—¿Un grupo de demonios?.
El viento fresco acariciaba las hojas y las nubes blanquecinas surcaban el abasto y celeste cielo de aquel día.
El hombre de negros cabellos hasta más arriba de los hombros, y ojos vacíos de tonos gris opaco, que eran tapadas por unas fea marca que llegaba hasta más abajo que sus ojos. Se encontraba en el pasillo que dirigía al jardín de su finca. La sede de los Cazadores de Demonios.
Con su vista nula en un punto fijo.
—La época de lluvia se acerca —habló con su voz aterciopelada, que a las personas que la oía le producían una sensación de estar flotando en la inmensa calma—. Se la siente en el aire, se la escucha en los movimientos de la hojas. Sin dudas será una de las duraderas —cerró sus ojos por unos instantes sintiendo la briza fresca acariciar su palida miel y causar cosquillas en las palmas de las manos—. Es una de la épocas perfectas para el descanso y la meditación. ¿No lo crees Seiza?.
La nombrada se encontraba frente a él, arrodillada y con la vista en el verde césped que se enredaban entre sus dedos. Al oírlo levantó la mirada al cielo, notando tan solo unas pocas nubes a la vista.
—Debe ser cierto Oyakata-sama —murmuró algo perdida, pues su mente se encontraba analizando las palabras que el líder de los cazadores, había dicho minutos antes.
El hombre la había llamado para darle una nueva misión, al parecer un grupo de demonios se encontraban ocultos en un pequeño bosque a las afueras del pueblo del sur. Y desde hace varios meses, habían empezado a ser los causantes de la desaparición de viajeros o pueblerinos que pasaban por dicho lugar.
Lo que Kuroi no comprendía era el por qué los demonios se reunían en grupo, según su conocimiento, los demonios nunca antes habían sido notados de esa forma, en compañía de otros demonios.
—Una respuesta muy neutral en mi opinión —contestó Ubuyashiki soltando una pequeña risa al notar la concentración de la cazadora—. Recuerda hija mía, el esfuerzo excesivo puede hacerte perder de los pequeños detalles de la vida.
La joven de ojos perla observó a su patrón por unos instantes, para luego suavizar el gesto de su rostro haciendo desaparecer las arrugas de su frente.
—Tienes razón, me disculpo Oyakata-sama —realizó una reverencia y luego puso su mirada en el cielo—. Yo más bien creo, que la época de tormentas es un buen momento para el comienzo.
El hombre levantó una de sus cejas con curiosidad ante tal no común opinión.
—¿Y cómo sería eso? —habló mientras caminaba a pasos lentos con intención de acercase al final del pasillo exterior de la sede.
—¡Oyakata-sama, cuidado! —el hombre escuchó la exaltación de la Pilar y luego sintió el suave agarre de su brazo izquierdo que lo guiaba y ayudaba a poder descender y sentarse en las maderas que forman el piso del lugar.
ESTÁS LEYENDO
𝓐𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 ||ᴛᴏᴍɪᴏᴋᴀ ɢɪʏᴜ||
Fanfiction-𝐋𝐚𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐪𝐮𝐢 𝐲 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐧 𝐦𝐚𝐬 𝐚𝐥𝐥𝐚́ 𝐬𝐨𝐧 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐨𝐬 𝐦𝐨𝐭𝐢𝐯𝐨𝐬. 𝐓𝐮 𝐜𝐫𝐞𝐜𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚𝐬, 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐲𝐨 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐛𝐚𝐬 𝐥𝐚�...