Ya estoy con muchos problemas encima como para conseguir uno más besando a Alba, por eso decidí retirarme, ya que puedo muy bien salir con otra chica que no sea la nueva protegida de la familia, por más que las ganas de besarla haya sido muy fuertes, ahora me parece una simple bobada.
Bajé las escaleras y me senté al lado de Elena, que inmediatamente me miró.
-No voy a cambiar el canal de la televisión. -informó, sin ni siquiera yo haber dicho nada.
-Y yo te pedí que lo hicieras?
-Todavía no, pero sé que luego lo vas a hacer. -mantuvo la mirada fija en la televisión.
Me acomodé mejor en el sofá, un tiempo después que estaba ahí, el teléfono sonó, Elena solamente atendió cuando se dio cuenta que yo no haría ni un mínimo movimiento ahora.
-Hola? ¡Hola Damion! Todo bien y tú? Claro, sé como es eso. -se rió- Si aquí está, le voy a pasar el teléfono. -me miró- Besos, chao. -me entregó el teléfono -Para ti.
Le quité de sus manos y atendí a Damion, que quería saber si podía dormir aquí hoy, ya que sus padres saldrían y él no tiene muchas ganas de quedarse solo en casa sin hacer nada. Obviamente le dije que podía venir. Cuando corté, decidí incomodar a Elena un poco.
-¿Quieres salir con Damion?
Ella rápidamente volvió el rostro, mirándome un poco tímida.
-No, es claro que no. -negó, aunque sus palabras no eran suficientemente firmes como para creerle.
-Mentirosa. Es obvio que quieres.
No me molestes Natalia. -se levantó, brava -Ve a buscar algo que hacer. -me lanzó la almohada que estaba en su regazo y subió.
*POV Alba
Me quedé 5 minutos en el mismo lugar, procesando todo lo que acaba de pasar, después de más de 10 minutos sentada en la cama mirando la nada, finalmente decidí que necesitaba un baño para relajarme. Yo no me considero bisexual porque nunca estuve con una chica, pero eso no quiere decir que nunca me haya sentido atraída por una. Bueno, alejé esos pensamientos de sexualidad. Cuando salí del baño encontré a Elena acostada en su cama haciendo una trompa.
-¿Qué paso? -pregunté, pasando la toalla en mi cabello mojado.
-Natalia. Ahora me preguntó si quiero salir con Damion.
-Tú quieres salir con Damion.
-No, no quiero.
-Elena, eso no fue una pregunta.
-Ay, no comiences tú también Alba.
-Está bien, todo bien, ya no digo nada.
Cambié el asunto, para que Elena cambiara la cara, para mi suerte funcionó. Más tarde nos enteramos que Damion dormiría aquí, no aguanté en hacerle un pequeño chiste a Elena sobre eso. Después de la cena fuimos a la sala a conversar con Damion y Natalia.
O bueno, con Damion, ya que Natalia respondía mal.
Después de un tiempo el clima entre Elena y Damion era obvio, por eso la hermana de ella parecía un guarda de seguridad entre los dos, fui obligada a sacarla de ahí.
-Natalia, ¿me puedes ayudar en una cosa allí arriba?
-Pídeselo a Elena.
-Necesito a alguien fuerte.
Ella se quejó y se levantó, siguiéndome hasta la habitación.
-¿Qué quieres?
-Sólo sacarte de allá. Deja que tu hermana le dé algunos besos a Damion. -me lancé en la cama, riéndome - En serio, Natalia, tú no te das cuenta de esas cosas.
-Elena dijo que no quería salir con él. -se recostó en una de las paredes, cruzando sus brazos.
-Como se nota que no conoces a tu hermana. No siempre las personas dicen lo que sienten.
-Ustedes son extrañas. No sería más fácil simplemente admitir lo que sienten?
-No nos gusta lo más fácil, todo lo que es difícil al final siempre vale la pena. -le sonreí, que como siempre ella no respondió -Quería ver como es tu verdadera sonrisa.
-¿Mi sonrisa? Porqué?
-Sólo curiosidad, creo. Tú siempre eres tan seria.
-No me gusta estar sonriendo por nada.
-No sabes lo que te estas perdiendo. -sonreí, reforzando mi frase - Se siente tan bien recibir y dar una sonrisa, el día cambia totalmente.
-Carajo, tú eres muy soñadora. El mundo no sólo es alegría.
