"Fragmentos"

By mariaEstrellalove

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Pequeñas historias, pequeños fragmentos que unen a un pequeño detective y un travieso ladrón en distintas sit... More

"Vacío"
"Apetecible"
"Botón"
"Celos"
"Brujo"
"Brujo II"
"El mago y la muerte"
"Tierno vs Sexy"
"Cumpleaños Azul"
"Mr. Policeman"
"Imprudente"
"Kaito's Moving Castle"
"Nightmare"
Fallen
ANUNCIO
"Kaito's Birthday"
"Brujo III"
"The prince"
PORTADA
"The prince II"
"The Prince III"
"Sueño"
"Aroma I"
"Aroma II"
PORTADA PARA "AROMA"
"El demonio de la mansión"
"Joya"
"Fragmento de mi corazón"
"Estoy aquí"
"El templo del bosque"
"Pizza Boy"

"Intruso"

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By mariaEstrellalove

-Y recuerda pequeño detective, algunas veces, yo soy el de la lavandería –Fue lo último que Conan escuchó antes de que el mago desapareciera frente a sus ojos, dejando atrás el elegante vestido rojo de Ran y su ropa interior.

Desde ese día desconfiaba de los extraños que llegaban a la oficina del Mouri, en algunas ocasiones se sentía observado en otras, los repartidores de paquetería o los clientes que a veces tenía el detective Kogoro se acercaban a él con dulces o algún juguete, acariciaban su cabello o decían que era un pequeño muy lindo.

Pero había un repartidor de correo en específico, que últimamente le sonreía y se le quedaba mirando de más, le decía que era muy lindo y le regalaba algún caramelo acompañado de un tirón de mejillas. Sospechaba enormemente que se tratara de Kaito, pero Ran le decía que era un paranoico.

- ¡Te digo que el repartidor de los sábados es extraño! –Decía Conan por teléfono.

- ¡Te digo que son ideas tuyas! –Respondieron en tono cansino, con un característico acento de Osaka.

- ¡Hattori! ¿Por qué tú y Ran no me creen? –Se quejó.

-Porque a menos que tengas una joya de gran valor, información que necesite o algo parecido que pueda interesarle al ladrón para ir cada semana entonces te creeré. –Le respondió resaltando lo obvio.

- ¡Mooooo! –Exclamó haciendo berrinche como niño pequeño.

- ¡Hattori, es hora de irnos! –Se escuchó de fondo la voz de una mujer. - ¡Ya voy Kazuha!, Lo siento Kudo, tengo que irme, nos vemos.

-Está bien –Al colgar el teléfono soltó un suspiro lleno de resignación. –¿Ran-neechan? –Llamó Conan al verla con el ceño fruncido con el teléfono a la mano.

- ¿¡Qué mi padre que!?, si, ¿A qué hospital?, si, estaré en un momento por allá, gracias.

- ¿Qué sucedió? –Se acercó con preocupación al ver la rapidez con la que guardaba cosas en un bolso de mano y tomaba las llaves de la casa.

-Al parecer mi padre estaba un poco pasado de copas y se pasó un semáforo en rojo, casi lo atropellan, pero alguien logró empujarlo antes de que lo atropellaran, lo llevaron a un hospital porque al parecer durante la caída se lesionó un brazo. –Explicó con expresión preocupada. –Le he dicho muchas veces que sea cuidadoso, le advertí que algo así podría pasar.

-No te preocupes Ran-neechan, el tío Kogoro es resistente, estará bien –Trató de animarla - ¿Quieres que te acompañe?

-Oh, me encantaría, pero necesito que te quedes para que recibas un paquete importante que llegará hoy. –Un escalofrío recorrió la espalda del pequeño detective.

- ¿Es realmente necesario que lo reciba personalmente?, digo puede dejarlo en la entrada y al volver lo recogemos.

-No Conan-kun, es algo de valor y necesito que verifiques el contenido –Explicó Ran - ¿Puedo confiar en ti? –Con mirada suplicante logró convencer al pequeño, aun dubitativo ante la idea de recibir el paquete de ese extraño repartidor, de algún modo tenía un mal presentimiento. –Bueno, nos vemos más tarde. –Sin más que agregar salió de la oficina, dejando el pequeño con un poco de ansiedad.

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El timbre sonó una hora más tarde, sobresaltando al pequeño Shinichi que se encontraba viendo la televisión 📺, Ran aún no había vuelto, tratando de calmar los alocados latidos de su corazón, se acercó a la puerta, el timbre sonó por segunda ocasión en respuesta a su demora. Convenciéndose a sí mismo de que todo estaba bien, abrió la puerta y para alivio del pequeño, se trataba del repartidor sí, pero era otra persona distinta a la que venía los sábados.

-Buenos días pequeño, ¿Se encontrará la señorita Mouri Ran? Llegó un paquete para ella que requiere de verificación. –Habló el repartidor, el cual, a diferencia del anterior, se veía con más edad a comparación del joven que los visitaba los sábados para entregar la correspondencia.

-No se encuentra actualmente, pero me pidió que lo recibiera por ella –Respondió con voz infantil.

- ¿Algún adulto? –Conan negó –Es una lástima. –La voz grave del repartidor cambió a una más fresca, la de un joven.

- ¿Eh? –El joven que hasta el momento se mantenía serio sonrió ampliamente, una sonrisa más que conocida, levantó un poco la gorra, haciendo que el pequeño Conan finalmente reconociera al repartidor por su particular forma de mirarlo. –Kaito...Kid... -La sonrisa se hizo más amplia, inmediatamente intentó cerrar la puerta, pero el mago fue más rápido, colocando el pie y entrando con todo y el paquete que traía en las manos. - ¡Maldición estúpido cuerpo de niño, creí que era otra persona, bajé la guardia! –Se lamentaba internamente.

-Creo que fue buena idea cambiar de disfraz, de lo contrario nunca habrías bajado la guardia. –Decía a la vez que se quitaba la máscara, dejando al descubierto un par de ojos violetas y un cabello castaño oscuro. - ¿No es así pequeño detective? –Era la primera vez que veía el rostro descubierto del mago, que de algún modo era muy parecido al suyo en su cuerpo de adolescente.

- ¡Tenía razón, todo el tiempo eras tú! –Exclamó el pequeño retrocediendo levemente.

- ¿No te lo dije Conan-kun? Algunas veces, yo soy el de la lavandería –Dijo con tono herido -O también un simple repartidor –Agregó con simpleza.

- ¿Qué es lo que quieres? –Miraba hacia el escritorio de Kogoro, donde estaba su reloj con sus dardos sedantes, en mala hora se lo había quitado, de los tenis ni se diga, los dejó en la entrada.

-Mmm, me pregunto que será –Hizo pose pensativa, mientras que el pequeño Conan se iba acercando a su objetivo. Cuando estaba a punto de tomarlo, un naipe golpeo su mano. Kaito había disparado sin dejar su pose. - ¡Ah! –Chasqueó sus dedos en gesto de haber encontrado la respuesta. –He venido a robar los zafiros azules. –Respondió con tono lascivo a la vez que se acercaba de a poco al pequeño, que pasmado le observaba.

-No te referirás a... -Su rostro palideció.

-Así es mi querido Shin-chan –Susurró a su oído una vez que se colocó a su altura. –He estado viniendo para llevar a cabo los preparativos para robar un par de hermosos zafiros y otro tesoro más. –Su mano derecha fue ascendiendo hasta llegar a su mejilla, sin pudor, aprovechando el shock del pequeño, juntó sus labios en un húmedo beso, en el proceso, un objeto extraño fue introducido a la boca del pequeño, haciendo que finalmente saliera de su shock, intentó escupir lo que sea que Kaito le haya dado, pero este fue más rápido tapándole la boca y la nariz para que se lo tragara, con lo hizo, lo soltó.

- ¿¡Qué demonios me diste!? ¿¡Cómo sabes mi identidad!?

-Shhhh, mi pequeño –Colocó un dedo sobre sus labios. –It's show time. –Un latido resonó en los oídos del pequeño, este se sujetó fuertemente el pecho. –Descansa un poco, cuando despiertes, comenzará el espectáculo. –Poco a poco la conciencia de Conan se iba perdiendo ante el dolor que recorría todos sus huesos, un dolor bastante familiar.

