cuantos años ya?- pregunta con voz suave.
-Cuatro años- respondo, y el tan solo decirlo me parece surreal.
-Wow, lo siento mucho- habla- No sabes cómo me hubiera gustado conocerlo.
-A mi también. Estoy segura de que se hubieran llevado increíble- sonrío con añoranza con tan solo imaginármelo.
-Entonces irán al cementerio verdad?-pregunta.
-Así es. Visitaremos su tumba y estaremos un rato ahí, recordándolo y celebrando su vida- explico.
-Van solo ustedes?
En ese momento, siento cómo alguien toca mi hombro. Me doy la vuelta y veo que es mi madre, quién me señala la puerta de la casa y murmura que me esperarán en el auto. Asiento y vuelvo a poner mi atención a la llamada.
-Lo siento Luke, ya tengo que irme, me están esperando.
-No te preocupes, ve. Yo igual estoy por llegar al trabajo. Te amo, llámame cualquier cosa.
-Yo también te amo, adiós.
Termino de decir esto y termino la llamada. Guardo mi teléfono dentro de mi pequeña cartera y luego de colgarla en uno de mis hombros, tomo el termo de café y hago mi camino hacia la puerta. Ya en el auto se encuentran mis padres y en el asiento trasero me espera Mia. Abro la puerta y me siento a su lado, con mi padre arrancando segundos después en dirección al cementerio.
Hoy se cumplen cuatro años desde que mi hermano Harry nos dejó. Cuatro años desde que una parte de mi ya no se encuentra a mi lado. Cuatro años desde que un pedazo de mi corazón está vacío. Uno pensaría que con el paso del tiempo se hace más fácil, o bueno, al menos eso es lo que te dice la gente en el funeral cuando trata de consolarte; pero la verdad es que no es así. Es más, creo que cada día que pasa lo extraño aún más. Por qué? Porque cada día pasa algo nuevo en mi vida; ya sea algo emocionante, aburrido, triste, gracioso... Pero cada día sucede algo que quisiera poder contarle y compartir con él. Si hablamos de las últimas semanas solamente, han ocurrido tantas cosas: Me comprometí, Alex está de nuevo en mi vida, Mia va a tener un medio hermano... Son eventos que disfrutaría más si él estuviera aquí para vivirlos conmigo.
Todo este tiempo no había ido a visitar su tumba ya que en primer lugar no había vuelto a Nueva York desde que me mudé a California, pero ahora que estoy aquí de vacaciones había evitado ir porque me pone demasiado triste el estar ahí. Y no sólo triste, sino también enojada. Es una injusticia que haya tenido que irse tan joven, con tantos sueños y planes por delante. Habiendo tanta gente mala en este mundo, por qué alguien con un corazón tan grande y puro tuvo que sufrir y terminar de esa manera? Realmente no lo entiendo, y creo que jamás voy a llegar a hacerlo.
El auto se detiene en el parqueo central del lugar y suspiro. Llegó la hora.
Mi padre abre mi puerta sin darme tiempo a que yo lo haga y me tiende una mano para ayudarme a bajar del auto. La tomo y luego de agradecerle procedo a salir de éste. Me pongo de pie y acomodo mi vestido negro, alisándolo un poco ya que puede que se haya arrugado un poco mientras estaba sentada. Observo a mi alrededor. El día está realmente lindo, está soleado y el cielo completamente celeste. Todo el lugar se encuentra en silencio, y aparte de nosotros hay unas cuántas personas esparcidas visitando a sus seres queridos. Mia viene de la mano de mi madre por la parte trasera y una vez los cuatro estamos juntos empezamos a caminar hacia donde mi mellizo se encuentra. En la entrada nos detuvimos un breve momento a comprar un ramo de flores en un puesto que había ahí y luego seguimos caminando.
Su lápida se encuentra a tan solo unos cuantos minutos de caminata desde dónde nos encontrábamos, por lo que no tardamos mucho en llegar. Nos detenemos en frente de ésta y mi corazón se encoge al leer su nombre y el epitafio: ''El cielo ganó un angel con tu partida. Esto no es un adiós, es un hasta luego''. Recuerdos de nuestra última conversación invaden mi mente, y una sigilosa lágrima cae por mis mejillas.
Mi madre se agacha y deposita las flores al lado de la lápida, acariciándola con ternura. Mi padre se encuentra de pie a su lado y la ayuda a levantarse, para después rodear sus hombros y atraerla en un tierno abrazo. Yo tomo de la mano a Mia y me agacho a su altura.
-Hey pequeña, sabes a quén vinimos a visitar?- le pregunto.
-No- dice negando con la cabeza.
-Ahí se encuentra tu tío, Harry- explico, señalando en su dirección. Noto la confusión en su rostro y continúo hablando.- Él era mi hermano, pero tuvo que irse al cielo antes de poder conocerte.
-Entonces... es un ángel?- pregunta con la inocencia característica de los niños, y siento un nudo en mi garganta formarse.
