Mi Último Año

By Julie18_08

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Muchas cosas pueden suceder en un año, cosas esperadas e inesperadas; cosas afortunadas y desafortunadas; cos... More

- Una romántica -
- Entre madre e hija -
- Misiones imposibles -
- Media naranja -
- Disciplina formativa -
- Charlas con adultos -
- El falso concurso -
- Buenos amigos -
- La primera vez -
- Conversaciones familiares -
- Caídas -
- El drama de las citas -
- Dos besos -
- Esperando y dando noticias -
- Deja vu -
- Algunas conclusiones -
- Verdad a medias -
- La noche -
- Realidades paralelas -
- Más de un corazón roto -
- Cuentas claras -
-Ideales y expectativas -
- Suerte -
- Nuevos amores -
- Predicciones -
- Una primera cita -
- Todas las parejas -
- No hay compromisos -
- Veladas -
- Segunda primera vez -
- Sorpresas -
- Todo acorde al plan -
- No es el final -

- El próximo año -

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By Julie18_08


Si bien sabía perfectamente que la meta de Henry era la política no pude evitar pensar que sería un gran profesor si decidía dedicarse a la educación, pues ver la forma en la nos explicaba a Alan y a mí los contenidos de nuestra clase de ciencias sociales era clara muestra de sus habilidades pedagógicas. Era común que cuando se acercaba el fin de año los tres nos reuniéramos a estudiar de esta forma, cada uno haciendo de tutor en las asignaturas que más manejaba y luego haciéndole preguntas al resto.

Alan ya había expuesto acerca de lenguas y yo me había encargado de historia y física, por lo que ambos nos hallábamos sentados en el piso sobre unos cómodos cojines mientras el pelirrojo iba revisando su cuaderno de notas y escribiendo en los vidrios del balcón de su habitación con plumones de colores. Había un mapa conceptual extremadamente bien organizado que unía ideas y nos hacía más fácil seguirle la pista mientras hablaba.

Me reacomodé en el piso y tomé mi cuaderno, escribí unas cuantas cosas mientras asentía y luego lo guardé cuando me sentí satisfecha. Alan no escribía, en verdad nunca lo hacía, era pésimo tomando notas en clase y por eso prefería que le explicaran las cosas o simplemente leerlas.

-¿Preguntas?- finalizó Henry.

Nos miró con ojos inquisitivos, Alan y yo sacudimos la cabeza en una negativa. Él alzó los hombros despreocupado y miró hacia el ventanal echándole un rápido vistazo a su creación y luego comenzó a borrarla con la manga de su sweatter.

-¿Cómo estás?- le pregunté a Alan, dándole un suave empujón con mi hombro.

-Estaba bien hace diez minutos cuando me preguntaste.- dijo relajado.-También estoy bien ahora.- agregó.

-Sólo te estoy monitoreando.- sonreí.

-Al fin terminó.- resopló Henry, refiriéndose a nuestra sesión de estudios.

Lanzó su cuaderno sobre su escritorio y se sentó a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro y cerrando los ojos mientras bostezaba. Le di unas palmaditas en la cabeza y me cubrí la boca para no bostezar, porque obviamente el sueño era contagioso.

-Podemos irnos si estás cansado.- le dije.-Deja que llame para que nos recojan.-

-No estoy nada cansado.- dijo, sin esforzarse por cambiar su posición.-Estoy listo para escuchar más de sus dramas, ya que yo no tengo ninguno...- sonrió burlón.

Alan se frotó una mejilla con cierta incertidumbre, pude ver en su expresión la inquietud que continuaba acechándolo luego de haber terminado con Lara. Las cosas entre ellos continuaban siendo raras, pues cada vez que se topaban se miraban y, por razones que yo no lograba entender, se detenían y hablaban por unos dos minutos antes de que alguno decidiera escaparse. ¿De qué hablaban? De cualquier cosa, según Alan, simplemente no podían dejar de hablarse... ya fuera de lo aburrida que fue la clase, del nuevo estuche de lapices de Lara o de la bufanda que Alan había perdido. Era raro, pero ninguno estaba dejando ir al otro a pesar de que se miraban con resentimiento.

