¿Qué pasaría si Agnus y Austin se conocieran de una forma diferente?
Tal como anuncié en mis redes, es UN SOLO capítulo especial, de un mundo paralelo. La historia original se mantiene :3
Antes de leer, quiero aclarar que no se explica nada de lo lógico y típico de un primer capítulo (info familiar, del pasado, detalles y esas cosas) porque se supone que ya lo saben. ¡Disfruten!
¿Qué es lo malo de no haberme quedado toda la noche escribiendo? Que estoy atrasada para publicar un nuevo capítulo en Wattpad, el día de hoy. ¿Lo bueno de haber ido a dormir temprano? Que preparé las cosas a tiempo y forma y mamá no me estuvo persiguiendo por todos lados con la chancla.
Llegué temprano al colegio, compré un café y me fui directo a los asientos del jardín del frente, para ir escribiendo un poco hasta que lleguen las chicas. Iba a enviarles un mensaje preguntando dónde están o si las espero en el estacionamiento, pero algo no me dejó hacerlo y se llaman ganas de actualizar.
No tengo ni idea cuántos minutos habrán pasado. Solo sé que terminé el café más rico del mundo y me moría de ganas de seguir tomando. Es que esto es raro, para mí esa mujer le pone sustancias de dudosa procedencia, porque ¡es anormal que sea adictivo y exquisito! Yo no entiendo na...
―¿Hola? ―Alguien me habló, sacándome de mis pensamientos obsesivos compulsivos del café de la cantina. Al levantar mi vista, esto fue lo más ilógico que vi en mi vida, pero confirmaba que el café definitivamente tenía sustancias adictivas de dudosa procedencia―. Disculpa... soy nuevo y estaría necesitando algo de ayuda.
¿Ayuda? Dios, yo estaba necesitando ayuda porque el chico que se encontraba frente a mí, debería estar dentro de mi cuaderno de dibujos y no tengo la más pálida idea de cómo logró escaparse.
Sus ojos...
―¿Hola?
Su cabello...
―¿Me escuchas?
Dios, hasta tiene sus lunares, y eso que los lunares salieron sin querer porque salpiqué tinta.
―¿Me oyes? ¿Me sienteees? Okay, no debería decir eso.
Bien, debo ignorar los efectos de las sustancias que le colocaron al café, porque voy a quedar como una tonta frente a este chico.
―Sí... lo siento ―Le respondí tratando de dejar mi asombro a un lado―. ¿Qué me decías?
―No hay problema ―Me sonrió y creo que no vi nada más bonito antes. Le sonreí en respuesta―. Soy un-nuevo y... necesito tu sonri... tu ayuda. Lo siento.
Me puse de pie y wow, vaya que nuestras diferencias de estatura eran tan notables y solté una carcajada y él frunció el ceño sin entender.
―Perdón, es que eres muy alto y me dio gracia porque bueno, mira mi estatura, es...
―Perfecta.
―¿Qué?
―No que es perfecta, porque bueno, todos debemos querernos tal cual somos. Imagínate despertarte alta, o sea, la ropa y los jeans que tienes te quedarían cortos y ―tragó saliva―. Debemos cuidar la economía del país y ser sabios para elegir nuestros gobernantes que... que gobiernan ―Se aclaró la garganta.
No me quedó otra que reír a carcajadas otra vez, es que era increíble.
―Lo siento por otra vez que me ría, pero fue inevitable ―Me aclaré la garganta―. Mi nombre es Agnus y puedo ayudarte en lo que necesites. Si necesitas café, la cantina es lo mejor que te puede pasar hoy, mañana y por siempre ―Le tendí la mano.
―Soy Austin, encantado de conocerte y sí, voy a necesitar que me ayudes... con el café, conocerte... digo, conocer la escuela y todo eso ―Él correspondió a mi saludo, y cuando toqué su mano, creo que viajé al pasado, al futuro, a todos los hemisferios posibles y hasta al fondo de los océanos.
Me aclaré la garganta porque ya estaba delirando y soltamos nuestras manos, que creo que habrán estado sostenidas una eternidad. Además, Dios, ese acento no podía ser cierto.
―Entonces vamos ―dije y me apresuré a entrar al edificio.
Digamos que eran casi escasos los alumnos que había dentro, por lo que caminábamos tranquilos.
―Tu no eres de aquí, ¿no? O sea, de Argentina ―Me dio Austin.
―No, soy de Venezuela, bien a vivir hace poquitos años con mamá y mis hermanos ―contesté.
―No puedo creerlo, mamá es de Venezuela ―comentó.
―¡No!
―¡Sí! Mi papá es inglés y yo también, bueno, me considero un cincuenta y cincuenta ―expuso Austin.