-Así es mi amor. Es un ángel, y siempre está a tu lado protegiéndote.- acomodo un mechón de cabello detrás de su oreja y ella sonríe. Beso con suavidad su frente y veo detrás suyo que Alex se encuentra viniendo en nuestra dirección.- Princesa, por qué no vas con tus abuelos? Enseguida les doy encuentro.
-Ok- dice y va dando pequeños brincos hacia mis padres, quienes la toman de ambas manos y vana sentarse en la banca a unos cuántos metros de aquí.
Me pongo de pie y nuevamente acomodo mi vestido y mi cabello. Desde que fui a su departamento, hablamos las cosas y terminamos viendo películas y comiendo pizza mi relación con Alex había mejorado un cien por ciento y ahora podía decir con total confianza de que éramos buenos amigos. Hablábamos casi todos los días por teléfono y nos vimos un par de veces en persona cuando vino a buscar a Mia para estar con ella. Es por eso que decidí invitarlo a que esté hoy acá, siento que su presencia va a ser de mucho apoyo emocional para mi, al igual que lo fué el día del funeral.
(Flashback:)
Mientras hablábamos trataba de evitar ver el ataúd abierto al lado del atril dónde posteriormente se harían los discursos fúnebres, pero era muy difícil. Estaba muy triste y eso se reflejaba con mal humor, por lo que decidí alejarme de ellos y sentarme sola para evitar cualquier cosa.
Me senté en una banca y minutos después alguien se sentó a mi lado.
-Hola Kendall- dijo una voz muy familiar.- Cómo estás?
-Hola Alex- dije volteándome a verlo. Estaba vestido con un traje negro, camisa blanca y corbata negra.- Cómo crees que esto? Esa es una pregunta sin sentido.
-Lo siento, yo solo pensé que querías hablar y desahogarte...
-Pues pensaste mal- suspiro.- Lo siento, es solo que esto es muy difícil y sé que no es tu culpa, no debí tratarte así.
-No hay problema, te entiendo amor. Estoy aquí para ti, puedes llorar en mi hombro si quieres.- dice y me atrae hacie él en un abrazo, y yo me quiebro totalmente.
-Esto es tan... injusto Alex. Por qué? Por qué se tuvo que ir? Lo extraño tanto...- digo sin dejar de llorar.
-Tienes razón, esto muy injusto. Harry era un gran chico y que se haya ido es algo muy triste y doloroso, pero déjame decirte algo Kendall. Nadie muere mientras permanezca vivo en nuestros corazones, así que mientras tu hermano siga vivo en tu corazón, seguirá con nosotros para siempre. Tranquila si?- dice y me da un beso en la cabeza.
(Fin del flashback)
-Hola, gracias por venir- digo una vez que Alex se encuentra frente mío mientras le doy un abrazo.
-No hay de qué- habla y nos separámos- Cómo estás?
-He estado mejor- contesto seguido de un suspiro. - No puedo creer que ya pasaron cuatro años.
-Yo tampoco. Era un gran amigo, lo extraño- dice poniendo su atención en la tumba.- Alguna vez te conté lo que me dijo cuando me despedí de él en el hospital?
-No, creo que no- digo tratando de recordar.- Qué te dijo?
-Bueno, no solo me dió su bendición para que nos casemos- habla y ambos reímos un poco- Sino que ahora que él no iba a estar era mi responsabilidad cuidarte y hacerte feliz, y que tenga siempre presente que eras lo mejor que me había pasado en la vida.
Escucharlo contarme esto después de tanto tiempo me pone realmente emocional y hace que el nudo en mi garganta se haga aún más insoportable. Un par de lágrimas se escapan y las limpio inmediatamente con mis manos.
-Wow- logro articular mientras respiro para calmarme.
-Lo siento, no era mi intención que te pongas mal- dice con arrepentimiento en su voz y preocupación en su rostro.
-No, está bien, es solo que todo el día de hoy he estado muy sensible, no es tu culpa- le quito importancia y sonrío.
En eso Mia aparece corriendo detrás mío y abraza las piernas de Alex, quién inmediatamente la alza y le da muchos besos en el rostro mientras la saluda. Recién noto que es lo que trae puesto, y es una simple camisa negra compañado por pantalos del mismo color y zapatos de vestir. Mis padres también hacen su aparición y proceden a saludar a Alex.
-Hola muchacho, tanto tiempo sin verte.- habla mi padre, tendiéndole la mano para estrecharla.
-Hola señor Smith, un gusto volver a verlo.- dice aceptando su saludo.
-Alex, hola- es el turno de mi madre, quién le da un medio abrazo ya que Alex sigue con Mia en brazos.- Gracias por darte el tiempo de venir.
-No hay de qué, señora Smith.- responde.- Y nuevamente, siento mucho su pérdida.
-Puedes llamarme Alice, ya lo sabes- dice ella sonriéndole.- Muchas gracias, lo apreciamos mucho.
Observo toda la escena mientras continúan conversando y por un momento imagino que ésta podría haber sido mi vida, mi familia, si es que Alex y yo hubiéramos seguido juntos y nos hubiéramos casado. La escena es perfecta, y no hay duda de que hubiéramos sido felices. Incluso teníamos la bendición de Harry... Pero la vida da muchas vueltas y el destino tiene la última palabra.
Nos quedamos un buen rato ahí conversando sobre diferentes temas mientras Mia se distraía corriendo por los alrededores. Mis padres le agradecieron por la invitación a la boda y confirmaron su asistencia luego de felicitarlos y desearles lo mejor. Y bueno, obviamente lo bombardearon con preguntas respecto a sus planes y sobre si se encontraba nervioso, pero Alex logró contestarlas con mucha gracia a pesar de que yo le insistencia en que no tenía que hacerlo. También hablamos muchísimo sobre Mia y la ahora custodia compartida, terminando la conversación con Alex siendo invitado a cada una de las fiestas u ocasiones especiales.
Al igual que cualquier niño de su edad Mia finalmente se encontraba cansada, aburrida y con hambre; por lo que decidimos que era hora de irnos.
-Bueno, gracias por dejarme estar aquí en este día tan... difícil para ustedes.- habla Alex comenzando a despedirse.
-Gracias a ti por venir, y perdona a mis padres por el interrogatorio- digo rodando los ojos en dirección de ellos.
-Íbamos a ir a almorzar a un restaurante no muy lejos de acá, no quieres venir?- pregunta mi madre con amabilidad.
-No, no quisiera interrumpir. Imagino que quieren estar en familia y...- habla Alex pero yo lo interrumpo.
-No molestas para nada. Además, tú eres parte de esta familia- digo sonriendo mientras pongo una mano sobre su hombro.
Él observa mi mano y va subiendo hasta que su mirada conecta con la mía. Mira a mis padres y ambos le sonríen, aprobando lo que acabo de decir. Y es que es verdad. Alex es el padre de mi hija, lo que lo convierte automáticamente en miembro de nuestra familia.
-De acuerdo.- acepta la invitación luego de dudar por un momento.
-Excelente.- dice mi padre.- Vienes en auto no? Puedes seguirnos hasta el lugar.
-Claro, solo que estacioné mi auto en la entrada al otro lado del lugar, así que tengo que ir hacia allá primero-señala detrás suyo con su pulgar.
-Yo puedo ir en el auto contigo y guiarte si quieres- me ofrezco.
-Segura?- pregunta- Qué hay de Mia?
-Ella puede venir con nosotros. - dice mi madre.- Nos vemos allá.
Ambos asentimos y ellos toman de la mano a Mia para comenzar a caminar hacia el estacionamiento, y nosotros nos damos la vuelta para hacer lo mismo en dirección contrario.
No sé como explicarlo, pero hay una paz indescriptible en los cementerios. Caminar en este gran campo verde, completamente en silencio... La idea de que es el lugar de descanso de los restos mortales de tantas personas que son visitadas por sus seres queridos para rememorar su vida y el gran impacto que tuvieron me reconforta de cierta forma.
-Estás nervioso?- le pregunto a Alex a mitad del camino.
-Por?- responde, levantando la cabeza, con ambas manos en su bolsillo.
-Falta una semana para tu boda. Yo jamás me he casado, pero me imagino que es algo muy fuerte- digo.- Es un gran paso en tu vida.
-Si, así es- bufa.- Claro que estoy nerviso, pero trato de no pensar mucho en eso para no enloquecer.
-Y...- pienso un momento en mi siguiente pregunta, sin estar completamente segura de hacerla.-No tienes dudas?
-Dudas? Sobre qué?- pregunta frunciendo las cejas en confusión.
-Ya sabes, estás seguro de que Juliet es la chica con la que quieres pasar el resto de tu vida?- suelto y él se detiene de golpe.
-Kendall, por qué me preguntas esto?- dice, y por su tono puedo darme cuenta de que está un poco molesto.- Juliet va a ser la madre de mi hijo, claro que estoy seguro.
-Lo siento- me disculpo, arrepintiéndome por haberle preguntado eso.- No tengo nada en contra de Juliet, solo quería asegurarme de que no tenías ninguna duda al respecto. Quiero que seas feliz, eso es todo.- me justifico, diciendo solamente la verdad.
Alex suspira y pasa una mano por su rostro, haciendo una breve pausa para luego hablar:
-No, tú discúlpame. No debí haber reaccionado así.
-Está bien, no te preocupes- le digo, frunciéndome de hombros.
-Gracias por preocuparte por mi- me sonríe y yo le devuelvo el gesto.- Vamos, tus padres ya deben estar en camino.
Termina de decir esto y volvemos a caminar hacia su auto. Decido no volver a mencionar el tema de ahora en adelante, solamente espero que esté tomando la decisión correcta.