Las estrellas estaban alumbrando hermosamente el cielo mientras suspiraba hastiado. Si tuviera la posibilidad de arrancarse la jodida cabeza no dudaría en hacerlo, sentía que estaba en lo correcto en haber detenido a Mark esa vez que intentó llegar a más o mejor dicho, cuándo se dejó llevar por el momento. Seguía pensando en eso último, esa idea a pesar que el menor se lo negara rotundamente, necesitaba pensar así, realmente era lo mejor o terminaría haciendo cosas indebidas. Quería mentalizarse que solamente había sucedido esa situación por las circunstancias en la que estaban, nada más.
Odiaba que la moral estuviera de por medio cuando se trataba de su pequeño hermanastro. Pero es que joder, ¿Cómo iba hacerle todas esas cosas que se le estaban pasando por la cabeza? Justamente después de esa plática nocturna que tuvieron en las orillas del mar empezó arrepentirse de haberse negado o haber apartado a Mark cuando las cosas empezaban a subir de tono. Era ridículo y lo sabía, anteriormente cuando se trataba de acostarse con alguien —aunque todas eran mujeres —nunca se negó ni le importaba que algunas de ellas fueran a tener su primera vez con él ni nada por el estilo con tal de conseguir lo que quería. Ahora todo era totalmente distinto, sentía que estar con Mark era el mismísimo pecado y que sin duda se iría al infierno. No está demás en recalcar que era solamente un ser inocente e indefenso frente sus ojos, también un menor de edad y...su hermanastro. Pero si era más honesto, lo que más le preocupaba además de la moral era su experiencia. Es decir, no quería que su primera vez fuera con cualquiera solamente porque se estaba calentando y la tentación fuera más fuerte. Claramente se estaba preocupando demasiado, podía parecer un loco exagerado, pero no era cualquier cosa hacer el amor con el menor, claro que no.
Desordenó sus cabellos con frustración. Estaba volviéndose loco, porque además de pensar en todo eso... también estaba la tentación que lo consumía sin piedad alguna, era tan cruel que el propio autocontrol se estaba yendo a la mismísima mierda.
— Hyung, ¿No piensa irse a dormir?
Esa suave voz lo hizo salirse de sus pensamientos y miró a la persona causante de sus líos internos. Levantó la comisura de su labio pasando unos de sus mechones que cubrían un poco sus ojos hacía atrás. Negó levemente.
— Quiero estar aquí un poco más, pensé que ya estabas dormido. ¿Necesitas algo? —enarcó una ceja y mordió su labio inferior sin aplicar fuerza.
Mark abultó sus labios mientras jugaba con sus dedos, se acercó lentamente al mayor con lentitud y se sentó en sus piernas. Dirigió su mirada hacía el cielo dando un leve suspiro. Luego de unos segundos asintió.
— Quiero estar con hyung. ¿Puedo? —giró su rostro hasta conectar con la mirada ajena.
Tragó en seco al sentir al menor encima suyo, era lo que menos estaba necesitando en estos momentos. ¿Acaso Mark no tenía piedad con él? Quería contener todas sus intenciones poco inocentes pero estas actitudes del más bajito no ayudaban en nada.
Aclaró su garganta, pensó en si hacer algún otro movimiento o no ya que su situación además de torturante, también la encontraba lamentable. Pero tampoco es que se podría negar a un acto tan pequeño y quizá insignificante. Sin embargo ya no quería pensar en eso ahora, así que finalmente rodeó la cintura del menor con sus brazos y lo acomodó entre sus piernas.
— Claro que puedes...— dijo mirándolo fijamente y luego desvió la mirada hacía el cielo nuevamente.
No quería privarse de hacer éstos gestos/acciones que ya se habían vuelto normales entre ambos. Pero anhelaba si le dieran un tiempo para estar solo y calmar su estúpida cabeza.
Mark se le acercó hasta llegar a su cuello e inhaló esa zona. Lo miró con el ceño fruncido e hizo una mueca de disgusto.
— ¿Volvió a fumar? —inquirió con amargura.
La verdad es que lo único pensaba que podía de alguna manera relajarlo como siempre lo hacía era fumarse un buen cigarrillo. Claramente no fue de ayuda, pero se le había olvidado ese detalla y en lo que había quedado con está situación.
— Lo lamento, está vez no me controlé —murmuró volviéndolo a ver.
Mark deslizó las manos hasta sus hombros. Desvió la mirada hasta los labios de Jackson y relamió los propios, se acercó hasta quedar solamente a unos centímetros.
— Entonces tendré que recordarle en donde realmente se tiene que descontrolar —susurró contra sus labios.
En ese entonces Jackson ya estaba totalmente ido, sintió como el menor estampó sus labios con los suyos. Sin separarse, Mark se puso de pié y se volvió a sentar colocando sus piernas alrededor de las caderas del Chino. Éste último mencionado no evitó en acercarlo más sacando un pequeño jadeo al contrario. Entre abrió sus labios para hacer pasar a los ajenos y así moverlos lentamente dejándose llevar por el deseo que estaba conteniendo.