-Sólo cuando la gente no quiere que lo sea. Tú tienes una familia que te ama, amigos que siempre están apoyándote, un hogar, salud, estudio...¿Qué más necesitas para ser feliz?
-Varias cosas.
Negué con la cabeza y suspiré, rindiéndome de ese asunto.
-¿Tomaste un baño? -pregunté, para romper el silencio que se estableció.
-Dios mio, que majadería la tuya y esas cosas de los gérmenes. Si, tomé un baño, feliz?
-Mucho. -sonreí para provocarla.
-¿Cómo una persona tan pequeña puede ser tan irritante?
-¿Cómo una persona tan bonita puede ser tan aburrida?
Natalia me miró, su rostro mostraba unas ganas de reír que de seguro me atraparían.
-¿Qué dijiste Alba? -preguntó, viniendo a sentarse a mi lado.
-Nada, no dije nada. -bajé mi mirada.
-Ah, si dijiste algo.
-Tú sabes lo que dije.
-Hey, mírame. -tomó mi barbilla levemente, levantándola - ¿Es verdad lo que dijiste?
-¿Que eres muy aburrida? Si. -me hice la desentendida.
-Lo otro que dijiste. -continuó mirándome.
Asentí, muy tímida, queriendo salir corriendo de ahí.
-Tú también eres muy bonita. -elogió, pasando su dedo en mi mejilla, como haciendo un cariño.
Me puse muy roja, mordiendo mi labio inferior.
-No hagas eso. -pidió, pasando su dedo en mi labio, en donde yo mordía -por mi bien, no lo hagas.
-Está bien. -hablé con mi voz muy baja, muy confundida por el cambio repentino de Natalia, en la forma de tratarme.
-Por cierto, yo sé que soy bonita.
-Cuanta modestia.
Natalia me guiño y al igual que yo, se acomodó mejor en la cama.
-Será que aquellos dos allá abajo ya se besaron?
Me encogí de hombros y comencé a tocarme las puntas de mi cabello.
-Caramba, tengo mucho hambre. - se lanzó hacia atrás en la cama.
-Acabamos de cenar.
-Un aperitivo en la madrugada hace bien.
Volteé mis ojos y me volví a concentrar en mi cabello.
-Voy a ir a preparar un sándwich. -hizo el intento de levantarse, pero en el desespero de que ella no fuera a interrumpir a Elena y Damion, intenté traerla de vuelta, pero Natalia acabó empujándome también, haciendo que yo cayera sobre ella.
*POV Natalia
Caímos las dos sobre la cama, con el susto de que ella se cayera acabé poniendo mis brazos en torno su pequeño y delicado cuerpo, incómoda por estar ahí arriba mio, alejó un poco su cuerpo, pudiendo mirarme, mis ojos rápidamente se enfocaron en aquel color miel de los suyos, era como si no pudiera mirarlos mucho tiempo sin caer ahí adentro y luchando para poder encontrar aire. Sus cabellos estaban en una parte de su rostro, delicadamente pasé la mano en ellos, alejándolos de mi campo de visión, entonces pude finalmente enfocarme en sus labios, rosados y carnudos, más cerca de lo que deberían, en una distancia considerablemente peligrosa a esta altura del campeonato, pero ahora soltarla será más difícil que la primera vez. Por Dios, como es que yo todavía no había notado su belleza, me arriesgo a decirlo. Ella no se movió, solamente continuó mirándome, ejerciendo un efecto muy fuerte sobre mi.
No quería contradecirme, por más que la necesidad de tomarla y besarla el resto de la noche sea enorme, la decisión estaba en las manos de ella. Demostré eso al pasar mi nariz por la de ella, haciendo un pequeño cariño, ya sabiendo que Alba no gusta de besos feos, entonces sellé sus labios, una explosión de sensaciones recorrieron mi cuerpo, sus labios calientes y húmedos serian torturantes si no fueran tan sabrosos. Con una fuerza sobrenatural, alejé mi boca algunos milímetros de la de ella, dándole la oportunidad de decidir lo que pasaría en seguida.