―Con razón tu acento, es... genial ―confesé.
Miré sus ojos verdes y noté que ya no eran de un verde claro y precioso, sino que se tornaron un poco oscuros, como verdes esmeraldas. Eso hizo que mi corazón latiera a mil por horas, porque Austin cumplía hasta ese mínimo detalle.
―Gracias ―Volvió a sonreírme.
Llegamos a la cantina y le recomendé a Austin qué café tomar, de paso lo volví a pedir. Nos sentamos y lo puse al tanto de lo que eran materias, profesores, le hablé de mis amigos y de un montón de cosas en general. Se sentía como si lo conociera de toda la vida, algo que jamás me había pasado, pero era imposible de controlar, porque no quería que alguien me gustara tan rápido. No, no, no lo conozco. Cuarenta minutos atrás yo no sabía ni de su existencia.
―¿Y tú en qué materia extra estás? ―Me preguntó sacándome de mis pensamientos.
―Redacto en la prensa escolar. Escribo ―respondo.
―¿Escribes?
―Sí, o sea... me encantaría ser escritora algún día. De hecho escribo, pero comedias románticas entre otras cosas en una página web ―No sé por qué se lo confesé tan rápido. ¿Qué me está pasando? Más que mi familia y amigas, nadie más lo sabe.
―Agnus, no sé cómo decirte esto, yo soy... conozco un escritor que es muy bueno, la verdad. Deberías leerlo, también escribe en una página web: Wattpad ―comenta Austin.
―¡Yo escribo ahí! ―espeto―. ¿Cómo lo busco?
―Su usuario es Staystrong7. Espero que te guste...
―¡Seguro! Entonces, ¿en que materia extra te vas a inscribir? ―Quiero saber.
―Natación, me gusta mucho nadar, me relaja ―responde.
―Ay, ten cuidado con el capitán del equipo, él es...
―Blake ―dijo una voz a mi lado y juro que sentí el terror correr por mis venas. No sabía si moverme o no―. Hola, vos sos Austin, ¿no?
―Hola, soy yo ―respondió él, algo confundido.
―Perdón por escuchar su conversación, es solo que tengo que darte la bienvenida a la escuela, mostrarte las instalaciones y que te quites dudas ―comenta Blake, la persona más terrorífica y popular de este instituto.
Mientras le quite las dudas y no la vida...
―¿Eso...? ―tragué saliva―, ¿No lo hace Nicolás?
Tengo la impresión de que Blake también me miró con cierto temor, pese a que en su rostro jamás se le refleja algo. Pero juro que vi temor en sus ojos. ¿What?
―Sí, pero el llegará más tarde hoy y por el promedio y eso... acá estoy. Me lo pidió el director ―dijo Blake.
―Oh... bueno, entonces nos vemos luego ―Le digo a Austin.
―Por favor ―dice sin pensar―. O sea, por favor porque me hiciste el favor de recomendarme este café que, Dios, parece que tuviera una droga o algo porque es delicioso. Entonces yo te devuelvo el favor y te... te invito otro.
―Sí ―asiento con la cabeza―, me gusta el favor.
Entonces me voy y estoy mega feliz de no sonrojar jamás.
No pasa un minuto, que me encuentro con mis mejores amigas y me muestran la cantidad de fotografías que me sacaron desayunando con Austin. No puedo evitar mostrarles el dibujo que hice varios días atrás y ellas están tan confundidas y sin explicaciones como yo.
―Yo te dije que no debes hacer brujería ―dice Candela.
―¡No hice eso! ―chillo.
―No sé, yo quiero que me dibujes a mí, pero con mis abdominales marcados, ¿sí? ―suelta Benjamín y prefiero ignorarlo.
―A ver... no, realmente no le encuentro explicación. Pero vaya talento que tenés, amiga ―salta Franchesca.
―Aquí lo importante, es que no te quitaba la mirada y escuchaba con atención cada una de tus palabras ―comenta Cande.
―O sea que te miraba con cara de gil ―acota Benja.
―Eran perfectos y te sonreía a más no poder ―dice France.
―O sea que se le caían las babas ―Vuelve a acotar Benja y las tres los miramos―. ¿Qué? Yo les traduzco. Igual, disfrutá hasta donde puedas, porque sabés que las mañas lenguas hablan, le van a contar de nosotros, va a tener miedo y se va a alejar sin haberte conocido y fin.
―¡Benjamín! ―Le grita France.
―¿Qué? No es novedad que todos nos tienen miedo.
―Vamos a calmarnos, ¿sí? Recién lo conozco y aunque se odiosamente hermoso y perfecto, no sé quién es ―mustio―. Ahora voy a ir a dejar todo en mi casillero porque ese ser me distrajo. ¿Me guardan un lugar en la clase? En el medio, ya saben.