Por otro lado estaba yo con mis cosas, las cuales obviamente ellos ya sabían de primera fuente. Y Henry... bueno, él realmente no tenían roces con nadie. Se estaba encargando de su puesto en el Centro de Estudiantes y organizaba diferentes eventos con ellos, a veces con otras escuelas privadas cercanas; habíamos tenido una semana de intercambio con algunos alumnos y un día de competencias deportivas amistosas, también había agregado dos ONG's a la lista de lugares en los cuales hacer servicio comunitario. Definitivamente Henry no estaba viviendo su juventud como todo joven.

-Yo ya les conté todo.- dije.-Es a ti al que le falta algo de acción en la vida.- dije sacudiéndolo.

-No quiero acción.- se quejó.

-¿Seguro?- pregunté en un canturreo.-Porque soy un cupido genial, solo pregúntale a Val.- dije con orgullo.

-Maya...- me dijo Henry, apartándose un poco para mirarme.-Si quisiera salir con alguien créeme que lo podría lograr solo, ¿haz visto esta sonrisa?- preguntó y sonrió, exageradamente y viéndose ridículo.

-¡Cuidado, que harás que me desmaye!- exclamé cubriéndome los ojos.

-No salgas con nadie, solo trae problemas.- intervino Alan, haciendo que nuestros ojos cayeran sobre él.-No me miren así, saben que tengo razón.- nos apuntó.

-Bueno...- masculló Henry.-A ti te fue mal.- indicó.-Y a ti también.- agregó mirándome.

-Me está yendo muy bien con Leo.- les recordé con una sonrisa satisfecha.

-Oh, cierto.- asintió.

Me quedé en silencio esperando que alguno de los dos me preguntara cómo iban las cosas, pero capté las señales y decidí dejar el tema, después de todo Alan todavía estaba algo sensible y la idea no era recordarle lo feliz que estaba siendo yo mientras que él se moría por dentro. Suspiré decidida a cambiar de tema y tomé la computadora de Henry.

-Bueno, he estado mirando algunas universidades.- les conté, buscando las paginas web de las instituciones.

-Aún faltan unos meses.- me dijo Henry, aunque volvió a apoyarse en mi hombro para mirar.

-Quedan dos meses.- le recordó Alan.-Yo también he estado buscando un poco.-

-A mi me gusta la UCB, puedo tomar cursos de ciencias políticas junto con la licenciatura de leyes.- dijo Henry.

-Si te matriculas ahí verás a Derek.- comenté.-Y puede que a mi, tienen una excelente facultad de negocios.-

-Oh no ¿tendré que seguir viéndote la cara?- preguntó en una queja.-Mejor me voy a Dermont.- suspiró.

-A mi me gusta Dermont.- dijo Alan.

-Dios, necesito espacio para florecer sin ustedes.- bufó Henry con una risa.

-¿Florecer?- reí.-Eso es...-

El sonido de mi móvil interrumpió mi frase, al mirar la pantalla vi que se trataba de Val, por lo que me levanté de entre mis amigos y di unos saltitos hasta llegar al pasillo para poder hablar con más tranquilidad.

-¿A qué le debo el honor?- dije a modo de saludo.

-¿Qué le dijiste a Dom?- me preguntó, su voz claramente irritada.

-Ah... eso...- murmuré.-Sólo traté de explicarle que no iba a pasar nada de nada con él, así que... Pero, oye, sí es un idiota.- bufé.-Tenías razón.-

-¡Claro que tenía razón!- exclamó exasperado.-Lo conozco y sé que odia que alguien le diga que yo soy mejor que él, es la base de todos nuestros problemas.-

-No le dije que eras mejor...- traté de corregirlo.

-Da igual, mierda, no debiste decir nada.- se quejó.

-Eh...- mascullé, apoyándome en la pared.-¿La jodí?- pregunté.

-Sí, Maya, la jodiste.- dijo, esta vez sonando realmente molesto.



*     *     *     *     *



Convencer a Val de que me dejara ir a verlo fue imposible, tan imposible que me dijo que ni se me ocurriera aparecerme por su casa. Sin embargo yo no era muy famosa por seguir las instrucciones de la gente, así que me monté en el automóvil que me llevaba de un lado a otro y le pedí al chófer, Rob, que me llevara a la casa de Val.

Nos estacionamos frente al portón de metal y madera, el cual se encontraba en una esquina y colindaba con los altos muros de piedra de los cuales caían enredaderas frondosas. La casa de Val se podía divisar desde allí, pues los techos eran altos y puntiagudos, como los de un castillo; sus padres amaban los clásicos, o eso era lo que él me había contado.