Jackson lentamente fue deslizando sus manos a su cintura, apretó levemente esa misma zona mientras se dedicaba hacer una guerra de lenguas con el menor, comenzaba a sentir su estómago revolverse y su entrepierna cobrar vida. Por lo que no dudó otro segundo para apartarlo con suavidad, no quería que Mark terminará notando eso ni mucho menos quería descontrolarse.
— Ya es tarde, vámonos a dormir pequeño travieso — sonrió con tranquilidad pura, como si nunca estuviera sintiendo como su miembro se endurecía ni mucho menos como su mente le decía a gritos que lo hiciera suyo de una maldita vez.
Mark hizo un puchero, pero solamente asintió y se bajó de encima de Jackson no sin antes de robarle un último beso.
Suspiró aliviado cuándo siguió con la mirada a Mark hasta que entró a la habitación. Pero se devolvió y se volteó a verlo.
— Hyung, ¿No viene? —preguntó tallando sus dos ojitos.
Adorable. Fue lo único que pensó antes de responderle.
— Voy en un momento, ve acostarte por mientras —suavizó su voz y le dedicó una sonrisa.
Mark solamente asintió y entro nuevamente al cuarto. Ese fue una gran oportunidad para calmarse, debía de hacerlo.
¿Porque estaba siendo tan torturante todo esto justo ahora? ¿Es que realmente tenía tantas ganas de...
Su móvil comenzó a sonar interrumpiendolo, suspiró hastiado y lo sacó de su bolsillo. Frunció levemente el ceño al ver que se trataba nada más que de su madre.
— Hola, mamá —intentó sonar lo más animado posible, porque tampoco quería hablar con ella. Pero como no la está viendo seguido sería descortés no contestarle.
— ¿Cómo están? Los extrañamos un montón.
Quería reírse, no iba a creer ni una pizca de esas palabras. ¿Qué padres se van un jodido año y deja, en este caso, a un niño solo? Más que nada el padre, pero lo encontraba demasiado irresponsable.
Suspiró levemente, contuvo en decir cualquier cosa desagradable.
— Me imagino —fue lo único que podía decir por el momento.
— Jackson, espero que de verdad estés respetando mis reglas y no andes llevando a mujeres a la casa ni a nadie más, Mark puede estar en peligro con cualquiera que entre ya que tus amistades son de esos raritos y si le hacen algo tú tendrás que sufrir las consecuencias.
Se quedó callado, sentía un gran nudo en su garganta. Pasó su lengua por dentro de su mejilla y apretó sus puños.
— Cuídate, adiós —colgó sin más y se dejó caer en el sofá.
Sentía rabia y culpa a la vez invadirlo como una bomba por dentro. Rabia, porque detestaba como su madre se dirigía a raritos por su amigos que eran homosexuales. Odiaba que fuera de mente tan cerrada, que no supiera respetar las preferencias de otras personas y que no sea capaz de comprender que todos somos distintos. Y culpa porque... tenía pensamientos indebidos.
¿Que pensaría su madre si supiera que él es el que quiere hacerle muchas cosas que no están para nada bien? ¿Que con él puede estar en peligro y no con sus amigos "raros"?
Sabía perfectamente en el gran lío que se metería si su madre se enteraba que se estaba interesando en un hombre, en un adorable e indefenso pequeño que lo estaba llevando al borde de la locura. Pero lo peor...su hermanastro. Quería darse un tiro ya mismo.
Decidió en irse al cuarto, retuvo el gran suspiro que quería salir de su boca al ver al menor durmiendo semidesnudo. Solamente tenía su bóxer de autos por los alrededores de la tela. Inevitablemente recorrió el deseoso cuerpo de Mark de piés a cabeza. Soltó un bufido de frustración y decidió en deshacerse de su ropa quedando en ropa interior igualmente.
Apagó la luz y se acostó al lado del pequeño, se cubrió con las frazadas dándole la espalda a Mark. Era lo mejor. Pero no sirvió de anda cuando sintió unos delgados brazos rodear su cintura.
— Seunie hyung, duerma bonito —depositó un corto beso en el cuello de éste.
Su corazón bruscamente reaccionó al oír ese apodo, que saliera de Mark lo hacía...tierno.
Relamió sus labios, tomó las manos del menor. Pero Mark entrelazó sus dedos con los de Jackson apenas sintió su tacto.
Cálmate Jackson. Se dijo así mismo antes de cerrado sus ojos y dejar salir un suspiro.
— Igualmentemente, Markie.
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se viene la maratón en unos días más, ahora quise dejar esto porque me he tardado en actualizar.
espero que les guste.
gracias por leer
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cuídense pollitos. 🖤🖐️