Caminé hasta los casilleros, el mío era exactamente el mismo del año pasado, nunca cambiaban, por lo que no tardé en encontrarlo. Sin embargo, como el mío se encuentra justo antes de una esquina, no llego a doblar porque siento el acento y la inconfundible voz del chico nuevo. Así que no puedo evitar detenerme a escuchar la conversación que tiene con Blake.
―Gracias, nuevo amigo, en serio ―dice Austin―. De seguro comience el entrenamiento mañana.
―Me parece perfecto ―responde el vampi... digo el capitán del equipo de natación.
―Blake, no sé cómo preguntarte esto... ―Austin dice algo dubitativo.
―Es sobre Agnus, ¿no?
―¿Cómo lo supo? ―parece preguntarse más a sí mismo que a Blake.
―Es medio evidente y además está el hecho que cuando pasamos por el lado de ella y sus amigos, sin que se dieran cuenta, no podías dejar de verla.
¿Cómo y cuándo sucedió eso que no lo vi? Ay por favor, espero que no haya sido en el momento que hacía globos gigantes de chicles y cuando se explotó en mi cara.
―Y cuando se le explotó la goma de mascar en su rostro fue genial ―Austin rió.
Ay, no...
―Claramente no parabas de reír y dejaste de escucharme ―soltó Blake―. La cuestión es que ella y sus amigos tienen una fama... de terror. Pero eso no debe preocuparte en lo absoluto, la gente dice muchas cosas, pero sos vos el que debe conocerla y que no importen los comentarios de los demás.
―Blake, ¿uno puede enamorarse a primera charla? Porque en serio que creo haberlo hecho ―Escucho hablar a Austin y mi corazón va a mil por horas. Amenaza con salir, sin embargo eso me hace sonreír.
―Creeme que sé lo que se siente ―responde Blake.
―¿Qué debo hacer?
―Sé vos mismo, Austin ―contesta Blake.
―Ser yo mismo... eso a veces da miedo ―suelta Austin y me da una extraña sensación de querer ir a abrazarlo―. Siento que ella es un microbio.
―¿Qué?
Eso, ¿Qué?
―Un microbio; llega sin avisar y se te impregna dentro del cuerpo, pero creo que ella es de los difíciles de quitar. Y tengo miedo de no agradarle a ese microbio.
―Miedo da aparentar u ocultar quién eres para agradarle a alguien. No lo hagas ―aconseja Blake.
―Tienes toda la razón del mundo. Gracias ―suelta Austin y veo cómo abre su casillero que justo se encuentra al lado del mío. Así que creo que es el momento de enfrentarlo y de paso también hacerle caso al consejo de Blake por más que no me lo haya dado a mí.
―Hola de nuevo ―digo en modo de saludo, mientras abro mi casillero.
Vuelvo a mirarlo y veo como en verdad su mirada se vuelve más animada y eso me encanta.
―Hola, Agnus ―responde mi saludo sonriendo.
―Nos vemos ahora en clases ―Le dice Blake y se va casi corriendo.
―Si al parecer somos vecinos de casillero ―Me dice―, ¿podemos serlo también de banco? O sea, pero no el banco de cobrar dinero, sino el banco de...
Este chico me hace reír demasiado.
―Te entiendo, te entiendo... me encantaría ―contesto.
―¿En serio?
―¡Obvio! ―exclamo―. Vamos que llegamos tarde.
―Si caminamos a paso de Agnus llegamos tarde, en cambio a paso Austin no.
―¿Cómo es eso? ―inquiero.
―Mira mis piernas a diferencia de las tuyas, llego en un santiamén... ―Lo dice en plan diva.
―¿Seguro de eso? ―Me burlo―. A ver si me alcanzas, Slenderman ―digo al comenzar a correr como una alumna de primaria, hacia el aula.
―¡No te lo voy a permitir, Microbio! ―escucho detrás de mí y cómo sus pasos me alcanzan.
Entonces desde ese momento supe, que íbamos a caminar y correr a la par infinitas veces más.
Haber vuelto a ponerme en la piel de Agnus y Austin fue increíiible y lo disfruté un montón, así que nada, espero que les haya gustado.
Esto es un regalo por los días tan difíciles que estamos viviendo de cuarentena, y para darles un poquito de felicidad, acá está.
GRACIAAAAAAAAAAAAAAAAAS.
Saben que pueden compartir, comentar mucho y votaaaaaar.
PORFA, NO SALGAN DE CASA Y CUIDEN A LOS SUYOS.
Pueden seguirme en mis redes si quieren :3