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Se removió ante la incomodidad que sentía en su entrepierna, sentía caricias en sus muslos, un suspiro escapó de sus labios, la sensación era excitante, ¿Qué diantres estaba pasando?

-Oh, Shin-chan, finalmente has despertado, comenzaba a impacientarme –La sensación en su entrepierna se detuvo cuando el intruso soltó esas palabras. Intentó moverse, pero sentía su cuerpo entumecido y adolorido, le dolían todos sus huesos, sentía su cuerpo más pesado, más grande.

- ¿Eh? –Abrió sus ojos finalmente, pero solo encontró oscuridad a su alrededor, ¿Ya era de noche?

-Oh, lo siento por la oscuridad, pero sería malo si descubrieras la ubicación de mi casa –La habitación estaba completamente a oscuras debido a que Kaito había colocado gruesas cortinas en su habitación, evitando que viera hacia el exterior y callera en cuenta de a donde se ubicaba la casa del mago.

-No sé si eres demasiado inteligente o demasiado tonto como para traerme a tu casa, Kaito Kid –Comentó con sarcasmo, lo que provocó una risilla en el contrario.

-Eres tan lindo cuando te pones sarcástico detective-kun, pero lamentablemente quien tiene el control de esta situación... –Un escalofrío recorrió toda la columna vertebral del oji azul ante una repentina e inesperada caricia en su entrepierna -...lo tengo yo.

- ¿¡Qué crees que haces idiota!? –Se quejó intentando contener un gemido.

-Cumpliendo lo prometido –Dijo con simpleza a la vez que daba suaves caricias en las piernas del detective –Dije que robaría el par de zafiros azules y lo he hecho.

- ¿A qué te refieres? Mouri no tenía en su posesión algún zafiro, mucho menos Ran o yo.

- ¿Ah no? –Acercó su mano a una pequeña lámpara de escritorio que tenía cerca de la cama, la cual iluminó el rostro del detective, permitiéndole ver el rostro del mago, sus ojos violeta le resultaron extrañamente hipnóticos, su cabello rebelde, su nariz respingada y sus tersos labios. –Pero que mentiroso eres, justo ahora estoy viendo un par de hermosos zafiros, que quizá a diferencia de las joyas que anteriormente he robado, quizás estas no las devuelva y me las quede para mí. –Finalmente Shinichi comprendió a que se refería el mago, haciendo que se ruborizara completamente.

- ¡I...Idiota! –Gritó con un notorio sonrojo –De cualquier modo, ¿De dónde sacaste el apotoxin? Solo Haibara conoce los componentes y su fabricación. ¿Cómo supiste mi identidad?

-Oh ¿Se llama apotoxin?, bueno eso fue muy sencillo detective-kun, recuerda que soy un ladrón experto, no hay nada que no pueda robar –Contaba orgulloso de su hazaña –Siempre me pareciste más que un simple niño, gracias a mis buenos contactos y un par de micrófonos ocultos en los lugares correctos fueron más que suficientes. –Comentó como si nada, dejando a Shinichi sin habla.

-...eres un psicópata.

-No, no, no, nada de eso, sabes que cuando me intereso en algo, no paro hasta conseguirlo y tú no serás la excepción.

- ¡Y una mierda! ¡Déjame ir!

- ¿Estas de broma? ¡El show está por comenzar! –Dicho esto, se lanzó sobre el detective para darle un profundo beso, donde el ojiazul trataba de resistirse, una mordida proporcionada por el mago lo hizo abrir la boca sin querer, dándole la oportunidad de al contrario de introducir su lengua en la boca del contrario, profundizando el beso. Con un jadeo y un hilillo de saliva conectando sus bocas se miraron a los ojos. Kaito deslizó sus manos de nueva cuenta al miembro del contrario, tocaba de arriba abajo por toda su extensión, sacándole gemidos al de ojos azules, quien se retorcía ante las sensaciones.