Me eché en el respaldo del asiento y suspiré. No era tonta, no iba a bajarme y tocar su timbre para encontrarme por sorpresa con Dom, así que en cambio le marqué a Val y mascullé un inaudible y triunfante "¡Sí!" cuando me contestó.

-¿Ahora qué?- preguntó de mala gana.

-Estoy afuera de tu casa.- anuncié.

-Usa tus piernitas para volver por donde viniste.- y me cortó.

Miré la pantalla de mi móvil indignada, pero volví a marcarle y continué haciéndolo hasta que por cansancio terminó contestando una vez más mi llamada.

-No vuelvas a colgarme.- le advertí.-Estoy tratando de ser buena amiga y ayudarte con lo que sea que pasó.- me quejé.

-Habrías sido buena amiga si hubieras mantenido la boca cerrada.-

-¡Oye!- chisté.-¡No es como si se hubieran peleado por mi amor o una estupidez así! ¡Ustedes se pelean por cualquier cosa!- le recordé.

-¡Ese no es el problema!-

-¡Entonces sal y dime cuál es tu problema!-

Lo escuché gruñir al otro lado de la línea y otra vez me cortó. Le di un golpe al asiento del lado por pura frustración y me crucé de brazos como si fuera una niña pequeña haciendo una rabieta, me sentía exaltada y lista para continuar gritándole, por lo que volví a marcarle. Me llevé el móvil al oído y esperé impaciente. Sabía que parte de esto era mi culpa por haberle confirmado indirectamente a Dom que algo hubo entre Val y yo, pero también sabía que sus problemas no tenían que ver conmigo... en realidad todavía no entendía por qué se llevaban tan mal.

Estaba concentrada armando teorías en mi cabeza cuando sentí un golpe en la ventanilla que me hizo saltar por la impresión, miré y vi a Val apuntando hacia el seguro de la puerta con impaciencia. Le abrí lista para comenzar un discurso acerca de por qué lo que fuera que hubiera pasado no era realmente mi culpa, pero cuando se sentó a mi lado vi que tenía la sien y el pómulo derecho amoratado y un corte en el labio superior. Me tragué el discurso y en cambio solté un suspiro cansado.

-¿Contenta?- preguntó.

No recordaba haber visto a Val enojado, al menos no conmigo, pero por la forma desafiante y terca en la que me miró supe que esta vez no solo estaba enojado con Dom, sino que el rencor llegaba hasta mí.

-Claro que no estoy contenta.- dije frunciendo el ceño con suavidad.-Lo siento, no pensé que te iba a golpear... aunque debí pensarlo, pero es que se me olvida que ustedes son tan...-

-Yo empecé.- dijo resignado.-Me enojé y cuando me enojo yo sólo...- alzó sus manos empuñadas frente a él y las miró por un segundo, luego las dejó caer pesadamente sobre su regazo.

-Ustedes tienen problemas con la ira...- comenté.

-Dime algo nuevo.-

Me removí incomoda en mi asiento, mordí el interior de mi mejilla tratando de encontrar la forma adecuada de preguntar lo que quería saber. Val se veía cansado, enojado y algo derrotado; sus ojos celestes parecían haberse oscurecido y se notaban enrojecidos en los bordes.

-¿Quieres...?- comencé.

-Inna me llamó para preguntarte si es que acaso era cierto que nosotros estábamos acostándonos.- dijo.-¿Quieres adivinar quién le metió la idea en la cabeza?-

-Oh.- me llevé una mano a la boca.-Oh, mierda.-

-Así que sí... atravesé la casa y le di un puñetazo, obviamente él me lo devolvió.- continuó, exaltado.-Luego apareció papá con su asistente, nos separaron, nos ganamos otros golpes y un castigo porque ya lo tenemos cansado.- dijo.-Dom perdió sus tarjetas de crédito, y como a mi me queda todo un puto año en la academia decidió que tal vez un internado será mejor para mí.- terminó y yo no supe qué decirle.-Así que sí, habría deseado que no hablaras.-

Me quedé mirándolo por un momento, no muy segura de si debía decir algo o solo quedarme callada. Al final me decidí por lo último y dejé que mi espalda chocara contra el respaldo del asiento, miré hacia la nada sintiéndome realmente culpable y tonta; nunca se me habría pasado por la cabeza que algo como esto podía pasar. Val nunca me había contado mucho acerca de cómo funcionaban las cosas con su familia...

