"Celos"
-Tu preciosa novia está allí, tienes que tener mucho cuidado... -Dijo en tono aparentemente desinteresado, ocultando su mirada con su sombrero de copa. Detalles que claramente Conan notó.
- ¿Eh? –Conan sonrió con malicia. - ¿Acaso estas celoso? –Más que una pregunta fue una afirmación, se acercó sin que el mago lo notara.
-Pfft, patrañas –Cuando volteó su mirada hacia el pequeño, este estaba frente a su rostro.
"Smuack" se escuchó claramente cuando el pequeño Conan inesperadamente besó la mejilla del mago
-Hablemos más tarde, después de atrapar a los criminales –Sin darle tiempo de reaccionar, abrió la escotilla y desapareció dentro del dirigible. Con cautela se deslizó por el interior del dirigible para encontrar de nueva cuenta las bombas que fueron colocadas por los integrantes del Gato Siamés Rojo. Con éxito logró desactivar dos de las 4 bombas. Lamentablemente no tenía idea de donde se encontraban las dos restantes. Una vez que terminó se dispuso a llamar a Hatori. Le dio algunas instrucciones, cuando estaba a punto de colgar sintió una mano sobre su hombro, asustándolo de sobre manera.
- ¿Qué ocurre? Me has asustado –Dijo al notar que se trataba de Kaito, este se encontraba ligeramente ruborizado y no lo veía a la cara.
-Encontré algo interesante –Mencionó con voz neutra, claro esfuerzo para mantener su "Poker face"
-Lo siento, hablaremos después –Colgó inmediatamente para seguir a Kaito de vuelta al exterior.
- ¿Qué es tan interesante? –El dirigible se encontraba expulsando humo, cosa que provocaría pánico en toda Osaka. Sin más se dirigió de regreso al interior, lamentablemente el líder de los secuestradores notó que algo andaba mal, con ello descubriendo a Conan y comenzando una persecución que lo llevo hasta la sala donde era resguardada la joya "La señora del cielo" tras algunas artimañas logró dominar a sus perseguidores.
-Dios, ¿Qué está pasando aquí? –Nuevamente el mago hizo acto de presencia ante el pequeño detective. El tono que había usado era uno juguetón al ver las hazañas del pequeño.
- ¿Eh? –De nueva cuenta lo había sorprendido un poco.
- ¿Qué es esto? –Preguntó con diversión y curiosidad.
-Esta es la tercera trampa de Shiro-san para atraparte –Explicó en tono confiado.
-Oh, ¿De verdad?, ya veo, si tomo la joya e intento escapar de este sitio sería sorprendido –Se imaginó al el mismo siendo electrocutado y con un ligero escalofrío agregó –Eso es muy arriesgado. Ese hombre viejo es muy inteligente.
- ¿Así que prefieres estar aquí todo el tiempo? Menudo cobarde resultaste ser –Siguió la conversación Conan en son de burla y tono malicioso, ambos estaban tan concentrados en la conversación que no notaron las puertas del elevador abrirse. Cuando lo hicieron el líder los estaba apuntando con un arma, ambos reaccionaron con velocidad, uno ocultándose y el otro esquivando con ayuda de sus tenis, para finalmente conseguir noquear al último de los miembros del Gato.
- ¿Te encuentras bien? –Kaito se acercó inmediatamente a ver el estado en el que se encontraba el pequeño.
-Sí, estoy bien.
-Eso fue impresionante detective-kun –Sonrió acariciando sus pequeños cabellos. Se arrodilló junto al pequeño. –Por eso, te has ganado la medalla de guerrero. –De su bolsillo sacó una bandita y se la colocó en la mejilla, donde había recibido un golpe. Conan hizo un gesto adolorido, aunque el tacto de Kaito fue suave, antes de que le pudiera agradecer, un suave beso en su mejilla le fue dado por el mago. –Te devuelvo el regalo. –Conan se sonrojo y sacudió la cabeza.
-Aún tenemos trabajo que hacer. –Evadiendo al mago, tomó el radio de uno de los terroristas y habló con los restantes, informando sobre la situación de los miembros noqueados. La situación se tornó más complicada al final, un par de rozones de bala causaron leves heridas en el pequeño Shinichi, pero finalmente habían ganado y arrestado a los criminales.
-Cuando todo esto finalice, encontrémonos en el primer piso, en la sala de la joya, detective kun –Pidió Kaito con voz amable.
Al finalizar todo el embrollo, todos se encontraban tranquilamente en el restaurante del dirigible, esperando a que sirvieran la cena, sus heridas habían sido tratadas y vendadas. Todo estaba en calma hasta que se dio cuenta de un par de detalles.
-Hey Sonoko-neechan, ¿Y Ran-neechan a dónde está?
-Es verdad, ¿Porqué estará tardando tanto? Cuando vine aquí, dijo que quería ir al baño. –Conan extrañado se dirigió hacia la salida.
-Cogió el ascensor y fue al último piso –Habló Haibara –Supongo que debe haber ido a encontrarse con Kaito Kid.
- ¿Qué? –Sin más, salió y se dirigió rápidamente al lugar señalado. –¿Ran y Kaito? ¿¡Qué tienen que ver el uno con el otro!? –Pensaba a la vez que avanzaba a paso rápido. Un extraño sentimiento embargaba su pecho.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Mientras tanto, Kaito se encontraba examinando la joya a la luz de la luna, en completa calma, a la espera de que su amado apareciera. El sonido del elevador se hizo presente, pero antes de que dijera algo, una voz femenina le hizo saber que no se trataba de quien estaba esperando.