- ¡Espera! ¡Detente! –Tras un rato de estimulación al fin estaba cerca del orgasmo, intentó detener al contrario pero este solo aumento el ritmo de las caricias, consiguiendo que finalmente alcanzara el orgasmo, arqueó la espalda a la vez que soltaba un sensual gemido, aumentando las ansias en el mago.

-Eso es, grita todo lo que quieras, vivo solo, nadie vendrá, serás completamente mío –Susurró en su oído, en medio del sopor del orgasmo, deslizó dos de sus dedos cubiertos de lubricante hacia la entrada del detective.

- ¿¡Qué estas hacien...!? ¡Kaito! –El primer dedo había entrado, haciendo sentir incomodo al oji azul. Lo movía en su interior, tratando de que el contrario se acostumbrara a la sensación, una vez que lo logró continuó introduciendo el segundo dedo, comenzando a realizar movimientos de tijeras para dilatarlo, hasta que finalmente introdujo el tercero que comenzó a sacar y meter. - ¡Estás loco! –A pesar de sus protestas, sonoros gemidos escapaban de sus labios, delatándolo sin poderlo evitar.

-Vamos Shin-chan, sé que lo disfrutas, ahora, ven date la vuelta –Kaito se quitó de encima y enseguida Shinichi intento escapar, pero la debilidad por el anterior orgasmo y los efectos del apotoxin entorpecieron sus movimientos, dándole tiempo a Kaito para atraparlo y colocarlo boca abajo. –No seas malo, ayúdame a calmar este pequeño problema –Se recargo en la retaguardia del detective, frotando su creciente erección aun con la ropa puesta. Shinichi se sonrojo ante la sensación de ese duro bulto rosando su trasero.

- ¡No! –Se negó

- ¡Prometo ser gentil! –Insistió Kaito, bajando sus pantalones junto a su ropa interior.

- ¡Aléjate!

- ¿Kaito? –Una tercera voz se hizo presente, congelando momentáneamente a los jóvenes que se encontraban en pleno acto sexual - ¿Kaito estas en casa?

-Maldición Aoko, no es un buen momento –Susurró entre dientes, pero luego sonrió con malicia acercándose al oído del contrario. –Esta es tu oportunidad de pedir ayuda. –Sin previo aviso, aprovechando la distracción del contrario, se introdujo en su interior arrancándole un sonoro gemido, llamando la atención de la intrusa.

- ¿Kaito? –Escuchó que el pomo de la puerta era girado, afortunadamente había puesto el seguro. - ¡Kaito te estoy hablando, sé que estás ahí! –Shinichi había colocado sus manos sobre sus labios para silenciar sus suspiros y jadeos.

- ¿No vas a pedir ayuda? Ella podría sacarte de aquí sin problemas, ¿O sería demasiado vergonzoso para ti que te encontrara así? –Susurró a su oído a la vez que un lento vaivén lo estremecía, haciéndole casi imposible acallar sus sonidos con sus manos. Golpes en la puerta se escucharon, sonrió con malicia y finalmente habló - ¿Qué sucede Aoko?

-Oh, comenzaba a creer que no te encontrabas en casa, estaba por irme, ¿Por qué está cerrado?

-Oh, lo siento, estaba practicando algunos trucos nuevos y no quería ser interrumpido. Siento que no te vaya a abrir, pero tengo las manos ocupadas –El suave vaivén comenzaba a convertirse en movimientos frenéticos, haciendo que un jadeo se escapara de los labios del detective, alertando a la intrusa.

- ¿Está todo bien? –Habló preocupada.

-Sí, sí, solo que casi lo arruino.

-Oh, veo que estas muy ocupado, volveré más tarde.

-Si, como no tienes idea

-Vale, nos vemos más tarde Kaito –Ambos escucharon los pasos de la castaña alejarse hasta que escucharon la puerta cerrarse.

-Ya se va, ella es tu única oportunidad –Shinichi volteó a verlo finalmente, su mirada estaba cargada de ira, sus ojos estaban llorosos, su respiración era errática y oh joder su sonrojo hacia brillar aún más sus bellos zafiros. Sin poderlo resistir se lanzó a besarlo a la vez que aumentaba el ritmo de las embestidas, arrancando más gemidos al detective. –Eso es, me encanta como me estas apretando justo ahora. ¿Acaso te excita la idea de que ella pudo haberte visto de este modo?