-Odio mi casa.- dijo entre dientes.-Pero sé vivir en ella, no quiero irme a un internado de mierda lleno de tipos que no me van a agradar y con quienes me meteré en más problemas.- suspiró.-Tendrán reglas estúpidas y no podré salir nunca, incluso me vigilarán o qué sé yo, ¿te lo imaginas?-

-Me lo imagino.- dije en voz baja.-Pero...-

Iba a preguntarle si había algo que pudiera hacer para convencer a sus padres de que no era necesario un internado para que cambiara su conducta, o que quizás era un castigo un poco extremo... pero me lo guardé porque no sabía suficiente como para asumir que eso podría funcionar y no quería alterarlo más. La verdad era que, siendo realista, no le veía salida al lío que se había armado... y todo porque se me ocurrió hablar.

-Tendré que hablar con mi madre.- gruñó Val.

Se dejó recaer pesamente en el asiento y se restregó el rostro con las manos. Por su lenguaje corporal concluí que hablar con su madre no era algo que lo tuviera muy emocionado, ni tampoco esperanzado; parecía más como un último recurso que tomaba por pura necesidad.

-¿Crees que podría ayudar?- pregunté, con cuidado.

-Bueno.- bufó.-No le gusta que papá tome decisiones drásticas sin preguntarle, supongo que esto entra en esa categoría.-

-Ok... entonces...- me mordí el interior de la mejilla.

Me sentía estúpida, no tenía idea de cómo aportar en todo esto o si es que acaso podía aportar algo; yo solo era una amiga que podía darle palmaditas en la espalda mientras se disculpaba infinitamente por haber metido la pata.

-Entonces...- suspiró, hondo y con fuerza.-Los próximos días serán una reverenda mierda.- resumió.

-Val, lo siento.- le dije, poniendo todo de mi para que aquella frase le transmitiera todo lo que estaba sintiendo.

Él sacudió la cabeza como restándole importancia y volteó lentamente su rostro en mi dirección para mirarme, sus ojos parecían desenfocados y algo distantes, como si estuviera viendo más allá de mi. Una sensación de culpa e impotencia se alojó en mí, se sentía horrible y creí que me echaría a llorar patéticamente; pero aguanté la respiración por un segundo y me tragué las lagrimas.

-No te odio.- me dijo, esta vez sus ojos sí me veían.-Digo, estoy furioso, pero... la verdad es que algo como esto iba a pasar en algún momento; tú misma lo dijiste, con Dom no nos llevamos y si no peleábamos por esto iba a ser por otra tontería y siempre llegaríamos al mismo punto.- dijo.-Hace tiempo papá me había amenazado con el internado, no es algo nuevo.-

-Espero que tu madre sea de ayuda.-

-Sí, esperemos.- dijo, otra vez restándole importancia, como si se negara a pensarlo demasiado.-Tengo que irme.-

-Bien.- asentí.

Puso la mano sobre la manija de la puerta y cerró los ojos por un segundo como reuniendo fuerzas para volver; quise echar el tiempo atrás y no haber hablado con Dom, pero eso no era posible y lo único que me quedaba era ser comprensiva y recordar que si yo me sentía mal probablemente Val se sentía mil veces peor.

-Dame un abrazo.- le dije sosteniéndole un brazo antes de que saliera.

-No quiero un abrazo.- masculló quitándome su extremidad.-¿Qué parte de "estoy enojado" te cuesta entender?- soltó con el ceño fruncido.

-Pero... necesitas un abrazo y tengo la sensación de que nadie más te dará uno.- dije.

Val me miró como si fuera una loca o una tonta que no entendía, lo cual me ofendió un poco, pero estaba más ocupada tratando de ser el soporte emocional que él necesitaba en ese momento; porque Val era demasiado terco y orgulloso como para admitir que sí necesitaba un poco de amor.

Me deslicé por el asiento y lo abracé de todas formas. Él trató de esquivarme, pero me convertí en una especie de pegatina ultra fuerte y no sé de dónde saqué fuerza para retenerlo, por lo que terminó por dejarse. Para que un abrazo fuera de calidad se necesitaba de la cooperación de ambas personas, por lo que mis intentos fracasaron un poco; pues mientras yo estaba entregando ternura y amistad infinita, él se había quedado inmóvil como estatua.

-Contéstame cuando te llame.- le dije, soltándolo.

-No.- dijo, bajando del automóvil.

-¡Que me contestes!-

-¡Bien!- gruñó, desapareciendo tras el portón. 






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