Tuve que contener un pequeño gemido de satisfacción, cuando Alba colocó sus labios en los míos, dejándome continuar con lo que quería hacer desde temprano. Su suave boca se movía lentamente sobre la mía, seguí su ritmo sin tomarle mucha importancia a eso, pasé las manos en su espalda, subiendo y bajando, mientras las de ella se mantenían estacionadas en mi estómago, sujeté una de sus manos entrelazando nuestros dedos, mientras ella abría camino a mi lengua en sus labios, ella rápidamente la recibió. El sabor de su boca simplemente me dejó viciada, un buen tipo de vicio, cuanto más la besaba más necesitaba traerla cerca. Con mi pulgar hice círculos en la palma de su mano, al mismo que con la otra la atraía hacia mi.
Admito que por primera vez mantuve mi mano solamente en su cintura, sin bajar un milímetro, correr el riesgo de perder ese contacto con sus labios no es una alternativa ahora, tal vez ella se moleste por yo querer avanzar un poco más, nos quedamos así. El beso también era diferente, Alba era cariñosa, cuidadosa y al mismo tiempo tan maravillosa, la verdad, un beso bonito, como ella lo mencionó, es muy bonito, ahora un beso así con ella es, con certeza, mil veces mejor. Tanto yo, como ella, estábamos completamente entregadas, yo necesitaba ahora de ella más que de cualquier otra persona, estaba, literalmente perdida en su sabor, en su delicadeza, en toda ella.
Cansada por esta abajo, me di la vuelta, dejándola a ella acostada en la cama sin soltar mucho mi peso sobre ella y mucho menos sin perder el contacto con nuestros labios, me acomodé encima de ella. Su lengua buscaba cada vez una mayor proximidad con la mía, luego concedí ese pedido y me quedé jugando con ella, no me contuve a saborearla, queriendo dejar su sabor en mis labios. Pasé las manos por un costado de su cuerpo, sintiendo cada una de sus curvas bien definidas, mi cuerpo ya daba señales de que necesitaba de el de ella por más que el beso no sea exactamente algo excitante. Cuando el aire comenzó a faltar, bajé mis labios por su cuello, sintiendo totalmente su dulce perfume, su piel respondió a mi caricia haciéndolo poner de gallina, descubrí, entonces, su punto débil. Deslicé mis labios de arriba abajo, dejando algunos chupetones con algunos besos delicados por todo el. Con el aire ya recuperado no aguanté más las ganas de volver a dejar mis labios en los de ella nuevamente, mordí su labio inferior, jalándolo levemente, para entonces recomenzar el beso. Las pequeñas manos de Alba acariciaban y apretaban mis brazos, en seguida una de ellas vino hasta mi cuello, presionándolo, haciendo que aumentara el ritmo del beso y lo hiciera más profundo de lo que ya estaba.
Un pequeño tiempo después, me vi obligada a finalizar el beso, con los labios rojos, la falta de respiración y el corazón latiendo muy fuerte salí de ahí arriba, sentándome en la cama, Alba hizo lo mismo, su rostro daba señales de que se pondría rojo, ella pasó su mano en sus cabellos, con el fin de acomodarlos, todo el tiempo me quedé mirándola.
-No sé por qué hicimos eso. -murmuró, muy confundida como para mirarme también.
-Fue solo un beso Alba, no cometimos ningún crimen. -hablé calmadamente.
-Pero aun así, no lo encuentro bien.
-Dios mio, fue solo un beso. -repetí, sin creer en aquel comportamiento infantil que ella estaba teniendo, por algo extremadamente natural.
-Nosotras casi no nos hablamos...
-Caramba, fue sólo un simple beso. -prácticamente me molesté ahora- No te estoy pidiendo matrimonio, ni nada parecido.
-Que carajos, yo ya entendí que sólo fue un beso.
-Por fin, ya te estabas tardando.
-Solo que quien va a saber por donde ha pasado ya tu boca. -hizo un gesto de asco -Y más ayer...-su cuerpo tembló con el pensamiento.
-No creo que esté escuchando esto.
-Lo estás, nadie te mandó a besarme. -se levantó, nerviosa.
-Espera. -me levanté también. -Yo te di mil y una oportunidades para que te alejaras de mi, no lo hiciste porque no quiste.
-Eso es una calumnia -se cruzó de brazos.
-No comiences con la quejadera. Porque hasta donde sé la que continuó el beso fuiste tú.
-Porque no tenia otra salida. -suspiré, irritada y me dirigí hasta la puerta.
-Y para que lo sepas solo fue una mierda de beso. -tiré la puerta con fuerza.
-YA ENTENDÍ, MIERDA. -gritó pero yo ya estaba lejos de ahí.