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—¿Segura que es un cuervo kasugai? —preguntó su maestro al ver al ave quieto posado en el hombro de su alumna—

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¿Segura que es un cuervo kasugai? —preguntó su maestro al ver al ave quieto posado en el hombro de su alumna—. No ha hecho un alboroto como los comunes.

Seiza volteó a verlo, dejando de lado la preparación de sus cosas, al oírlo buscó y sacó algo del bolsillo de su pantalón negro hakama. El cual pertenecía al traje de la organización mata demonios.

Le extendió un papel doblado a su Sensei, Shizaku curioso la aceptó y luego de desdoblarla la leyó.

¡Un cuervo mudo! —dijo sin esconder su sorpresa—. ¿Acaso eso es posible?

La joven lo observó con reproche por burlarse de su ave, pero rió al ver que dicho animal reprendía a su Sensei de un picotazo y el se quejaba.

¡Ya detente pajarraco!

Kuroi suspiró y silbando una bonita melodía su ave se posó en su cabeza. Había seguido las indicaciones escritas en el trozo de papel que le había entregado a su maestro. El cuervo estaba bien entrenado y respondía a algunas melodias o silbidos.

¿Qué misión te han dado? —Shizaku observó a su aprendiz ahora con seriedad mientras arreglaba sus ropas.

Un demonio esta acabando con la paz de un pequeño del pueblo en el este, sera un viaje de dos días y dos noches al parecer —explicó—. Además tendré un compañero para dicha misión.

¿Un compañero?. Eso quiere decir que es un trabajo con un alto peligro —dijo en susurró el hombre y la preocupación se instaló en su sistema—. ¿Dice el nombre de tu futuro compañero?.

Ella niega y lo observa con una sonrisa tranquila al notar su actitud.

No se preocupe Shizaku-sama, me cuidaré y daré lo mejor de mi para proteger a los que lo necesitan.

Eso es lo que me temo —suspiró y acarició su cabeza con cariño—. Confío en ti Seiza.

Ella asiente y vuelve a preparar sus cosas, hasta ya estar lista.

Es hora Sensei —dice con aires de nostalgia, pues no sabía cuando volvería.

Ya que luego de una misión, muchas más la siguen. Era algo normal para cualquier casador de demonios.

Ve con cuidado y siempre ayuda a los demás pequeña mía —se agachó a su altura y la abrazó—. No importara los kilómetros que estés de aquí. Ambos seguiremos cerca —susurra y se saca su común cinta en sus ojos y la observa con profundo cariño—. Pues estaremos siempre bajo el mismo cielo estrellado.

Seiza con los ojos algo llorosos lo abrazó por última vez, sonrió.

Gracias por todo Shizaku-sama —susurró y se alejó mientras pasaba un brazo por sus ojos eliminando cualquier lágrima que deseara escaparse de sus orbes perla.

 𝓐𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 ||ᴛᴏᴍɪᴏᴋᴀ ɢɪʏᴜ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora