—Este es el mejor viaje de mi vida.—dijo Avani mientras entrábamos en el hotel.—La playa es hermosa, y estoy con mis mejores amigos. Gracias por venir, Pey.—me abrazó.—Ahora puedes contestarle a Griffin.—reí y entré en mi cuarto. Fui al baño y preparé la bañera para darme un relajante baño. Tomé mi teléfono y puse música. Cuando todo estaba listo, me metí. Debatía en mi mente si responderle o no a Griffin hasta que recibí una llamada de Addi.
—¿Cómo te va con tus sexys hawaianos?—me preguntó divertida.
—La verdad que no están tan mal.—reí.—¿Cómo va todo allí? Los extraño.
—Bryce se enojó con Kio, por lo que dormirá en casa hoy.
—Estás de broma.—reí muy fuerte.—¿En serio se pelearon por esas Oreos?
—Y se aplicará una nueva ley en la casa, cada estante tendrá un nombre y se comprará lo mismo por cada integrante.—habló enojado Bryce.—Y queda prohibido absolutamente tocar lo de los demás.
—Van a morir sin mí. ¿Cómo diablos vivían antes?—le pregunté divertida.
—La casa no tenía nada con lo que pudieran sobrevivir.—me contestó Addi.
—Sé que no deberíamos hablarte de esto ahora, pero sacamos conclusiones toda la tarde y creemos que la chica misteriosa de Griffin eres tú.—escuché un quejido por parte de Bryce.
—No empieces, Bryce. Estoy bien sin...—Addi me interrumpe.
—Ya que no sale de casa nunca, últimamente estuvo contigo y todo el día nos preguntó por ti y si te habíamos hablado porque no le respondías los mensajes.—suspiré. Debía admitir que algo de ilusión se formó en mí.
—Y Jaden junto a Kio le dijeron que ibas a intentarlo de nuevo con Blake.—quedé en shock, por lo que mi teléfono cayó en la bañera.
—¡Mierda, mierda, mierda!—lo tomé.-¿Chicos? ¡No puede ser!—salí rápido, me sequé y me puse mi pijama para ir con Avani y Anthony. Golpeé su puerta desesperada.—¡Siento interrumpirlos pero es urgente! ¡Mi teléfono cayó en la bañera y se mojó y no prende y debo hablar con Addi y Bryce!—Anthony abrió la puerta y me miró raro.
—¿Qué diablos?—le pasé mi teléfono a Anthony.
—Debes arreglarlo y dame el tuyo para hablar con Bryce.—le marcó a Bryce y luego se fijó en mi teléfono.
—¿Anthony?
—¿Cómo que Jaden y Kio le dijeron a Griffin que voy a intentarlo con Blake nuevamente? ¿Qué más? ¿Le dijeron que vamos a formar una familia y llevo un mes embarazada?—caminaba de un lado a otro en el cuarto mientras tomaba mi cabeza.
—¡Eres un idiota, Bryce Hall!—le dijo Avani llegando a mi lado.
—Aquí dice que debemos dejar que el aire le dé al teléfono para que se seque, y luego de unas cinco horas, lo prendes.—me dijo Anthony. Lo miré furiosa y él se asustó.
—¡Haz lo que sea para salvar mi teléfono!
—¿Qué le sucedió al teléfono?—me preguntó Addi confundida.
—¡Se me cayó en la bañera!—le grité exaltada.
—Lo siento, Pey.—cerré mis ojos con fuerza e intenté calmarme.
—Está bien, Bryce. No iba a ser un día completo sino peleábamos.—suspiré.—Avísale a los todos que me hablen desde el teléfono de los chicos.
—Suerte Pey.—me dijo Addi.
—Los quiero.—colgué.—Bien. Hablaré con Griffin desde tu teléfono, bobo.—le dije a Anthony.
P: Hey, Griff! Vi tu mensaje pero recién se me cayó mi teléfono al agua y no pude contestarte ¿Necesitabas algo?
A los minutos me contestó.
G: Marie y yo salimos a cenar a ese restaurante que me recomendaste, creí que querías saberlo. En serio la pasó muy bien. Quería agradecerte.
P: ¿Marie?
G: Es la chica con la que salgo. Ya era hora que sepas el nombre.
Algo en mí se rompió. No podía creer que esa chica existiera en serio. No sabía qué contestarle.
P: supongo que de nada. Me alegra que todo vaya bien entre ambos. Debo irme, saldré con los chicos.
Le devolví el teléfono a Anthony y me miró. Suspiró y me abrazó.
—Se llama Marie. Y está feliz de estar con ella. La llevó a mi restaurante favorito, al parque de diversiones y vaya a saber a cuántas cosas más que hicimos juntos.—lloré.—Soy un asco, estoy arruinando sus vacaciones.
—No digas eso, Pey.—Avani me abrazó por detrás.—Mañana será otro día. Ve a dormir, ¿quieres que te acompañe?—negué y salí de su habitación. Entré en mi cuarto y fui al balcón del hotel. Será bueno no estar comunicada, no saber de él y de la dichosa Marie.
—¡Nuestro último día en Hawai!—le hablé a la cámara mientras golpeaba la puerta de los chicos.–Despierten parejas morsas. Hoy será un gran día.—Anthony abrió la puerta y me tiró con una almohada, para luego cerrarla de nuevo. Escuché la puerta de Chase abrirse e hizo lo mismo.
—Bien. Prometo que para el próximo viaje tendré un novio.—les grité.—Pero ahora estoy soltera, así que ¡muevan sus traseros a la playa!
—¡Último día amigos!—salió Charli feliz de su habitación ya lista.
—¿Mis amigos dónde están? Los buscaré. Ahí está Avani.—canté y la filmé mientras salía de la habitación con su cara de recién despierta.—Debes bailar.—hizo un baile raro y sin ganas.—¡Okay! Sigamos.
—¿Mis amigos dónde están? Los buscaré.—cantó Charli.—¡Ahí está Chase!—filmé a Chase, el cual hizo la coreografía de 'Say so'.—¡Muy bien!
—¿Mis amigos dónde están? Los buscaré.—nos siguió Avani.—Ahí está el idiota de Anthony.—miró mal a Avani y le tiró con su toalla.
—Bien, estamos todos. ¡A la playa!—salimos del hotel y fuimos directos a la playa. Al llegar, dejamos nuestras cosas cerca de la costa y nos metimos al mar.
—¿Cómo la pasaron en este viaje?—nos preguntó Chase.
—Fue genial, gracias por invitarme.
—Valió la pena cada segundo, Pey.—nos dijo Charli.—Y que tu teléfono se rompiera nos sirvió para desconectarnos un poco también.
—Ahora solo queda volver a casa.—y ver a Griffin, y seguir escuchándolo hablar de Marie. Llevó a esa chica a todos los lugares que le dije, a mis favoritos, ¡hasta hizo brownies con ella! Pero no quiere hacer la relación pública aún. Estoy que exploto. Quiero conocerla. Traté de buscarla en Instagram, pero sigue a varias llamadas Marie y a él también. Por lo que tampoco puedo descifrar quién es, ya que no sé su apellido.
—La semana que viene nos separamos.—dijo Avani triste.—Serán las peores dos semanas de mi vida.
—Ni que lo digas.—Anthony la abrazó. Lo había olvidado por completo. En dos semanas era Navidad y me quedaría sola de nuevo en casa por unos días, ya que primero iré a visitar a mi hermano y luego iremos juntos a pasar Navidad con mis padres.
—Pero pasaremos año nuevo juntos.—sonreí.—Y en serio estoy feliz por eso.
—¡Diablos! Debemos hacer el sorteo antes de que todos se vayan.—recordó Charli.
—¿Qué sorteo?–los miré extrañada.
—Para año nuevo decidimos hacer entre ambas casas un juego, el amigo invisible.–me explicó Avani.
—Te tocará una persona al azar y tú deberás regalarle algo. Lo que sea.–continuó Chase.—Será divertido.—sonreí, ya quería que llegara año nuevo. Salimos del agua y jugamos un rato con una pelota de vóley. Hasta que llegó la hora de volver a casa.
—¿Hay alguien despierto?—hablé entrando en casa junto a Anthony.
—¡Ya llegó la salvación!—dijo Josh apareciendo de la nada y tirándose literalmente sobre mí.
—Miren esos colores, en serio los envidio.—Addi vino feliz hacia nosotros mientras me abrazaba fuerte.
—¿Qué hacen despiertos a las cinco de la mañana?—les pregunté divertida.
—Los estábamos esperando.—dijo Jaden llegando a nosotros junto a Mads, la cual vino a abrazarme.
—¡Abran paso!—Kio se lanzó sobre mí haciendo que ambos caigamos al suelo. Besó mi frente y mis mejillas repetidas veces.—¡Gracias a Dios volviste! ¡Ahora Bryce volverá a pelear contigo y me dejará en paz!—reí fuerte.
—Sal de encima, Kio. También te extrañé.—se levantó y me ayudó a pararme.—Los extrañé a todos.—me sentí mal al ver que Griffin no vino a saludarme. Seguro se quedó dormido.
—Fueron las mejores vacaciones del mundo.—dijo Anthony y me abrazó.—Literalmente reí mucho con Pey.—sonreí y le devolví que el abrazo.
—¿Alguno me presta su teléfono? Necesito llamar a mi madre.—Bryce se rascó su nuca nervioso.
—Sobre eso...—me interrumpió.—Me sentí mal por romperte el teléfono...
—Entonces Bryce te comprará uno nuevo.—dijo Nick apareciendo detrás de él.—Que suerte que volviste, Pey.—me abrazó.—La casa iba a explotar en cualquier momento.
—¡Hey! No iba a regalarte un nuevo teléfono. Iba a ayudarte a pagarlo.
—Está bien, Bryce. Gracias igual.—sonreí.—Estoy muy cansada chicos. Agradezco que se hayan quedado a esperarnos pero el viaje fue largo.—todos asintieron y subimos a nuestras habitaciones. Aquí estaba helado, literalmente. Tomé un buzo y salí al balcón. Ahí estaba Griffin. Mierda.
—Oh... lo siento. No sabía que estabas aquí, yo...
—¿Por qué no me lo dijiste, Pey?—habló sin mirarme. Mierda.
—¿Decirte qué?—estaba muerta.
—¿Primero te beso inconsciente, tú accedes y luego vuelves con Blake? ¿Y encima no me lo cuentas?—mierda, ya lo sabía.
—Yo...—cerré mis ojos con fuerza.—Creí que no ibas a querer saberlo. Estás con Marie y... no lo sé. Lo de Blake...
—Creí que podíamos confiar en ambos, mutuamente.
—No, Griffin. Es decir, sí, claro que puedes confiar en mí.—¡Peyton idiota, eres una idiota!
—¿Entonces? ¿Cómo te pidió volver? ¿Te dejó un camino de rosas y la estúpida frase "no lo volveré a hacer"?—iba a matar a los chicos en la mañana. —Estoy cansado, Pey. Hablamos mañana.
—No, Griffin, espera...—cerró su ventana dejándome sola en medio de la fría noche. Lágrimas caían por mis mejillas. Entré en mi cuarto y bajé a la cocina. Todos estaban en sus habitaciones, seguro durmiendo sin problemas que resolver. Me preparé un té y fui al living. No iba a poder dormir de nuevo, mi mente pensaba en todo y por qué diablos no actúe diferente. Prendí mi laptop y comencé a editar el video del viaje. No sé cuánto tiempo pasó, pero la luz de la sala me sorprende.
—¿Pey?—miré y vi a Jaden medio dormido en las escaleras.
—Hey.—sonreí y se sentó a mi lado.
—¿No que estabas cansada?—suspiré.
—El hablar con Griffin me quitó las ganas de dormir.—me encogí de hombros.
—¿Qué haces?—señaló mi computadora.
—Edito el vídeo del viaje. Fue el mejor de toda mi vida.—él sonrió.
—¿Qué te dijo Griffin?
—Que no confía en mí, porque no le conté que nos besamos, lo cual me hace dudar de quién diablos le dijo.—hablé casi enojada. En parte estaba molesta, pero también era mi culpa. Jaden suspiró.
—Fuimos todos. Comenzó con una broma de Marie y luego nos preguntó qué pasó en la fiesta de Anthony, ya que no recordaba nada y tú no le dijiste mucho... comenzamos a decir estupideces hasta que se enojó porque bromeamos contigo y de que se habían besado. Al principio en serio creyó que era broma, hasta que todo se tornó tenso y le dijimos la verdad. Luego la cagamos más diciendo que ibas a volver con Blake, porque estábamos seguros de que iba a llamarte y a darte esa charla antes y no queríamos eso... luego le dijimos que era mentira, pero no nos cree. Te quiere, Pey. Actuaba como un novio celoso.—suspiré.—Lo siento.
—Me alegra que seas sincero, Jaden. De todas formas, mañana se van, por lo que a mí me quedan tres días sola en casa hasta viajar a Alemania.—sonreí.—Podré pensar con claridad y olvidarme de Griffin.
—Ve a dormir, Pey. Son casi las seis y treinta. —asentí.
—¿Tú qué haces despierto?—le pregunté mientras apagaba mi computadora.
—Me voy a las nueve.—una ola de tristeza me recorrió el cuerpo. Me ponía triste saber que no estaría con ellos como por dos semanas.
—¡Diablos!—lo abracé.—Te voy a extrañar mucho. Te avisaré de mi proceso de superación cuando compre mi teléfono mañana.—reímos.
—Te quiero, Pey. Mucha suerte.—nos separamos y subí a mi cuarto para dormir.
—¿Pey? Despierta, debemos despedirte.—escuché la voz de Nick. Me senté en mi cama, aún tenía mucho sueño.
—¿Ya se van?—lo miré confundida y él asintió. Me puse mis pantuflas y bajé junto a él. Allí estaban todos con sus maletas.—No quiero llorar. Pero juro que voy a extrañarlos.—vinieron a abrazarme y sonreí triste. No quería que me vieran así. —Mucho amor, en serio no quiero llorar.—rieron.
—Aquí está el papel al que le tienes que hacer el regalo para año nuevo. Ábrelo cuando nos vayamos.—me dijo Nick. Asentí y lo abracé. Luego de despedirme de cada uno, solo me quedaba Griffin.
—Antes de irte... Debes saber no fue fácil hablarte de ese beso, porque estás con alguien, Griffin. No quería...—suspiré.—No sabía cómo decírtelo sin sentirme mal por lo que sucedió.—solo miraba a un punto fijo.—Y por último, algo que no me dejaste decirte anoche. Blake y yo no vamos a volver a intentarlo, eso nunca pasó ni va a pasar, ambos lo dejamos en claro. Somos mejores amigos, Griffin... y puedes confiar en mí. Para lo que sea, puedes hacerlo.—me miró y suspiró.
—Suerte con tu familia. Feliz navidad.—dejó un beso en mi mejilla para luego irse. Cuando la puerta se cerró, comencé a llorar. Últimamente lloraba por todo y no era bueno. Me partía en mil pedazos saber que Griffin estaba con otra chica, estaba enamorado de esa chica. Un beso generó que todos mis sentimientos me diesen a entender que es Griffin a quien quiero. Pero el dolor más grande es saber que no lo tendré. Me odia tanto que yo no tengo el valor de hacerlo.
