Alguna vez han sentido, la sensación de que el tiempo disminuye su ritmo.
Que ante a los ojos los demás movimientos son tan lentos que puede apreciar todo con el máximo detalle.
Esta sensación puede suceder en distintos momentos. Al ver el nacimiento de una mariposa o el despertar de una flor con los reflejos del sol.
O hasta el sufrimiento de un ser amado.
Tomioka Giyu se encontrá en esa situación, con su mirada azulada observando con sumo detalle y lentitud.
Como su cuerpo caí a causa de la gravedad, y cómo sus ojos sin brillo eran tapados por sus pupilas al cerrarse.
Todo de esa forma, lento y doloroso.
Hasta que todo volvió a la normalidad al verla tocar el suelo, aunque no completamente pues él había reaccionado a tiempo para sostener su cabeza y que no estuviera en contacto con él frío suelo.
No le importó si el demonio se desintegraba o si aun seguía con vida.
Sus orbes de mar sólo estaban puesto en ella. Y sus manos se aferraban a su cuerpo pegándola al suyo.
Tenía heridas abiertas que con el simple roce del aire causaba un ardor insoportable. Además de que la herida de su brazo en donde le había perforado aquel hueso con atenrioridad aún no era atendida.
—Tomioka-san debemos atender sus heridas cuanto antes —murmuró un miembro del equipo de saneamiento Kakushi con algo de temor hacia el estado del Pilar—. Amm... Tomioka-san...
El nombrado tan solo observaba el futón en donde se encontraba recostada la Pilar de Astros, con un kimono en tonalidades verde agua y sus largos cabellos suelos, mientras que la parte de su brazo estaba vendado al igual que su torso. También contaba con algunas heridas en el rostro.
—¿Cuándo despertará? —fue lo único que dijo el cazador mientras volteaba a observarlo sin emoción alguna tallada en su rostro.
El joven trago saliva al oír tan fría voz.
—No...no lo sabemos... La heridas más graves que posee son, una perforación en el brazo y el abdomen pero.. —hojeo una carpeta con todos los detalles escritos—. No afectaron al hueso del brazo de mal modo, aunque la herida del abdomen causó tres cosillas rotas... Creemos que despertará en unas horas o en unos días.
Tomioka suspiró con un diminuto alivió hasta que lo reemplazó por una mueca al sentir de nuevo el dolor de sus heridas regresar.
—Tomioka-san...sus heridas..
—Sabes lo importante que son los pilares en buenas condiciones....Tomioka-san —una femenina voz interrumpió al miembro de del equipo Kakushi—. Piensa en cómo perjudicarás el rendimiento de la organización si no aceptas ser curado.
Kochou Shinobu se encontraba frente a él con su sonrisa de siempre.
El cazador no contestó y tan sólo observó por última vez a la Pilar de Astros para luego ser ayudado por el joven para ir a que curen sus heridas.
La Pilar Insecto lo observó hasta que desapareció por la puerta de la habitación, para luego observar a la joven cazadora posada en el futón.
—Ara, ara...despues de todo sobreviviste Kuroi-chan.. —dijo divertida mientras la examinaba y observaba que ya habían pasado más de cinco horas desde que la habían curado las heridas—. Haces que Tomioka se comporte de forma curiosa...y eso no es del todo bueno.
Sin decir más se alejó del lugar dejando a la mata demonios herida sola en la habitación.
—Han pasado tres semana y aún no despierta...
—¿No deberíamos darnos por vencidos?.
—Aún no...Oyakata-sama no lo permite..
Los murmurós en los pasillos de la finca Mariposa se oían durante todos los días.
Y durante todos esos días él iba a verla.
Tomioka pasó de largo junto aquellos sanadores causando que guardarán silencio al instante, sus pasos ya normales lo llevaban hacia una de las habitaciones. En el cual se adentró sin producir sonido alguno. Pará luego dejarse caer junto aquel futón de tonos blancos y sábanas azules que cubrían el cuerpo de la Pilar que dormía aún.
Los mismo de siempre, ningún cambio para mal, ni para bien.
—Dentro de dos días podré volver a hacer misiones —comienza a hablar mientras una de sus manos sostenía la suya aún vendada—. Me han puesto una misión sencilla...
Su rostro no daba signo de emociones, lo contrario a sus ojos.
—Volveré pronto... —susurró mientras sus orbes de mar brillaban como el agua al estar en contacto con el brillo de las estrellas.
Soltó su mano perdiendo la diminuta calidez que le brindaba y era rodeado de nuevo por el frío.
Frío que perduraria hasta que ella despertará.
Ya de vuelta el Pilar de Agua no había podido ir a visitar a su amiga, y aquello lo carcomia y producía un revuelto de emociones en él.
Hasta aquella noche.
El frío sudor por su rostro caí en la suave almohada, mientras su cuerpo tenía leves espasmos a causa de su sueño.
Tomioka respiraba de forma rápida mientras sus ojos se fruncian cuando aún dormía.
.»
—Giyu... Giyu..
El pequeño volteó a observar a su hermana quien le sonreía y luego lágrimas cubrían sus ojos mientras lo empujaba en donde lo iba a esconder.
—Vive..
Dijo con melancolía mientras el pequeño niño estiraba su mano tratando de evitar que caminara a su muerte segura.
—¡No... Nesaan!.
El niño parpadeó con lágrimas y desesperación, al abrir sus ojos notó un cambio en su aspecto y en el lugar.
Ahora se encontraba en un bosque a oscuras, con la luna brillando de forma tenue, mientras se oír el sonido de katana chocando y gritos desesperados.
—¡Giyu...!
Observo frente a él a su amigo de la infancia Sabito, parado dándole la espalda mientras estaba acostado en el suelo.
Sabito volteó a observarlo con una sonrisa melancólica y una mirada perdida.
—Vive..
Susurró mientras volteaba y seguía su camino hacia el enorme demonios del examen final.
Tomioka volvió a tratar de evitarlo pero de nuevo, nunca llegó a él. Tan solo observó la sangre salpicar y su máscara de zorro caer al suelo.
—¡Sabito...no.. Por favor...no de nuevo!.
Su grito de frustración se escuchó por todo el lugar que volvió a cambiar al igual que su apariencia, ahora teniendo 19 años.
Abrió los ojos y vio un haori de constelaciones frente suyo que se movía con él viento.
—No...
La vio levantar su katana mientras un brillo griseao la cubría.
—¡No... Tu no!.
Hasta verla voltearse a observarlo con una suave sonrisa.
—Gracias...Giyu..
Y luego sintió que todo el lugar se iluminaba y la Pilar desaparecía.
—¡No, tu no!... ¡Por favor!..
Cayó al suelo con lágrimas en los ojos sintiendo un profundo vacío en su interior, consumiendo todo.
Hasta que sintió unas suaves manos en sus mejillas levantando su rostro, allí estaban su hermana y Sabito, con una sonrisas cálidas.
—Que las estrellas se oculten al amanecer, no quiere decir que no volverán a aparecer.
El los observó con sus orbes zafiros empañados hasta que todo se volvía negro.
—Vive que ya no estas solo Giyu..
«.
Abrió los ojos de sorpresa mientras su cuerpo estaba frío como el hielo y tenía pequeña espasmos, con su mirada aún borrosa, tan solo podía guiarse por su sentido del tacto y de audición.
Que lo permitieron volver a sentir a su luz.
—¡Giyu... Giyu.!
Aquella voz fue remedio para sus heridas, aquel suave tacto fue luz en su oscuridad.
Y al recuperar la vista por completo. Y como la vez en la sintió perder, el tiempo se puso, pero está vez en el momento en la que la tuvo de vuelta.
Se topó con aquellos orbes de estrellas que fueron felicidad.
Felicidad de su vida.
Nota de la Autora:
Hola!.
Nuevo capítulo, espero que disfruten. Estoy a gusto con todo el resultado, jaja.
Gracias por leer!.