-Shinichi. –Llamó Ran en tono anhelante, sorprendiendo al mago. –Shinichi –Volvió a llamar ante su silencio. Kaito seguía sin darse la vuelta.
- ¡Oh no, lo olvidaba! –Al parecer el mago había olvidado que horas atrás, cuando Ran descubrió que no se trataba de un mesero, gracias a la bandita que le había regalado cuando estaba disfrazado de policía, le había mentido diciendo que era Shinichi Kudo y al mismo tiempo él era Kaito Kid.
-Ha sido un día emocionante Ran –Habló imitando la voz del famoso detective. Ella hizo un movimiento inesperado, tomándolo de los hombros y pidiéndole que se entregara a la policía, lo abrazó haciendo que Kaito se sonrojara levemente, luego sonrió al notar al pequeño que se encontraba tras una maceta, justo delante del mago, no lo había visto llegar y escabullirse hasta ese lugar. Era su oportunidad de poner un poco celoso al pequeño.
- ¿Sabes? –Habló en tono meloso, sin despegar su mirada del pequeño.
-Dime –Habló Ran en tono anhelante, haciendo que Conan frunciera el ceño, claramente molesto. Finalmente, Kaito se dio la vuelta, dándole la espalda al detective.
-Me gustaría que me dieras un tesoro. –Pidió en tono coqueto. –Entonces yo iré y me entregaré.
-Pero no tengo nada. –Respondió confundida.
-Shhh –Puso un dedo sobre sus labios. –Lo sé –La tomó de la nuca y poco a poco la fue acercando
- ¿¡Eh!? ¡Espe...espe...! –Cada vez estaban más cerca, a punto de besarse. Esa fue la gota que derramó el vaso. De pronto, el cuerpo de Ran cayó flácido en los brazos de Kaito, sorprendiéndolo. Volteó hacia el lugar donde se encontraba Conan y lo encontró mirándolo furioso, con los ojos llorosos y con su reloj apuntando hacia el frente. Había disparado un sedante al cuello de Ran al ser consumido por un horrible sentimiento que lo consumió.
- ¡Kaito idiota, idiota, IDIOTA! –Dicho eso, se dispuso a correr furioso hacia el elevador, pero la mano del mago lo detuvo, lo jaló y lo atrajo hacia si con fuerza. Una sutil risa inundó sus oídos. - ¿¡De qué demonios te ríes!? –Preguntó molesto - ¡Suéltame, quédate con Ran o con quien quieras, no me importa, déjame en paz! –Pataleaba en el aire al haber sido alzado por el mago.
-Lo siento, no era mi intención –Se disculpó. –Solo quería molestarte un poco. –Susurró contra su oído.
-Si como no, bien que lo estabas disfrutando –Realmente parecía un niño haciendo berrinche. Finalmente, el mago lo bajó y se acuclilló a su altura.
-Sabes que solo tengo ojos para mi pequeño detective. –Dijo tomándolo del mentón, para que lo mirara directo a los ojos. –Lo siento. –Susurró cerca de su rostro.
- ¿Crees que con eso arreglaras las cosas? –Kaito volvió a reír con suavidad.
-Vamos pequeño detective, deja esos celos atrás, solo te reconozco a ti, solo tu estas a mi nivel. –Entrecerró los ojos acercándose más al pequeño, con intenciones de besarlo. Poco a poco se fueron acercando, pero Conan giró su rostro aun molesto. - ¡Vamos detective-kun, desde temprano muero por hacer esto! –Confesó. –Tu eres muy cercano a Ran, ¿Tienes idea de los celos que tengo que soportar todo el tiempo? –Conan sonrió de lado.
-Está bien, solo será un beso –Enredó sus brazos contra el cuello del mayor y juntó sus labios con cariño. Kaito ni lento ni perezoso correspondió con entusiasmo, movía sus labios lentamente, disfrutando cada momento, enredando su lengua con la contraria y explorando cada rincón de su pequeña boca. –Espera... Kaito...mmm... -Había dirigido sus besos hacia el cuello del pequeño, daba pequeñas lamidas y succiones haciendo estremecer al pequeño.
- ¿No quieres intentar buscar el botón nuevamente? –Le habló en tono juguetón. Conan lo golpeó sutilmente.
-Idiota –Estaba por tomar sus labios de nueva cuenta, pero el sonido del elevador los alertó.
- ¿Conan-kun, Ran? –Se trataba de Sonoko.
- ¡Mierda! –Exclamó Kaito con frustración. –Creo que será en otro momento. Sin más desapareció.
- ¡Ran! ¿¡Qué sucedió!? –Preguntó Sonoko alarmada al ver a Ran recostada aparentemente dormida y a Conan sentado con la respiración agitada y el rostro rojo.
-Debió de ser el cansancio por todos los acontecimientos del día. –-Sonoko suspiró. Conan movió su mano y sintió un peso extra, miró su mano y se sorprendió al ver la joya en su dedo anular. –Realmente eres un idiota –Pensó al ver la joya 💍 - ¿Huh? –Una pequeña nota estaba pegada y tenía un par de palabras escritas "Botón y celos" - ¡KAITO KID! –Gritó sin poder contenerse.
Mientras en otro lado, sonrió al pensar en la posible reacción que pudo haber tenido el pequeño.