—Debes dejar de llorar, Peyton. No solucionarás nada con lágrimas de cocodrilo.—me paré y vi la hora en el reloj de la casa. Casi las seis. Subí a ducharme y cambiarme para salir de casa e ir a comprar un maldito teléfono. Cuando llegué a la tienda, no sabía qué diablos comprar. Tenía un iPhone 7... podía darme el gusto de autorregalarme un buen teléfono para Navidad. Cuando lo elegí, lo pagué y coloqué el chip en ese momento para configurarlo rápido y así poder tener con quién hablar. Guardé la caja y lo demás en mi mochila y fui a un Starbucks. Pedí mi café y me senté en una mesa.
De la nada algunas fans estaban fuera del Starbucks, no eran más de cuatro o cinco. Les sonreí y fui hasta la barra, compré algunas galletas, tomé mi vaso y salí con ellas. No eran más que unas diez.
—Si mantienen el secreto, podemos sentarnos en aquel parque un poco escondidas y charlar. Pero solo ustedes, si no será un caos total.—ellas asintieron y me miraron con sus ojos brillosos sin poder creerlo. Fuimos al parque y nos sentamos en el suelo entre unos árboles.
—No puedo creer que hagas esto.—reí y abracé a la chica.—¡Eres genial!
—¿Por qué no estás con los chicos?—me preguntó otra.
—Ellos se fueron con sus familias, volveremos a vernos antes de año nuevo.—ellas asintieron.
—¿Son buenos? ¿Te tratan bien?—sonreí.
—Son los mejores compañeros del mundo, son mis mejores amigos. No creo que estoy viviendo con ellos. Volver a convivir con Bryce es lo mejor de todo, es divertido volver a pelear cada tanto.—reímos.
—¿Y Griffin? ¿Ya son novios?—mis ojos se abrieron grandes, alcé mi ceja queriendo evitar que cualquier cosa que diga, no me quiebre en ese momento. Pero el nudo en mi garganta se hizo presente antes de tiempo.
—No chicas. Griffin y yo solo somos amigos.—suspiré y sonreí evitando que notaran mi tristeza.—Nada más que amigos.
—Sería hermoso que estuvieran juntos. ¿Sabes? Siempre prefería a Blake sobre todo. Pero tú y Griffin son otra cosa.—sonreí de lado sintiendo las lágrimas acumuladas en mis ojos.
—Parece que en serio tienen una gran conexión.—si supieran cómo estamos en este momento. Bajé mi mirada triste.
—¡Y son super tiernos! ¿Por qué ya no subieron más videos?—las lágrimas cayeron por mis mejillas.—Mierda, lo siento. ¿Dije algo malo?—negué mirando a las chicas. No quería quitarles la felicidad de su rostro, pero tampoco podía mentirles.
—Lo siento. No estuve pasando buenos momentos estos últimos días. Los chicos me ayudaron mucho, por eso el viaje a Hawai. Griffin y yo estamos bien, no nos vimos este último tiempo porque se fue con su familia, yo me fui de viaje y ahora volvemos a separarnos... y también... tuvimos un malentendido, no sé si se solucionó pero estamos bien. Solo...—suspiré secando mis lágrimas.—Lo siento, traigo esto desde hace mucho guardado y ustedes no deberían verme así en este momento.—las chicas me sonrieron.
—No hay problema, Pey.—les sonreí.—¿Pero no están enojados?—negué y sus caras fueron de alivio. No podía decirles que nuestra relación era neutra, con un poco más de odio. No podía creer que en tan poco tiempo... me odie.
—¿Y Blake? ¿Lo intentarías de nuevo?—miré a la rubia y negué.
—Lo hemos hablado y fue mejor quedar como amigos.—sonreí y miré la hora en mi teléfono. Casi las ocho.—Lamento decirles que debo irme. Pero puedo tomarme fotos con ustedes antes de hacerlo.—todas me miraron con ese brillo particular que tienen siempre que los veo. Luego de miles y miles de fotos. Las abracé y volví a casa en un taxi. Esas chicas me habían alegrado el día.