-Eres tan molesto Kaito Kid –Soltó Shinichi con dificultad y la voz entrecortada.

-Pero sé que me amas –Susurró contra su oído, recargando su peso sobre la espalda del contrario.

-En tus más retorcidos sueños –Rebatió mordazmente. Kaito tiró de su cabello azabache para posteriormente besarlo. Aumentó el ritmo de las estocadas, sentía el final cerca, quería ver el rostro de su amado detective cuando el orgasmo lo alcanzara. Así que salió de su interior y lo hizo darse la vuelta, sin darle tiempo a nada, volvió a introducirse en su interior, arrancando más gemidos y jadeos descontrolados al detective. - ¡Kaito!

-Eso es, me encanta como suena mi nombre en tus labios –Susurró contra sus labios antes de tomarlos por milésima ves. Shinichi aferró su mano derecha en la espalda del mago, enterrándole las uñas, mientras que la derecha se enredaba entre los cabellos rebeldes del ladrón. –Shinichi, estoy cerca. –Las embestidas comenzaron a tornarse lentas pero profundas. Repartía besos y mordiscos en el cuello y hombros del detective, su mano derecha acariciaba las largas piernas del oji azul y con la izquierda daba caricias su miembro, haciendo que el orgasmo llegara antes que el suyo propio. Las paredes anales apretaron deliciosamente al mago, que no pudiendo resistir más, se corrió en su interior, llenándolo de caliente y espeso semen, haciendo que el detective se sintiera ligeramente lleno. –Eso fue... estupendo detective-kun –Habló tratando de recuperar la respiración.

-Voy...a...matarte... -Kaito rio ligeramente.

-Claro que lo harás, descansa un poco, el antídoto y el sexo debieron dejarte agotado –Muy a su pesar, Shinichi fue cayendo lentamente en los brazos de Morfeo.

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-Si, así es... Conan-kun está en buenas manos... siento que haya sido muy repentino, pero fue una decisión de último momento... si, ya te dije que cuidare que no se haga daño... -Shinichi abrió los ojos lentamente al escuchar su propia voz hablando por teléfono... un segundo... Kaito notó que había abierto los ojos, por lo que, sonriendo con malicia, acarició sus cabellos con cariño - ¿Que cuándo volveremos? En un par de días más te devolveré a Conan sano y salvo... -Shinichi abrió los ojos completamente e intentó quitarle el móvil al mago - ¡Adiós! -, Kaito se puso de pie, evitando que le arrebatara el móvil.

- ¡Espera, Ran! –Demasiado tarde, la llamada se cortó.

- ¡Ops! Colgó

- ¡Eres un...! –Un dolor recorrió su espalda baja, haciendo que cayera de bruce sobre la cama. –Auch

-No hagas eso, vas a lastimarte –Se acercó al pelinegro y con cariño lo recostó sobre la cama, notó que traía una camisa azul que le quedaba un poco grande y un par de boxers. –Me tome la libertad de cubrirte un poco, podría coger un resfriado. –Kaito sonrió dulcemente, Shinichi por su parte lo miraba atento, la habitación se encontraba completamente iluminada y por ende podía apreciar al mago completamente, realmente eran muy parecidos, solo que el cabello del contrario era de un tono más claro que el suyo, era color chocolate y sus ojos eran de un tono violeta, sin darse cuenta se había embobado viendo, al contrario. –Sé que soy todo un galán, pero no me mires así o me lanzare sobre ti de nuevo.

- ¡Ni de broma, me duele el trasero! –Se sonrojó ante lo dicho, por el contrario. Kaito rio alegremente.

-Lo sé, lo sé, era broma. ¿Quieres comer algo? Sé que tienes muchas dudas, prometo responderlas.

-Está bien, señor de la lavandería-kun –Bromeó un poco.

-No, no, no hoy soy un simple repartidor.

-Bien, bien repartidor-kun, tenemos mucho de que hablar.

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